La biologia esta en nuestra contra

35 7 3
                                    

Aleska Petrov

Me emocionaba estar en este evento, el ballet había sido parte de toda mi vida incluso ahora, la mayoría de la gente elije distintos hobbies para pasar el rato pero yo no cambiaria el ballet por nada en el mundo, el ballet era como un conector a otra realidad, una realidad que yo manejaba a gusto.

Me cruce con muchos conocidos en este evento pero no esperaba que un Mercier estuviera presente.

Mientras hablaba con el arrastraba mis palabras sonando atrevida pero sin llegar a ser vulgar.

- Ya vengo -dije mientras contorneaba mis caderas delicadamente hacia el baño, mis intenciones eran obvias.

Camine  hacia el baño y hice mis necesidades, salí del cubículo y me estaba lavando las manos cuando siento una respiración detrás de mi.

- Es divertido como estamos recreando esto -dije mirándolo atreves del espejo.

- ¿Qué cosa? -se acerco a mi y puso su cabeza en el hueco de mi cuello.

-La primera vez que nos conocimos -dije sintiendo su colonia entrar por mis fosas nasales.

- Oh -dijo alargando la o- pero creo que le vamos a agregar cosas a esta historia.

- ¿Como? -dije con una sonrisa.

Sus manos estaban en mi cadera, su cara en mi cuelo y su boca dejaba besos en mi cuello, incline mi cabeza a un lado para que siga y el contacto de su boca con mi piel, me volvía loca.

- Amo como hueles -dijo ronco.

- Si quieres te presto mi perfume -sin que diera cuenta me di vuelta para quedar enfrentados.

Tome su nuca y lo bese, el respondió al instante como si fuera un reflejo, con sus grandes manos me acercaba mas a el. Si hubo algo que nos separara ahora no existe, la intensidad con la que besaba era excitante y agresiva pero sin irse al limite.

-Soñé contigo -digo separándose de mi.

- Cuéntame -le dije mientras me cargaba para ponerme encima del fregadero.

- Llegaba de mi oficina -dijo en francés lo cual me prendía mas- y tu me esperabas en mi cama con un  conjunto de encaje blanco.

-Mm sexy -susurre en su oreja.

- Me dijiste que me esperabas -bese su cuello- para tener sexo -la forma en la que dijo sexo dejaba loca o loco a ¡Cualquiera!

- Si quieres - me acerque a su oreja- eso se puede volver realidad -dije susurrando para luego lamer la parte trasera de su oreja.

-¿Enserio? -me miro mientras sus ojos brillaban.

-Por supuesto pero con una condición -sus ojos bajaron a mis labios- tienes que cumplir una mía.

-Trato -dijo para después besarme como había echo al principio.

Sus manos iban desde mi cintura hasta mi trasero, mis manos se encontraban en su cabello o en su espalda. El con su mano toco mi sexo por encima de la tela haciéndome suspirar, con mi dedo dibuje una línea arriba del elástico de su bóxer provocándole un gruñido. Estuvo apunto de meter la mano por mi vestido pero agarre su antebrazo con fuerza.

-¿Que paso? -dijo con los labios rojos.

- Hoy no puedo -dije bajándome del fregadero.

-¿Porque? o ¿que? -miraba cada movimiento que hacia.

- La biología esta en nuestra contra -dije arreglándome para luego salir.

Iván era listo, sabia que iba a captar la indirecta pero si no lo hace pues que mal.

El resto de la noche me quede mirando el espectáculo y recordando como iba todas las tardes a un salón para bailar, lo único que cambio es que el salón es mío.

Los Petrov siempre se destacaban de los demás, no por su apariencia sino por su inteligencia y nuestro trabajo duro, los Petrov somos muy apasionados en todo lo que hagamos y no nos importa no dormir o comer para conseguir lo que queramos. Mi familia siempre nos apoyaba cuando de nuestras pasiones se trataba pero si hacías algo mal te lo hacían saber.

Mi apellido era conocido por como mi familia se rompía el lomo trabajando pero sin dejar de hacer lo que amaban. Algo que me paso a mi, yo soy una abogada pero a la vez una bailarina de ballet algo que sorpresivamente iba de generación por generación.

La melodía de la canción que bailaban me hacia volver en el tiempo, mi yo de dieciséis escapaba de mi casa para ir a un salón con un espejo gigante y bailar enfrente de el por horas, era el único momento donde no me expresaba con palabras sino con mi movimientos y el ballet me hacia sentir poderosa.

Termino el show y todos aplaudieron, sentí un aplauso fuerte cerca de mi y era Iván, no le preste atención porque estaba perdida en las memorias de mi cabeza.

- Se nota que lo disfrutas -soltó Iban a mi lado.

- Lo hago -dije susurrando.

Pase a su lado pero el no me permitió seguir caminando, voltee a verlo y me entrego un papel, seguí mi camino y abrí el papel.

Por si quieres cumplir mi fantasía.

                                                          Iván

Antes de aquello estaba su dirección, sonreí y fui a dejar mi cheque para la donación.

Su invitación era retadora pero hoy no era el momento quizá en un par de días, me despedí de algunos conocidos y me salí del lugar. Me monte en mi auto y me fui hacia a un parque alejado de la cuidad.

Abrí con mi llave el lugar y me quede admirando el lugar, tome mis zapatillas de ballet y me las puse, necesitaba algo mas holgado para bailar así que rompi mi vestido a los costados de mis piernas y baile con total libertad, tenia una pieza en la cabeza y sin música baile.

Libere toda la tensión que tenia en el cuerpo por días, me deje llevar y seguí hasta que mis piernas dolieran pero no me importo.

- Bailas muy bien -dijo una voz ronca.

Salí de mi trance y mire atreves del espejo, Iván.

-¿No te cansas de seguirme? -dije con una sonrisa

- Claro que no -dijo para luego desaparecer en la oscuridad

No sabe lo que le espera a Mercier.

Sentí que les debía un capitulo un poco mas largo así que acá esta, últimamente estuve ocupada con la escuela pero aquí tienen, les manda un beso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sentí que les debía un capitulo un poco mas largo así que acá esta, últimamente estuve ocupada con la escuela pero aquí tienen, les manda un beso.

                                                                                                                            Martina.

Pasos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora