La Ruina.

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- Todo lo que alguna vez hice.. Lo hice por ella y ahora no está, pero yo sigo aquí..

Un hombre joven, de piel pálida, ojos verdes, cabello tan blanco como la nieve, se encontraba en uno de los pasillos de su mansión.

Todo, lo que alguna vez estuvo impecable, iluminado y lleno de color; se veía sucio, oscuro y con una mala espina.

Había jarrones y pinturas rotas, tierra en las esquinas e incluso te podías encontrar con animales pequeños que se encontraban muertos.

El dueño de la casa, era Viego; un hombre de clase alta que estaba casado con una mujer llamada isolde.

Por desgracia, la mujer murió de una enfermedad terrible y pereció en el hospital, la noticia llegó rápidamente a Viego el cual lo destrozó por completo.

El tiempo pasó rápido para el joven viudo pero todo ese tiempo estuvo triste.

Aunque Viego fuera dueño de una riqueza exagerada, se puede decir que Isolde era su mayor prioridad en todo momento, siempre estaba al tanto al igual que estuvo en la enfermedad, como había prometido en aquella boda.

Al ser jefe de una empresa, sus trabajadores se sentían preocupados porque ya era casi un mes en el que no iba a la ofician, especialmente una pareja que trabaja ahí.

Mientras Viego estaba fumando en el balcón de su habitación, escucho el timbre de la casa.

Al comienzo no pensaba abrir la puerta y seguir en lo suyo, sin embargo recordó que despidió a todos los sirvientes de ahí ya que su tristeza era tal que quería estar totalmente solo.

El timbre sonaba insistente así que, Apago el cigarro en el barandal y bajo hasta llegar a la sala principal y mirar por la mirilla.

Vio a Senna y Lucian, Senna era del puesto de contaduría y Lucian era secretario de Senna, Viego siempre noto que ambos eran cercanos pero muy serios en su trabajo y eso los hacía destacar.

Hablaba con ellos de vez en cuando en las reuniones de trabajo y pudo notar también que tenían una conexión fuerte y eso le recordaba mucho a su difunta Isolde.

- Jefe.. ¿Está todo bien? Vinimos a verlo..

Al escuchar a Senna, Viego se hallaba con la espada en la pared; posó su cabeza en la puerta para después abrir y fingir una sonrisa ligera.

- Buen día jefe, es.. Bueno verlo.

- ¿Como se siente? - preguntó Lucian.

Viego soltó una risa, que se le hizo extraño a la pareja y se miraron mutuamente.

- De maravilla y gracias por tomarse el tiempo de venir hasta aquí.. Díganme ¿que necesitan?

- No nada.. Solo.. Pensamos que estaba decaído por la muerte de su.. Ejem, esposa. - dijo Senna un poco desconcertada.

- Oh.. Ya veo.. No, para nada, estoy de maravilla.

Lucian puso su mano en el hombro del triste hombre y puso un rostro de compasión.

- Se que no somos cercanos, pero si necesita algo, estamos aquí para ayudar.

Viego quito su expresión de felicidad y retrocedió unos pasos hasta entrar a la casa de nuevo.

- Gracias por la visita..

Cerro la puerto como si estuviera aterrado y se dejó caer para tapar su rostro.

Sus días normales desde que Isolde murió no han sido más que rondar por la casa de manera triste como un fantasma.

Antes de que su esposa muriera habían escuchado de una historia única en su clase que hablaba del fantasma de un chico mafioso, a unas cuadras se encontraba la mansión de otra familia conocida por una leyenda que se escuchaba por ahí, más o menos de la familia Hextech que si bien, ya no vivían ahí, su recuerdo era lo de el supuesto hijo asesino que mató al amante de su esposa y llevándose a esta misma a la tumba solo para suicidarse la noches después.

ᴹʸ ˢⁿᵒʷᵐᵃⁿ {ᵀʰʳᵉˢʰ ˣ ⱽⁱᵉᵍᵒ} 🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora