Iván Mercier
Había llegado la de oficina y escuche un ruido en mi habitación, deje mis cosas y fui a donde provenía el sonido.
Con una mano abrí lentamente la puerta dejando ver a Aleska en un conjunto de encaje blanco.
-Me dijo que quería verme -dijo arrastrando sus palabras y con su timbre de voz sonaba muy sexy.
Ella estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas y con una sonrisa en su cara, su larga melena caía como una cascada dejando pequeños cabellos en sus hombros.
-Ajam -dije con voz ronca.
Aleska se acerco a mi y me tomo de la nuca, unió nuestros labios cuales encajaban a la perfección, ella sabia como besaba y como besar. Intente levantarla pero ella se opuso.
-Esta vez mando yo -dijo en un perfecto francés.
Me hizo caminar de espaldas hacia la cama y ahí me lanzo hacia la misma, mis codos sostenían mi cuerpo. Ella paso sus manos por mis brazos para luego jalar de ellos y dejarme completamente acostado.
-Déjeme complacerlo -dijo sacando me la camisa y besando mi cuello.
Me levante exaltado por el sonido de la alarma, mire para todos lados y Aleska no estaba, había sido un sueño.
Fije mi mirada a mi entrepierna y estaba estaba "despierta", dolía y mucho asique me fui a duchar rápidamente. Mis músculos tensados se habían relajado al contacto del agua pero uno en particular no lo hacia.
No puedo creer lo que voy a hacer.
Apoye mi brazo izquierdo en la pared de la ducha mientras que mi otro brazo masajeaba mi miembro, inconscientemente empecé a pensar en lo jodidamente ardiente que era, la forma en la que me hablaba, como mueve sus caderas al caminar.
-Mierda -exclame mientras aumentaba la velocidad.
Como se veía ella debajo mío, su olor, los jadeos y suspiros que decía en mi oreja aquellos que yo provocaba, en estos momentos me costaba mantener la cordura. Estaba en una nube donde ella era la tormenta.
Estaba agitado, mis ojos estaban cerrados intentando imaginarla. Llego una fantasía a mi cabeza y la fantasía requería de ella.
Aumentaba la velocidad cada vez que imaginaba su rostro, abrí mis ojos y mire hacia mi entrepierna, mis testículos estaban azules. Volví a cerrar mis ojos, me concentre en pensarla hasta que un liquido tibio salió de mi.
Termine de asearme y me cambie para ir al trabajo.
Los miembros de mi familia se enfocan en distintos rubros laborales mientras que mi abuelo y yo hacíamos lo mismo, nuestro trabajo no se enfocaba en una cosa en especifico sino que abarcaba todo. Nunca me vas a ver haciendo algo fijo ya que soy muy cambiante.
Cuando voy al trabajo es simplemente para ver que todo este en orden, nunca suelo preocuparme mucho ya que todo siempre estaba bien pero se que algún día no lo estará y tengo que estar preparado.
El tiempo que pase en la oficina fue muy poco asique aproveche el día y entrene, desde que tengo memoria he sido un chico imperativo y tenia que gastar mis energías en algo. Mis padres me llevaron a clases de todos los deportes posibles pero me quede con el King boxing.
La rapidez con la que me movía me hacia tranquilizarme o solo descargarme con un saco de boxeo que nunca respondería. En mi casa tengo un mini gimnasio para entrenar pero no es el mismo sentimiento que ir a un gimnasio, entrene un par de horas y volví a casa.
En casa me habían dado mi correspondencia, un sobre azul rey llamaba mi atención. El sobre era una invitación a un evento caritativo el cual mi familia era parte todos los años y como el heredero de todo el imperio "Mercier" tenia que ir, este evento era para mañana a la noche.
Decidí ir.
La noche del otro día
Ya estaba listo para ir al evento, estaba arreglado de pies a cabeza y mi chequera la tenia en el bolsillo. Siempre voy a estos eventos en mi propio auto porque a la salida siempre salgo estresado, la gente me desespera.
Tome mi auto me dirigí al evento, le di mis llaves a un chico para que estacionara mi auto y entre. Todo el mundo conversaba con la gente a su alrededores o miraban el espectáculo de ballet.
Los bailarines se movían con una delicadeza sin igual, sus movimientos eran precisos, atreves de su expresiones y música contaban una historia.
Camine hacia las bebidas sin dejar de mirar el espectáculo, tome un coctel y me quede parado observando todo a mi alrededor.
- Buenas noches -dijeron a mi lado.
- Buenas noches -dije sin mirar, su aroma la delato pensé-, es buena verla.
-Igualmente -dijo bebiendo su coctel y murmurando algo.
- ¿Qué estaría murmurando? -pregunte haciendo que ella deje de murmurar.
- Murmuro los pasos de los bailarines -dijo cerca de mi oreja.
- ¿Cómo sabe los pasos? -dije curioso.
- Solía ser una bailarina de ballet -dijo sonriendo- y me trae buenos recuerdos.
-¿No practica mas? -dije acercándome a ella.
-No, lo deje para seguir con abogacía - paso su mano por su cabello arreglándolo.
-Que lastima -la mire directo en los ojos- me hubiera gustado verla.
- Lo sigo practicando -me corrigió- pero no profesionalmente.
-¿Como?
-Al ballet lo uso como una manera de salir de la realidad -sus ojos brillaron- no como un oficio ¿sabes? -asentí.
-Tengo algo parecido a eso.
-No quería odiarlo al ballet quería dejarlo en el pedestal en el que lo tenia -me miro a los ojos y susurro-,dejarlo ahí. Siempre ame el ballet, era como mi escape del mundo algo que nunca me dejaría sola cuando lo necesite y así se quedo, algo que siempre será mío para siempre.
- Me pasa cuando boxeo -dejo de ver el show y me miro-,desde niño era muy imperativo y el boxeo me ayudaba a gastar esas energías, mis padres no podían controlarme -dije sonriendo.
-Creo que tenemos algo en común -dijo alzando su copa y sonriendo.
-Así lo creo -dije tomando de mi copa
¡Hola! ¿Qué les pareció el capitulo de hoy?, creo que Aleska y yo tenemos mucho en común ;)
Martina.
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Pasos prohibidos
RomanceEuforia, pasión, lujuria eso es lo que sienten uno por el otro, un tipo de juego que solo ellos conocen con especificaciones. Aleska Petrov, una abogada de mucho prestigio y una de las mejores en su rubro, un encuentro con viejos amigos hace que c...