Mi nombre es Ren {h.s.}

xxii

Estábamos Niall y yo sentados a la orilla de la piscina de nuestro hotel en Australia. Terminando de cenar, nos vinimos aquí a despejarnos un poco. Habíamos tenido un día largo, rodeados de demasiada gente que en cierto momento, acabaron por abrumarnos. Es difícil hacer lo que hacemos, agotador y muy demandante; y ocurren días, como hoy, que necesitamos apartarnos un poco del mundo y hacer esas cosas que nos hacen sentir bien. Para Louis y Zayn, por ejemplo, era esconderse en alguna parte y fumar...

A mi, en las últimas semanas, sólo una persona me hacía bien y, en estos momentos... no estamos precisamente en buenos términos.

Suspiré y miré con nostalgia mis pies sumergidos en el agua.

-Uh, oh -dijo Niall-. ¿Qué anda mal?

-No preguntes, es una historia larga -murmuré.

-No,vamos. Ahora quiero saber -insistió, y se acomodó a mi lado, separando sus piernas y apoyando una botella de cerveza fría entre estas.

-No, Ni... en verdad no quiero hablar de esto, es... -me detuve a mirarlo. Él levantó sus cejas, como esperando a que continuara. Resoplé, tomé mi móvil y lo encendí-. Es una chica.

-¡Lo sabía! -exclamó mi amigo de pronto- Zayn y Liam me deben una comida en McDonals cada uno. No te ofendas, Harold, pero hace unos días te noté extraño y le aposté a los chicos que era por una chica. Naturalmente, Louis no quiso participar, pero los otros dos son una historia diferente... y gané. Siempre gano, ¿sabías?

Sonreí sin ganas y lo miré de reojo. Niall sonreía orgulloso mientras que se recostaba sobre sus codos.

-Como sea -se aclaró la garganta-. Esta chica... ¿la conozco? ¿Es la modelo colombiana de la otra vez?

-No, no es Ka-e-la -reí tratando de pronunciar el nombre de aquella chica que el mismo día que la conocí, la invité a cenar, la besé y nunca volví a saber de ella después de esa noche-. Es otra chica. Se llama Ren, aunque no estoy seguro de que ese sea su nombre completo. No la conozco personalmente... es una relación extraña la que tengo con ella. Sólo hemos hablado por e-mail, y mucho durante los últimos dos meses y medio hasta hace una semana.

En mi móvil tenía abierto mi buzón de correo y miraba con el ceño algo fruncido la carpeta especial que había creado para Ren. Había cerca de doscientos treinta mails, ¡guau!, nunca había notado que eran tantos.

-¿Y... que pasó?

-Es una chica rara... lo digo en el mejor sentido de la palabra. No tiene amigos, solo a una chica que conoció por tumblr. Luego estoy yo, que aún no entiendo bien como encontró mi dirección de correo; pero eso ya no me importa, es una excelente chica -sonreí, haciendo una pausa para repasar los correos que Ren me había enviado hasta llegar al útimo y sentí un pinchazo en el corazón-. Conoció a un chico, un tal Tyler, y le gusta. Él habla con ella, está ahí, físicamente, para ella y yo... yo, no. Yo estoy al otro lado del mundo y siento esta cosa en la boca de mi estómago, no me molestaba al principio, me ponía bien sentir eso ahí; pero hace una semana, cuando me dijo de este otro chico... es como un puto ácido en mi estómago. Me enferma.

-Son celos -dijo Niall-, mezclados con un poco de impotencia y envidia. Hay algo que no termino de entender... no la conoces, Harr, nunca la has visto ni has escuchado su voz, solo has leído mails que ella te envía y tu estás... ¿enamorado? No voy a juzgarte ni mirarte mal por esto, el amor es inevitable, pero ¿no crees que es algo extremista?

Con el ceño fruncido volteé a mirarlo. Se había termiando su cerveza y ahora sus dedos jugaban con la boca de la botella.

-Yo nunca dije nada de estar enamorado, Niall.

-No dijiste enamorado precisamente, pero eso en tu estómago es amor. ¿Quieres mi consejo? -se sentó derecho, apoyando una de sus manos sobre mi hombro.- Dile lo que sientes y dile que te espere, que irás a verla y que se conocerán, y que la invitarás a salir... dile la verdad, que te da por el centro de los cojones que ande con otro cuando te tiene a ti en la palma de su mano porque, querido Harold, mi amigo, aunque todavía no te lo aceptes ni a ti mismo, esa chica te tiene atado a ella de una correa como a un perrito faldero.

Miré a Niall seriamente por unos segundos, mordiendo mi labio mientras que meditaba sus palabras.

¿Sería cierto que estoy enamorado?

Meneé la cabeza suspirando.

-Debes dejar de tomar cerveza, Niall -anuncié-, te hace malditamente más sabio.

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