Amelia había dejado a Henry en el preescolar después de hablar con su profesor sobre la nota que había mandado.
—Henry es buen alumno, para su edad sabe leer y escribir mejor que sus compañeros, pero sus habilidades socio emocionales son lo que me preocupa.
La mujer trataba de no moverse mucho para no hacer muecas de dolor por las marcas en su espalda, a raíz de esa nota.
—Solo es tímido, mi esposo y yo no tenemos más familia aquí y tampoco planeamos tener más hijos.
<<No traeré más hijos al mundo para que sufran por ese malnacido>> pensó Amelia con amargura que disfrazó con una sonrisa.
—Quizá...¿tenga problemas en casa? —aventuró a decir el profesor, Amelia hizo lo posible para mantener su cara neutral para no delatarse y con la voz más dura que pudo encontrar le dijo:
—No es de su incumbencia, Henry es buen niño y cumplirá con sus tareas y hablaré con él para que sea más amistoso, con permiso.
Salió del salón y tras despedirse de Henry y prometer venir por el más tarde, se fue a comprar lo que hacía falta en casa, un descuido más no sería perdonado con facilidad y ella temía que ahora Henry fuera el blanco de John.
(...)
Al hacer la compra en el supermercado se sentía tan normal que a veces olvidaba la caótica y miserable vida que llevaba con John y algunas veces...hasta podía imaginar que Liam estaba con ella, que Henry era su hijo y que quizá tendrían otro bebé...hasta que su propia mente la hacía regresar a la realidad, daba gracias a Dios que Henry no tuviera nada de su padre.
Siguió comprando y cuando iba por el pasillo de detergentes, Amelia realmente pensó que su mente le jugaba una mala pasada.
Si bien su cabello estaba más largo y sus rasgos más afilados y maduros, era la misma persona con la que había crecido durante la infancia; Liam Jones.
Quiso acercarse, era tan tentador ¿la odiaría? ¿La reconocería? Ni ella misma lo hacía, la mujer que la saludaba todos los días en el espejo; no era ni la cuarta parte de la joven que fue en la adolescencia.
De todos modos, Liam estaba tan cerca...
—Dis...—Liam estaba de espaldas y su mano casi pudo tocarlo, pero en el último minuto una mujer llegó a tomarlo del brazo; cabello negro, figura de reloj de arena...al menos eso de perfil.
—¡Liam ya encontré lo que buscaba! —Empujó a Amelia sin prestarle atención, por ende Liam tampoco se dio cuenta, dejando a la joven madre muy afligida.
¿Él ya la había olvidado cuando ella no podía evitar recordarlo a cada momento?
(...)
Con los ánimos apagados, Amelia llegó por Henry poniendo su mejor sonrisa que el pequeño correspondió.
—¡Mamá! —Henry corrió a abrazarla y ella le correspondió y lo cargó.
—¿Te portaste bien, mi pequeño corazón? —Henry asintió con una sonrisa, sus pequeños y poco definidos rizos rebotaban graciosamente, volvió su cabeza para ver si John venía con su mamá, el niño se vio aliviado al no verlo y Amelia lo notó, abrazándolo más fuerte; recogió la mochila del profesor y se fue al auto.
Después de acomodarlo en su asiento, ella comenzó a conducir.
(...)
Dejo a Henry en la sala jugando para comenzar a cocinar, con suerte algo que le gustará a John.
Pensaba en Liam mientras cocinaba y en esa mujer que estaba con él, por un lado, le daba gusto que Liam cumpliera su sueño de salir de Ravencreek, pero por otro se lamentaba amargamente haberse convencido de que John era su gran amor y que sería feliz con él, algo muy alejado de la realidad.
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Sempiterno
Romance"Otro cuerpo y cara se te dará para que a tu amado puedas encontrar, sin embargo una advertencia hay: Si no es capaz de reconocerte, un precio ambos han de pagar" El precio fue dado y ahora el reloj gira para no detenerse; reencarnación tras reenca...