❛❛ 🐺;; A día de hoy no tengo idea de cómo los
sigo aguantando.
🐥;; Nos aguanta porque nos ama u.u
🐿️;; Le hablaba formal y todo el Lix, viste? 🤡
🐥;; Cállate baboso 👺
🐿️;; Tú primero 👺
🦊;; DENLE...
Aún podía recordar la primera vez que lo ví. Todo había transcurrido en cámara lenta, tal como si el tiempo se hubiese detenido en ese momento. Al inicio no lograba entenderlo, ¿por qué mi corazón latía tan rápido con tan solo mirar a ese niño? Eso generalmente solo ocurría con las pocas parejas que pude conseguir en mis 19 años de vida. ¿Entonces por qué con él? ¿Por qué con un hombre?
Traté de simplemente retener esos sentimientos. Él era 2 años menor que yo, aunque en apariencia física seguramente se admiraría como si fuesen más. ¿Qué pensaría él de tan siquiera saber que otro hombre gusta de él, incluso mayor por si eso no fuera poco? ¿¡No había una forma de enterrar esos sentimientos en una maldita tumba y ya!?
Retenerlos no parecía bastar. El chico de a poco iba convirtiéndose en una clase de chicle. Me buscaba en cada momento, ya fuera para solo pasar el rato o para que le ayudara con algunos pasos de baile. A diferencia de los otros chicos, claro que no me molestaba, pero tenía que actuar como tal para que nadie sospechase. ¿Qué pensarían de mí aquellos 8 casi desconocidos a los que de a poco me comenzaba a aferrar y tomar confianza? Tal vez tener a un “maricón” entre ellos les haría sentir incómodos y, es decir, no los juzgaría.
Me repugnaba yo mismo. Cada día más, con más intensidad. ¿No podía tener gustos normales como los demás hombres? Tal vez simplemente la vida me odiaba y me había regalado tal destino. Malditos estereotipos y maldita sociedad. ¿Por qué me hacían sentir como una basura por mis gustos cuando siempre me había mantenido con un autoestima estable? No podía entenderlo.
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Pasó el tiempo. Logramos debutar con éxito luego de casi haberme echado a llorar gracias a mi cercana eliminación de aquel show de supervivencia. Una vivienda en conjunto con aquellos 8 chicos me esperaba. No sabía si estar emocionado o aterrorizado. ¿Ahora viviría con ese niño? ¿Y si por alguna razón llegaba a enterarse de mi sentir? Tal vez se incomodaría y trataría de evitarme a toda costa, y aquello sería de lo más entendible.
Cada día nos hacíamos más cercanos. Cada día él me visitaba con más frecuencia en mi habitación. A este punto no sabía cómo actuar; evitarlo o seguirle el juego y caer más en sus redes. Sin darme cuenta, había elegido la segunda. Cada día terminaba por enamorarme más de ese niño de tiernas mejillas.
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