Iván Mercier
Ahí estábamos los dos bailando mientras la música retumbaba por todo el lugar, mi mano es su cintura, ella agarrada de mis hombros moviéndonos de un lado al otro al ritmo de la música. Al estar tan cerca de ella podía oler su perfume, era un poco dulce pero tanto simplemente era perfecto.
La mire y ella cerró los ojos disfrutando la música que sonaba, hice que se diera vuelta para dejar su espalda contra mi pecho.
-¿Es usted así siempre? -dijo con un tono burlón.
-Usualmente no -coloque mis brazos en su cintura- pero cuando algo me interesa soy muy persistente.
-Ya veo -afloje mi agarre para bailar enfrentados-, al parecer tenemos algo en común.
-¿Debería temerle a eso? -dije con una sonrisa.
-Si no te gusta quemarte entonces si -me devolvió con una sonrisa.
-Si me eres tu quien me quema - pase mi mano por su columna hasta su espalda baja- entonces me dejo.
-Retador -respiro profundo para largarlo enseguida.
Seguimos bailando en el lugar, pasaron muchas canciones hasta que paso una muy lenta. Su rostro bajo los reflectores de colores se veía bien y su ropa resaltaba, mientras bailábamos ella en algunos momentos cerraba los ojos para disfrutar la música.
-¿Te gusta esta canción? -dije sacándola del trance.
-Es mi favorita.
Cuando la miraba podía ver cómo gesticulaba partes de la canción, su mano pasó por mi torso hasta mi cuello, repetí el movimiento y la acerque mas a mi. Podíamos sentir nuestras fragancias por la cercanía que teníamos, teníamos nuestra propia burbuja donde importamos nosotros solos y sin preocupaciones solo nosotros. Pase mi mano por su mejilla removiendo los pequeños cabellos detrás de su oreja.
Nos miramos a los ojos, su mirada bajó a mis labios mientras que la mía bajo a los suyos, nos acercamos hasta que nuestros labios se juntaron, un beso. Uno lleno de lujuria, deseo y sensualidad, su mano fue hacia mi nuca tirando levemente el cabello de esa área provocándome soltar pequeños gruñidos y mi mano en respuesta termino en su trasero.
Cada uno abrió la boca un poco más para darle espacio a nuestras lenguas, hace mucho tiempo que no tenía un beso como este y eso que he besado mucho últimamente. Aquel beso se había llevado mucha de nuestras energía y respiración, nos separamos un momento para poder recuperar el aliento y seguir.
Su mano bajo desde mi cinturón hasta la erección que se asomaba en mi pantalón y lo estímulo por encima del pantalón lo que hace que crezca mas, mi mano fue hacia su pecho pero lo más disimulado porque estábamos en público. Los dos estábamos dispuestos para llevar a esto a algo más, mi teléfono vibró en mi pantalón al igual que el de ella en su falda.
-Discúlpame -dijimos al mismo tiempo, ella se mordió el labio y nos volteamos para atender.
-¿Si? ¿Con quién hablo?
-Hijo soy yo papá, te llamaba para decirte que hay que retirar a Anna del hospital -respiro hondo- y como serás su esposo me parece prudente que tu la retires.
-Estoy algo ocupado -frote mi cien y voltee a ver a Aleska quien parecía discutir con alguien-, ya veo que hago solo déjamelo a mi ¿si?
-De acuerdo -y colgó.
Guarde mi teléfono en mi bolsillo y me fije si Aleska ya había terminado su llamada, al igual que yo se veía frustrada.
-¿Todo bien? - me miró mientras guardaba su teléfono.
-Algo de la oficina -miró hacia la salida del lugar-,me tengo que ir lo siento. Si quieres puedo darte mi numero.
-Si claro igual yo también me tengo que ir.
-Seguro, ¿Me prestas tu teléfono? -se lo entregue y puso su numero ahí- nos estaremos viendo.
Y sin más se fue, camine hacia mi auto y me dirigí hacia al hospital.
No podía parar de recordar su olor cerca mío, como se agito cuando la acerque más a mi pecho, como había mordido su labio al separarnos, el solo pensar en ella me ponía duro. Radia de algo que no puedo definir, tiene ese algo que te llama la atención, que te intriga y que te dice "¡Vamos! Pruébame se que quieres hacerlo! pero por mas que quiera ese momento va a tener que esperar un poco más.
Cada vez estaba más en el hospital y ahí fue cuando olvide a Aleska pero no por completo. Al llegar vi como sus cosas ya estaban listas para irse
-Pensé que nunca llegarías -dijo levantándose de su asiento.
-Lo siento, -dije mientras tomaba sus cosas- estaba ocupado y después me habían avisado que estabas lista.
Asintió con su cabeza y se paro de la silla, mientras la miraba pararse pude ver de que ahora está completamente bien, sus suturas están sanas igual que no hay yesos en sus brazos. Se veía mejor y no solo por su físico.
Nos subimos al auto en completo, la radio sonaba canciones al azar que no conocía y dudo que ella lo haga, los faroles de la calle alumbraban el auto y las calles quien estaban desoladas.
-¿Quieres ir a tu casa? -vivíamos separados, como les dije antes nuestro matrimonio es arreglado aunque se que ella siente algo por mí y créanme no es mutuo.
-Claro -se ve que la saque de algún tipo de trance porque ha estado mirando la luces de la calle desde que arrancamos.
Su casa no era tan lejos desde el hospital por eso mismo el viaje no fue tan largo, las calles en este momento estaban desoladas, no se veía ni un alma por la calle excepto nosotros.
Llegamos y pusimos sus cosas en su cuarto, estábamos los dos en el sofá viendo televisión. Al estar en el sofá con Anna no podía sacarme de la cabeza a Aleska, en que hubiera pasado si no nos hubieran llamado por teléfono.
Entre como en un trance y cuando reaccione ya tenía a Anna besándome el cuello.
-¿No dijiste que querías esperar hasta la boda? -y si no mal recordaba era cierto, estuvimos apunto de hacerlo pero ella dijo que no.
-Tal vez cambie de parecer.
Hoy hay maratón ¡SIGAN!
Martina.
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Pasos prohibidos
RomanceEuforia, pasión, lujuria eso es lo que sienten uno por el otro, un tipo de juego que solo ellos conocen con especificaciones. Aleska Petrov, una abogada de mucho prestigio y una de las mejores en su rubro, un encuentro con viejos amigos hace que c...