Perdonar, parte 2

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"Puedes ir y enfrentarlo, y yo estaré aquí esperándote"

Aquel recuerdo le dio las fuerzas necesarias para continuar sentada ahí, enfrentándolo y escuchando lo que él tenía que decir para que todo esto al fin terminara.

Porque ella sabía, que su corazón sanaría con el tiempo, que se volvería a levantar como siempre y que había alguien que estaría acompañándola todo el camino.

No estaba sola.

Y sus ojos mostraban su verdad; la tristeza en su corazón roto.

Apretó los puños con frustración al verla tan cerca y a la vez tan inalcanzable; al saber que aquello era su culpa y que solo él podía hacer algo para cambiarlo.

Y que aún así, aún cuando pidiera disculpas, había posibilidades de que ella ya no quisiera nada con él.

- Hinata – comenzó.

La voz segura del Uzumaki advirtió que había llegado el momento.

Se ubicó en el suelo, frente a ella, que estaba sentada en una roca, y de rodillas, llamando su atención y Hinata se sintió atrapada, vulnerable.

- Lo siento – continuó- de verdad lo siento mucho.

Aquellos ojos azules que amó atraparon los suyos como un imán, y revelaron una tristeza que Hinata jamás creyó posible ver en él.

Naruto estaba roto, herido, probablemente igual que ella.

Su garganta se apretó de solo escuchar aquellas palabras y ver el arrepentimiento en su mirada, porque aquello era lo que necesitaba escuchar. Porque un simple lo siento, de corazón, podía lograr mucho más que cualquier otra acción. Con ello Hinata entendía que Naruto sabía lo que había hecho.

Desvió su mirada al fuego, imposibilitada de seguir viendo como él sufría con aquello, y no soportando su propio dolor.

No puedes llorar.

No frente a él.

- Fui un idiota- siguió – jamás pensé que te estaba haciendo daño, solo veía que tú me querías como nadie lo hacía y yo era tan feliz, que lo único que quería era correspondiente y tenerte a mi lado, pero en el proceso, te mentí.

- Me usaste para olvidar tu propio corazón.

Se sentó en su saco con violencia dentro de la carpa que los protegía, porque no, aquello no podía estar pasando.

Naruto no podía estar hablando con Hinata de aquella forma, no cuando él se había dado cuenta de lo que sentía.

No podía permitir que él volviera a alcanzarla.

Alterado al escuchar las voces de ambos afuera, se preparó para intervenir en el momento que considerara oportuno, porque ahora, él no dejaría que le arrebataran tan fácilmente aquello que recién había notado.

No podían.

No cuando él aún no daba la pelea ni lo intentaba.

- Y ahora – continuó Naruto de forma inesperada – que ya no estás, descubrí que te quiero.

No.

Mentira.

Y como un huracán, el viento golpeó con fuerza en su corazón, destruyó su calma y todas aquellas trincheras que había preparado para protegerse.

La tormenta arrasó con los sentimientos que estaban siendo a penas contenidos; se liberaron, volaron y se arremolinaron con violencia. Y, en aquella furia desatada, la lluvia amenazó con transformarse en llanto, y su razón quiso desaparecer.

LuciérnagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora