"Eres una chica muy valiente, Katherine"
"A nadie le importa tu cumpleaños"
"¿Acaso vas a rechazar la amabilidad de mis amigos?"
Katie despertó sudando, siempre eran las mismas frases, el mismo sentimiento...el mismo asco que le producía recordar su pasado. Pasó una mano por su cabello empapado y volteó a ver a una de las pocas personas que le producía seguridad y tranquilidad: Roland Dagger.
Estaba acostado a un lado de ella, vestido solo con un pantalón de pijama haciendo que su pecho estuviera descubierto respirando con suavidad, como si nada pudiera molestarlo.
Katie acaricio su incipiente barba con cuidado de no despertarlo mientras pensaba en lo mucho que amaba al hombre que se había colado en su corazón con la paciencia suficiente como para no rendirse.
Había sido adoptada por la familia Jones cuando tenía seis años y un largo historial de maltrato de parte de su familia biológica. Ella misma no se consideraba apta para ser adoptada, estaba rota y no tenía arreglo. Con su expedienté nadie en su sano juicio la adoptaría.
Pero llegaron dos personas que cambiaron su mundo: Keith y Emilie, a quienes no les importaba cuan rota estuviera y la hicieron parte de su familia.
Después pudo conocer a Liam, su hermano...el segundo hombre en el que confiaba con plenitud de que no le haría daño, el primero había sido Keith y hasta la fecha seguía pensando igual solo que ahora existía un tercer hombre.
Aquel niño que no respetaba el espacio personal, que sonreía por todo y que no parecía tener problemas con nadie. Ni siquiera con ella que había sido hostil en su primer encuentro.
"—¡Hola soy Roland! —La abrazó de improviso y ella nerviosa lo empujó"
Ese día pensó que había metido la pata y que sería llevaba de regreso al orfanato, pero quedó sorprendida ya que al día siguiente, el mismo niño había llegado a su casa con una flor y un paquete pequeño de chocolates.
"—Lo siento, mi mamá me dijo que tenía que respetar el espacio de los demás y que tú no te sentías cómoda con alguien tan espontáneo. —Sus mejillas estaban sonrojadas, pero aún así se las arregló para extender sus brazos y darle lo que traía— Son para ti, mi mamá y Mia me ayudaron ¿No te gustan? —preguntó desanimado al notar que ella no decía nada."
A Katie le había encantado el detalle, pero como nunca le había pasado algo así, no supo cómo reaccionar, solo tomó lo que le ofrecían y se fue. Roland quedó confundido, pero no dejo de ir a visitarla.
Pasaron los años y el mutismo selectivo de la pequeña comenzó a aminorar, en especial porque Roland parecía tener la misión de hacerla hablar y pese a todo, dejo de incomodarle...se había convertido en una persona especial para ella.
—Me haces cosquillas —susurró el chico, sacándola de los recuerdos, todavía tenía los ojos cerrados, pero ya estaba despierto aunque su voz se escuchaba ronca por el sueño.
—Perdón. —Se excusó la mujer y dejó de acariciarlo, ante eso, Roland abrió los ojos y una mirada de comprensión decoro su semblante.
—¿Otra pesadilla? —Quiso abrazarla, pero no sabía si ella quería ese tipo de contacto, entonces sólo le abrió los brazos y dejó que ella decidiera.
Katie se acerco a su novio para poner su cabeza en su pecho, sus latidos eran relajantes y el tacto de su mano acariciando su cabello la hacía sentir mimada y protegida.
—Ro...—susurró tan bajo que apenas y pudo ser escuchada—Ro...¿Por qué sigues conmigo? Estoy tan rota... —escondió su cara para que él no la viera llorar, aunque no fue muy efectivo pues aún cuando no podía verla, una parte del corazón de él se estremecía al sentir sus lágrimas mojándole el pecho.
—Katherine, te amo y aunque tú digas que estás rota, yo amo cada parte de ti, cada pedazo, con sus miedos e imperfecciones...porque todo eso te hace la mujer que eres hoy. —Le dio un beso en el inicio del cabello—, eres mi luz dentro de la oscuridad, nunca lo olvides, mi amor —alzó su cara y depositó un suave beso en la comisura de sus labios.
Katie saboreo ese dulce toque, que aunque inocente, le demostraba el respeto, amor y comprensión que Roland le ofrecía.
Él estaba equivocado, ella no era una luz en la oscuridad...
Era él quien había llegado a iluminar sus días oscuros y llenos de temor.
Ambos volvieron a acostarse, pero ahora Roland abrazaba a Katie buscando protegerla de sus pesadillas.
Los dos eran piezas de un rompecabezas que no tenía pies ni cabeza, pero..
Él no vio sentido a su vida hasta que la besó.
Ella estaba en el abismo hasta que él le sonrió.
Eran perfectamente imperfectos y no les importaba.
Dedicado a las dos personas que son mi luz dentro de mi profunda oscuridad: DaniCP13
Y A_Harriet_ONeilSin ustedes hace mucho me hubiera rendido ¡Gracias por estar para mi! ¡Las quiero!
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Sempiterno
Romance"Otro cuerpo y cara se te dará para que a tu amado puedas encontrar, sin embargo una advertencia hay: Si no es capaz de reconocerte, un precio ambos han de pagar" El precio fue dado y ahora el reloj gira para no detenerse; reencarnación tras reenca...