Nuestro tiempo

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El tiempo pasa, avanza, se mueve y continúa; como las nubes en el cielo, sin que nada las detenga.

Los días, a veces, se volvían repetitivos y otros no tanto, y también sorprendían, como el clima.

Y lo que comenzó, o terminó (depende del punto de vista y la situación) una fría tarde de otoño, siguió su proceso a través de todas las estaciones del año; como un árbol en donde sus hojas caen, se mueren y crujen, y luego en el próximo verano vuelven a tener vida, en un ciclo de nunca acabar.

Así, pasó un año; de otoño a otoño.

Un periodo lleno de sorpresas y crecimiento; de madurez y aceptación.

Sasuke, aprendía a vivir, poco a poco y paso a paso, en un camino que comenzó tiempo atrás y que con la presencia de Hinata continuó avanzando para descubrir nuevas cosas. Perdonarse a si mismo nunca sería fácil, ni mucho menos rápido; pero había tiempo y él, ya no estaba solo.

Naruto, había madurado luego de su ruptura con Hinata. Entender, que no puedes estar con una persona solo por tu propia felicidad había sido un golpe duro; saber que había llegado tarde a comprender su propio corazón se había transformado en una lección. Pero todo aquello solo lo volvería más fuerte para enfrentar el brillante futuro que tenía por delante.

Jamás había querido hacer daño ni mentir; había entendido que la verdad, aunque duela y no nos guste, siempre era lo mejor.

Sakura, por otro lado, había dado un giro en 180 grados al entender que no se puede forzar un amor, a veces hay que dar un paso al costado.

Abrir sus ojos y mirar más allá de Sasuke le dio las alas que necesitaba para continuar avanzando y encontrar a quien realmente la hacía feliz.

Lee no había traído la felicidad, la habían construido juntos al encontrarse.

Shino, comprendió que hay veces en que arriesgarse es necesario; que salir de aquella zona de confort, a pesar de los miedos, puede traer mucha más recompensa que mantenerse firme en su posición. Él también podía pelear aquellas batallas que no parecían estar destinadas a él.

Hinata, entendió que el amor no construye una relación; no es suficiente si no existe comprensión. Fue una lección dura y dolorosa, pero había servido para abrir sus ojos y ver a su alrededor. Para comenzar a vivir otra vez.

Y ahora, su corazón volvía a latir.

Ellos se conocían, siempre habían estado juntos; pero ahora, aparecía frente a ella como si fuera la primera vez que se vieran.

Porque quizás, el amor se trataba de eso; de encontrarse en el momento indicado, a pesar de que ya se hubiesen conocido.

Ella, finalmente encontraba a Shino.

Y a pesar de que ya conocía el amor, esto era totalmente nuevo y desconocido; de una manera que le costaba comprender, pero se sentía como si siempre hubiese estado ahí, dormido.

Tal vez, el amor nunca era igual, porque las personas son diferentes, los tiempos son distintos y las interacciones son las que arman una relación.

Querer a Shino era totalmente asombroso y no tenía palabras para describir todo aquello que él producía de solo pensarlo.

A veces, era como una tormenta desatada, intensa, inquieta; como si solo necesitara correr, gritar. Otras, se sentía suave, tranquilo, como si fuera una hoja que caía lentamente al río y se dejara llevar.

Y luchaba, día tras día, hora tras hora, para calmar su corazón y controlar todas esas nuevas sensaciones, todas esas mariposas que parecían explotar cada vez que él le decía algo, cada vez que la miraba, que la tocaba. Porque sabía, que tarde o temprano, alguien ocuparía su corazón y ella debería apoyarlo, tal y como él siempre lo hacía con ella.

LuciérnagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora