9. Preparándose para brillar

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Grace.

Fue un gran momento el que pasamos con Hunter en el primer período. Sinceramente, yo no era de las que faltaban a clases, pero, ¿qué diferencia hacía una vez? Además, era el cumpleaños de Hunter. Podía permitirme una pequeña escapada.

La siguiente clase fue con Queller y fue totalmente horrible. Thomas Starlight llegó tarde porque su abuela se cayó y se rompió la cadera, y él debía llevarla al hospital; y Queller lo castigó de todas maneras. ¡Por dios! ¿Pueden creerlo? Está de más decir que me pasé el resto de la clase encogida en mi asiento y con miedo a levantar la mano y hablar. No me equivocaba cuando dije que era el anticristo mismo. Para la próxima clase me aseguraré de llevar agua bendita y un crucifijo.

Por suerte, el resto del día transcurrió bastante rápido. Apenas vi a Hunter en lo que quedaba de clases, pero no importaba. Esos ochenta minutos habían sido suficientes.

No hice nada interesante en cuanto llegué a casa. Hice un poco de tarea y en el tiempo restante me acosté en el sofá viendo televisión, nada específico, tan solo una serie de conciertos de Ed Sheeran para pasar el rato.

Al instante se hicieron las cinco, y el timbre sonó de inmediato.

—¡Yo abro! –exclamó papá. Alcé un pulgar desde donde estaba acostada, no tenía ni las más mínimas ganas de levantarme.

Me incorporé y me senté contra el respaldo y asomé la cabeza. Allí pude ver a mi padre de espaldas mientras sostenía la puerta y a Chrissy riendo como una torpe colegiala, mientras sostenía varias bolsas. Traté de aguantarme la risa y me arrodillé sobre los cojines. La rubia se percató de que estaba presenciando todo y se sonrojó al instante. Reí y rodeé el sofá hasta llegar a la puerta.

—Bueno, papá, nosotras nos vamos a nuestra habitación –le informé. El asintió algo confundido y arrastré a Chrissy escaleras arriba.

Ella seguía algo atontada, por lo que prácticamente la empujé dentro de mi habitación. Se sentó en mi cama, dejando las bolsas a un lado y yo cerré la puerta y me giré cruzada de brazos.

—¿Qué fue eso? –pregunté riendo.

—Dios, Grace –se pasó la mano por el pelo- Sigo sin superar el hecho de que tú papá esté bueno.

Por poco me atraganto. No era la primera vez que ella venía, o la primera vez que traía amigas a mi casa, pero el resultado era casi siempre el mismo.

—Eso es asqueroso –dije haciendo una mueca.

—Tú no lo puedes ver porque es tu papá, pero esos ojos azules, y esa mandíbula… por dios –se llevó una palma a cada mejilla, mientras soltaba una risita.

—Ya basta, Christine –la interrumpí. Ella frunció el ceño por el hecho de usar su nombre completo, ¿y qué esperaba que hiciera? Necesitaba llamar su atención.

—No me llames así –replicó, pero suspiró y apoyó fuertemente las manos sobre su regazo. Abrió los ojos totalmente renovada con una amplia sonrisa- Primero, ve a ducharte mientras yo husmeo en tu armario y separo las prendas que yo traje. Yo ya me duché antes de venir.

—Ya voy, mamá –me burlé rodando los ojos.

Me encaminé hacia mi baño. Me di una ducha ni muy rápida ni muy lenta y quince minutos después salí con una toalla alrededor de mi cuerpo. Chrissy se hallaba arrodillada en el suelo, había extendido todas sus prendas sobre mi cama, y como no había más espacio, dejó algunas muy bien estiradas sobre la alfombra. ¿Cómo rayos se le había acabado el espacio? ¡Era una cama de dos plazas!

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2015 ⏰

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