Mi nombre es Ren {h.s.}

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El jueves no fui al colegio, mis padres me vieron demasiado deprimida y decidieron que sería mejor llevarme de compras. No estaba de humor para eso, me sentía más como para echarme en el sofá a comer hasta reventar, pero accedí a ir de todos modos.

Cuando llegamos al centro comercial, papá me dio su tarjeta de crédito y me dijo: "Compra lo que te haga feliz." Es una lástima que no existan tiendas donde comprar amigos.

Recorrí todo el lugar, entré a todas las tiendas y al final lo único que había comprado era un nuevo protector para mi móvil y helado, el cual comí sentada en una banca frente a la tienda de libros y música. Mientras comía miré la vitrina, o más bien a la guitarra que estaba expuesta allí. Se veía gloriosa y se me hacía agua la boca de sólo pensar en tocar sus cuerdas.

Tengo que admitirlo, estaba embobadísima con aquel instrumento que di un salto en la banca cuando oí que me hablaban.

-¿Otra amante de la guitarra? Yo siempre he querido una de esas.

Era un chico de mi edad, quizás un año mayor, de cabello castaño oscuro y ojos cafés, piel pálida y algunos lunares aquí y allá. Mentiría si dijera que no es lindo. Es más, con tan sólo verlo y saber que me hablaba a mi se me secó la garganta y se me anudó la lengua.

-Tengo una... no de esas, pero...

Ugh... ¡soné patética! ¿Por qué hesité tanto? Soy un engendro asocial, no puedo socializar con nadie.

-¿En serio? ¿Y tocas? -preguntó él, sorprendiendo a mi insociable ser.

-Sí -musité-, también toco el teclado.

-¡Mientes! Eso es absolutamente fantástico, en serio -los ojos del chico estaban muy abiertos, parecía asombrado-. Yo soy un asco para la música, ni siquiera puedo aplaudir al compás de una canción.

Una carcajada se me escapó de los labios, pero rápida me cubrí la boca con mis manos. Me estaba riendo del pobre chico, espero que no se lo haya tomado a mal.

-Está bien, puedes reírte. Ah, me olvidaba, soy Tyler -dijo sonriendo.

-Mi nombre es Ren -dije y, sorprendentemente, le sonreí.

-Un placer conocerte, Ren. Ya debo irme pero espero volver a verte. Por cierto, tienes una linda sonrisa.

¡Por las calcetas de Merlin! Dijo que mi sonrisa es linda, no puedo creerlo. Oh, cielos, esa era la primera vez que un chico me decía algo así y mis mejillas me ardían por eso. ¡Que bochornoso es que te elogien!

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