Euforia, pasión, lujuria eso es lo que sienten uno por el otro, un tipo de juego que solo ellos conocen con especificaciones.
Aleska Petrov, una abogada de mucho prestigio y una de las mejores en su rubro, un encuentro con viejos amigos hace que c...
Iván apoyó su frente en la mía, su mano pasó delicadamente por mi mandíbula hasta mis clavículas.
Intenté acercarme para besarlo pero él no me lo permitió, sin importar mi intento fallido toque su abdomen provocando que su respiración cambie. Las ganas de sentirlo dentro mío me mataban, quería que me tocara. Hacer fricción con nuestros cuerpos.
-¿Que paso? -dije al notar que no hacía ningún movimiento.
-¿Recuerdas la primera vez que nos acostamos? -dijo pícaro mientras inhalaba mi perfume.
-¿Si? -dije dudosa.
-Esa vez tu nos dirigías y digamos que no suelo hacer eso cuando tengo sexo.
-Ósea que ahora tu quieres ser el "dominante" -dije estudiando la situación
-Claro -posó sus ojos en mis labios y lamió los suyos- ¿Qué dices?
-Deja de tardar tanto y hazlo -lo desafie
Con sus manos me tomó del cuello y por fin unió nuestros labios, tenía mi pierna derecha en su cadera y no me dejaba moverme, ahí me di cuenta que él era el dominante.
Sus musculosos brazos bajaron por mis piernas para luego levantarse y quedar encima de él, nos besamos como si fuera la última vez que nos viéramos. Me movía de arriba a abajo para hacer fricción entre mi sexo y su pene.
Cada vez que repetía el movimiento el gruñía, saque mis manos de su cuello para bajar lentamente hasta su camisa, desabroche botón por botón hasta que no existiera uno, camino lentamente hacia mi cama y me recostó ahí, el nunca de despego de mi. Una vez en la cama el se saco su camisa dejando ver tu torso marcado.
-Despacio -dijo cuando empezamos a intensificar el asunto, odio que me hagan esperar.
Su mano paso lentamente desde mi sexo hasta mis senos, el me saco el sostén y lo tiro por la habitación, miro mis pechos sin vergüenza alguna, sin que me diera cuenta dibujo círculos en mis pezones con su lengua dejándome los pelos de punta.
Tome su cabello delicadamente disfrutando lo que hacia, dejo mis pechos para besarme de nuevo.
Su dedo índice paso por mi abdomen hasta llegar a mi tanga, con una sola mano logro sacarme la tanga dejando ver mi sexo hinchado por la excitación. Sus dedos jugaron con mi clítoris dejándome con ganas de mas, los movimientos de sus dedos eran precisos y me dejaban loca.
-Iván -susurré no aguantado mas.
Escuche el sonido metálico de su cinturón y una sonrisa se me escapo, bajo sus pantalones rápidamente al igual que su bóxer dejando ver su erección.
-¿Ahora? -dijo el con las pupilas dilatadas mirándome.
-Hazlo -dije lamiendo mis labios.
Entro en mi sin rechistar, sus estocadas me mataban. Iván era muy bien dotado ahí abajo.
-¿Estas apunto? -dijo reduciendo las estocadas.
-Si...-salió de mi rápidamente- pero que...
Me sujeto fuertemente pero sin lastimarme y me puso en cuatro, coloque mis codos en el colchón para tener soporte ya que al parecer yo no era la única que necesitaba sexo ahora mismo.
-Mas rápido...-pedí jadeando.
Intento ir mas rápido pero era obvio que se iba a cansar así que decidí "ayudarnos", deje de sostenerme con mis dos brazos ya que tenia una de mis manos en mi clítoris. Lo estimule de todas la maneras posibles hasta que llegue a clímax.
Iván no dejo de moverse dentro de mi aunque yo ya me había venido, mis piernas temblaban con cada estocada, separe nuestros cuerpo y lo mire
-69,ahora -ordené.
El se acostó y yo me coloque arriba de el, nuestros sexos estaban en la cara del otro.
Me levante a la mañana siguiente con el sol en mi cara, mire mi reloj en mi mesita de luz y eran ya las doce del mediodía. Intente levantarme de inmediato pero los brazos de Iván no me dejaban moverme, el me atraía mas a su cuerpo.
Cuando me libere de el busque ropa interior en mis cajones y me bañe, me puse la camisa de Iván y me fui a hacer mi trabajo.
Mucha gente había mandado curriculum para trabajar conmigo, la mayoría de esta gente cree que por haber estudiado en una universidad privilegiada o tener padres poderosos sienten que tienen el derecho de trabajar pero no. Para mi todos son iguales y si no tenias lo necesario para trabajar en mi empresa te puedes ir yendo.
Mi secretaria había quedado en entrevistar a los solicitante ya que yo no estaba presente, cuando vienen solicitantes se les pide distintos exámenes: psicométricos, psicotécnicos, examen del área, examen medico y referencias.
Estaba estresada, la mayoría de los solicitantes tenían recomendaciones de familiares y yo no necesito eso, necesito gente que tenga la fuerza para manejar un caso difícil, clientes difíciles y sobre todo lidiar con el juez. Las entrevistas estaban planeadas con el mas mínimo de detalle, todo tenia que ser perfecto, suspiré y di vueltas en la silla.
-Vengo a traerte un café -dijeron en el umbral de la puerta, Iván.
-Gracias -gesticule con mi boca para luego beber el café.
-Luego necesito esa camisa -apunto a su camisa, asentí y volví a los curriculum.
No tengo idea si Iván se quedo en el estudio o se fue pero estaba muy enojada, las entrevistas de trabajo son grabadas por distintas razones, ver el comportamiento del entrevistado, como venían a la entrevista, como trataban al entrevistador, la asistencia ,etc.
La gente que tendría que ser mas educada era la de "clase alta" pero eso nunca pasaba, esa gente era detestable se creían poderosos por tener dinero.
Cerré mi computadora con fuerza al ver que solo dos personas eran capaces para trabajar conmigo, odiaba como después de rechazar a la mitad de los solicitantes ver a los propios padres de estos, me recargue en mi silla para poder "descansar".
-¿Quienes arruinan mi trabajo de anoche? -dijo Iván desde de la biblioteca del estudio.
-Estos imbéciles incompetentes, -señales la pila de curriculum que tenia- de esto solo hay dos personas capaces de trabajar.
-A ver -dijo acercándose al escritorio, lo deje sentarse en mi silla y yo me recosté en el sofá del mismo estudio, masajee mis cienes esperando a que termine.
Termino de leer todo y se acerco a mi
-Ahora entiendo tu enojo -dijo acercándose demasiado a mi boca,tomo mi barbilla y me beso como si no lo hubiera echo anoche.
Le seguí el beso, se separo de mis labios y se acerco a la puerta.
-Te queda bien mi camisa -dijo de espalda-, te la regalo.
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¡Hola! Tengo un anuncio que hacerles: voy a tardar en subir capitulos ya que tengo mucha tarea del colegio y estoy creando una cuenta de Instragram para tenerlxs al tanto del libro.
