Iván Mercier
Su piel desprendía un olor a avena junto con karité y es fascinante como quedas embobado por la fragancia.
Ella me tomó por los hombros y me dio vuelta, una vez arriba empezó besando mi cuello seguido por mis clavículas y más abajo, ella bajó hacia mi abdomen dejando un camino de besos hacia mi entrepierna.
-Oí que despediste a alguien por hacer esto, -dije sonriendo y apenas termine esta frase-¡ah!
Mientras termine de hablar ella había puesto mi erección en su boca, con su mano movía el tronco para arriba y hacia abajo. Era placer puro y mi mente quería más.
Varias veces intentó tomar mi mano mientras seguía con el oral, yo no le entendía hasta que ella se sujeto el cabello y la ayude. Una vez que tenía su cabeza entre mis manos aumente la velocidad y era muy rápido, no quería venirme así.
Nos obligue a separarnos, ella quiso protestar pero la bese antes de que continúe. La tome por sus muslos y la cargue hasta su escritorio, tenía un condón en mi billetera me lo puse y la penetre.
-Cielos -dijo después de meterme en ella.
Lo estrechas que estaban sus paredes me quiso enterrarme en ella, empecé a embestir hacia ella despacio para después agarrar un ritmo más rápido, me volvía loco como le costaba devolverme la misma intensidad de los besos, su boca estaba en mi oreja y yo podía escuchar claramente como soltaba pequeños gemidos. Los dos estábamos apunto de entrar en climax, mientras más aumentaba la velocidad podía sentir como sus paredes reaccionaron a esto.
Sus piernas estaban alrededor de mis caderas y a veces sentía como estas temblaban.
-Mas rápido -pidió y así lo hice.
Yo encajaba perfectamente entre sus piernas lo que lo hacia mas excitante, la parte inferior de mi cuerpo estaba en llamas era como si ella provocara ese fuego, aquel que te atrae.
Sus gemidos era cada vez más constantes al igual que los míos, en aquella oficina se escuchaban nuestras agitadas respiraciones y el choque de nuestras pieles.
-¡Dios Iván! -dijo agitada y tiró su cabeza hacia atrás.
-¡Ah! -los dos al mismo tiempo nos habíamos corrido.
Y yo no pare ahí, voy a seguir hasta que sus piernas tiemblen, en mi cuello dejo besos hasta mi mandíbula para luego atacar mi boca. En algunos puntos paraba por lo agitada que estaba pero después seguía.
-¿Hola? -dijeron a lo lejos.
Yo le tape la boca a Aleska porque estaba a punto de gemir y le hice señas de que guardara silencio.
-¿Dejaste la puerta cerrada? -dijo ella preocupada y yo asentí.
- Hagamos silencio y después se irán -ella parecía estar de acuerdo-¿alguien tiene la llave de esta oficina?
-No, todos piensan que mi oficina es más arriba.
La persona que estuvo ahí afuera intentó entrar varias veces pero nadie respondió y se dio por vencido o vencida, salí de ella puse a su lado intentando asimilar que paso.
-Estuvo bueno -dijo rompiendo el silencio.
-Cierto -dije sonriendo, la vi pararse para vestirse.
Mientras que ella hacía sus cosas yo me dedique a buscar un cesto para tirar el condón, cuando la mire más de cerca me di cuenta que tenía unos lunares en su torso al igual que un tatuaje en su costilla, no tuve tiempo de detallar su cuerpo completo.
-Nadie se puede enterar -dijo señalándonos.
-¿Por? -sabía porque pero la quería molestar.
-No es muy ético que me acueste con un cliente luego de tener una pelea con su prometida ¿o si?
-Claro, tampoco me beneficiaria a mi -ella me miro- ,el escándalo que se armaría si sale a luz.
-¿Secreto? -extendió su mano para confirmarlo.
Tome su mano y sin que se diera cuenta la hice girar sobre ella misma para luego apoyarla en mi pecho.
-Pero esto se puede repetir ¿no es así? -dije en su oreja.
-Por supuesto -se volteo y me miró- mientras que el otro acceda.
-Necesito saber algo -dije tocando su costillas- ¿Qué significa?
-Pensé que sabias ruso -dijo irónica.
-Se algo pero no mucho.
-Entonces nunca lo descubrirás -se acercó a mi mejilla y dejó en beso para recoger lo que estaba en el suelo.
Aproveche y me vestí, arregle mi ropa como estaba antes de llegar y senté enfrente del escritorio, donde tuvimos sexo, el lugar donde ella y yo tuvimos sexo.
Ella se sentó en la gran silla frente a mi pero esta vez estaba seria.
-El contrato será firmado ¿o no?
-Yo me encargo -dije mirando las nubes negras en el cielo, una gran tormenta se avecina.
-Está bien -dijo guardando el contrato.
Miraba sus expresiones faciales mientras ordenaba su escritorio, ella tiene un bello rostro incluso cuando tiene un expresión seria. Su rostro serio tenía un cartel gigante diciendo "no me hables".
Me paré de mi asiento y camine hacia Aleska, ella seguía mis movimientos con la mirada.
-Tengo una propuesta para ti -ella dejó de moverse y me miró-,necesito un abogado pero en este caso sería una abogada. Veras, mi abogado me esta generando mucha desconfianza y cuando se trata de negocios soy muy serio -ella me miraba mientras asentía con la cabeza.
-Al grano -dijo con los brazos cruzados.
-¿Podrías ser mi abogada? -solté de repente.
Su silencio me estaba matando, desde que solté aquella bomba no hablo era como si estuviera calculando las probabilidades, su mirada quedó fija en mis ojos y a la vez parecía que contaba algo con sus manos. Salió de su trance y se quede en frente mío.
-Seria un placer trabajar con usted -dijo extendiendo su mano con una sonrisa.
Su respuesta me cayó como un balde con agua helada, que alivio.
- Por supuesto -dije sonriendo mientras besaba su mano.
Vengo a decirles que pronto todo se irá a la mierda.
Martina.
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Pasos prohibidos
RomanceEuforia, pasión, lujuria eso es lo que sienten uno por el otro, un tipo de juego que solo ellos conocen con especificaciones. Aleska Petrov, una abogada de mucho prestigio y una de las mejores en su rubro, un encuentro con viejos amigos hace que c...