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Llevábamos más de diez minutos caminando en silencio, ya no lloraba. El me miraba de vez en cuando y llamaba la atención de Milo cuando trataba de saltar hacia la gente.

–Vamos por aquí– tomó mi muñeca y me guió.

Llegamos a un restaurante, acomodó la correa en un lugar solo para perros y entramos. Saludo amigable a los meseros, a esta hora el lugar estaba casi vacío, además parecían conocerlo bien ya que entró como si de su casa se tratara. Antes de subir por unas escaleras ordenó algo.

–Dos bebidas, las de siempre– el mesero obediente se fue en dirección a la cocina.

Me sonrió y empezamos a subir hasta llegar a la azotea, había un techo que bloqueaba el sol, muchas plantas y mesas. Hizo que me sentara y el quedó frente a mi. Me acostumbre al lugar y por fin busque su cara.

–Perdón...

–¿A que te refieres?– ladeó la cabeza.

–Por lo de hace rato...seguramente querías estar solo en tu descanso– dije ingenuamente, se rió.

–Me encanto volver a verte, fue pura suerte que aún estuvieras cerca cuando saliera– acomodó su cabello y se quitó la bata blanca que llevaba– Aunque no estabas en el estado que me imaginaba, me alegro que estuvieras ahí.

–Oh, bueno– jugué con mis dedos– Me apena mucho haber llorado frente a ti.

–No tiene nada de malo, éramos amigos ¿no?...Sobre eso, espero que no estés incómoda ahora por lo qué pasó esa última vez.

–Fue hace cinco años, ya pasó– trate de sonar convincente.

Si bien ya había pasado mucho no había tenido tiempo de volver a pensar en eso.

–Tanto tiempo... No puedo creerlo, parece que fue hace unos meses.

–Lo se.

Llegaron las bebidas y agradecimos, di un sorbo, estaba rico. Miramos la vista un rato.

–¿Quieres contarme por qué estabas así?– su tono era suave, me acomode en mi lugar nerviosa.

–Pues...No creo que lo quieras escuchar, es algo complicado, me tardaría mucho en contarlo.

–Soy todo oídos, hay tiempo– asentí.

No me incomodaría contárselo, sorprendentemente me sentía muy cómoda en ese momento. Además lo dulce de la bebida me había animado un poco más.

–Solo recordé todo lo pasado y en donde estoy ahora– bebí más– A veces siento que me estoy quedando sola...Josh tal vez no regrese y hace tiempo que no habló directamente con Matt, ellos eran lo más cercano a mi.

–¿Y Jaden?– en cuanto lo pronunció solté un suspiro– Perdón, no debí preguntar ¿verdad?

En verdad parecía arrepentido de preguntar, me reí débilmente y negué rápido, suspiro aliviado.

–No te preocupes, supuse que preguntarías– me dio la razón– Terminamos hace aproximadamente un año... Tal vez hayas escuchado sus canciones en la radio, está logrando sus sueños– en el fondo de mi corazón estaba muy orgullosa de él– Todo se juntó y nuestra relación no aguantó la presión que teníamos los dos en ese momento.

–Lo siento mucho Maia.

–No pasa nada, en serio. Los dos estamos logrando lo que queremos, tuvimos que sacrificar lo que ambos amábamos más pero era para bien– sentí que quería contarle todo en ese momento, cada detalle– De verdad nos amábamos pero eso ya está en el pasado.

–¿Y cómo estás tú?

–Bien, al principio fue como el infierno pero el tiempo lo cura todo, me trato tan bien que dolió mas...si no lo hubiera hecho no creo que sintiera igual...gracias al cielo mi salud mental no se vio tan afectada– nos reímos– Volví unas semanas a Sacramento para estar con mis padres y fue en esos días que Josh se fue. No estoy molesta por que se fuera en ese momento, el ya me había dicho sus planes.

–¿Qué pasó con su departamento?– era muy curioso.

–Me dijo que el se iría, pero creo que hubiera preferido irme yo, vivir sola ahí me ponía peor–Acomode mi cabello y seguí– El con sus ganancias pudo comprarse una casa, yo decidí rentar el lugar y mudarme.

–Muy inteligente.

Nos reímos y bebimos al mismo tiempo.

–También me dejo a Milo– sonreí– lo adoptamos en nuestro segundo aniversario– Creo que en eso te hice caso a ti.

–Claro, yo te lo sugerí– recordamos– No pensé que todo cambiará así.

–Yo menos...Pero pasó y ya– algo regreso a mi mente y reí, me miró con curiosidad y le conté– Tiene un tatuaje en la espalda, yo lo escogí por el.

–Va a ser difícil deshacerse de eso– reímos otra vez.

–¿Tu que has hecho?

–Lo normal, termine mi carrera, renuncie a la cafetería y me dediqué a la veterinaria al cien por ciento.

–¿Y tienes novia?– sonreí picara, se quedó en silencio unos segundos mirándome a los ojos.

–Si, claro– sonreí feliz por el y terminamos el líquido del vaso.

–Creo que es hora de volver, Milo debe estar desesperado– asintió y nos paramos– vi la vista por última vez y empecé a caminar hacia las escaleras, él iba detrás de mi.

El camino de regreso fue igual de silencioso y cuando llegamos a la veterinaria nos despedimos con un abrazo.

–Espero que me visites de vez en cuando– le prometí que lo haría y subí a mi auto.

Le dije adiós por última vez y arranqué para ir a mi casa. Al despertarme nunca pensé que mi tarde sería así, me sentía feliz de verlo, era lo único que se sentía como antes. El ir a visitarlo a su trabajo y salir a caminar en su descanso.

Llegue a casa, se escuchaba la música muy fuerte de la casa de la izquierda. Vivía una familia con tres hijas, una de ellas para mi desgracia era fan de Jaden, sus canciones se escuchaban muy seguido.
Entre y me tire en el sillón negro de la sala, Milo corrió a buscar agua dejándome sola.

Tomé mi celular y después de un año entre a Instagram buscado la cuenta de mi ex novio. Ahora su nombre de usuario llevaba una flechita blanca con azul al final. Me sorprendí por la cantidad de seguidores, su ultima foto era de hace dos días, era el en el estudio.

Baje más, tenía fotos con Anthony y Kio, algunas con ropa costosa o con tatuajes nuevos. Llegue hasta la sexta foto, era él con una chica, ella llevaba el pelo color castaño y tenía unos ojos verdes muy bonitos. Madison Lewis, decía la cuenta de ella, era más joven por tal vez dos años y era muy hermosa.

Sonreí feliz, el se veía bien.

Salí de la aplicación y apagué mi celular, descanse mis manos en mi estomago mientras me quedaba acostada boca arriba. Empecé a quedarme dormida cuando mi celular comenzó a vibrar en mi estomago, sin ver quien era conteste.

–¡Maia!– El grito de Josh terminó de despertarme y alejé el celular de mi oído.

–Hola tonto, ¿Como estás?

Accidentally together •Jaden Hossler•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora