Decisiones

785 101 106
                                    


Porque ahora, en ese momento, lo único que necesitaba era alcanzarla... tomarla.

Estar con ella.

Solo, así era como se sentía después de un mes de que todo hubo terminado. Había sido un tonto, egoísta, y lo sabía.

Lo supo desde el momento en que ella pronunció aquellas palabras que acabaron una historia que él mismo había sentenciado.

Y comprendió la verdad cuando lo dejó ahí, solo, con aquellos ojos claros grabados en su memoria; aún cuando no entendía porque ella lo dejaba.

Sus pies lo guiaron como en piloto automático esa noche para encontrarla, y fue ahí cuando comenzó a ver una verdad que por descuido no había logrado asimilar: la quería.

No sabía como lo hacía, ni en que grado lo hacía, pero el dolor de saberse sin ella era tan grande y avasallador, que no podía significar otra cosa.

No podía dejar que todo acabara porque ella pensaba que no la correspondía.

Y aquella conversación que tuvo con Sasuke esa tarde, cuando afirmó que aún quería a Sakura, pero intentaba olvidarla para ser feliz con Hinata, volvía una y otra vez a su cabeza, porque él, al parecer, ya había cambiado.

"No nos correspondemos de la misma forma"

Sus palabras, aquellas que terminaron todo, hicieron que una duda terrible se instalara en su corazón.

¿habría escuchado su conversación con Sasuke?

Esperó y esperó a que ella llegara a su departamento, paciente, porque eso no podía morir ahí.

Porque Hinata no podía haber escuchado aquella conversación que ahora no tenía sentido, pero que revelaba una verdad horrible.

Una verdad que él recién empezaba a ver: había sido un egoísta. Un mentiroso.

Le había mentido diciéndole que la amaba.

La había engañado diciendo que correspondía sus sentimientos solo porque él quería estar con ella que lo quería, solo porque él pensaba que con el tiempo olvidaría a Sakura y podría amar a Hinata.

La había usado.

Y ahora, esa noche, él temía que ella se hubiese dado cuenta.

Ahora, cuando descubría que finalmente olvidaba a Sakura y quería a Hinata, ella lo dejaba.

Pero las verdades siempre salen a la luz, tarde o temprano, y aquello que empieza mal siempre va a terminar mal.

Hinata lo había escuchado.

Hinata sabía de su horrible decisión y con ello, él había matado el amor que ella sentía por él.

Rechazo, era lo único que ella guardaba para él.

El que brillaba más que todos los demás, le había robado la luz a esa luciérnaga que ya no quería volar.

No pudo rebatir.

No pudo pelear.

No tenía derecho a exigir nada.

Y dolía.

Dos semanas de misión no fueron suficientes para despejar su cabeza, ni calmar su corazón; necesitaba verla.

Anhelaba todos esos besos que jamás le dio, esos encuentros que muchas veces suspendió por otros compromisos. Quería ver aquellos ojos que lo observaban con una dulzura reservada solo para él, que le prestaban atención a cada palabra que decía; quería escuchar su voz aún cuando fuera solo un murmullo.

LuciérnagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora