Conociéndote.

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Thresh caminaba por el bosque de aquel mundo solo que esta vez escuchaba pasos detrás de él y también estaba comiendo la manzana que le había obsequiado como ofrenda el mortal.

Viego miró a Thresh desde atrás y levantó una ceja. - Veo que te gustaron las manzanas..

- Veras Viego.. Soy un demonio, no necesito comer pero.. Esta cosa es dulce..

- Se llama Manzana, bestia.. Y pensé que estabas acostumbrado a las ofrendas.

- Muy pocas veces hago caso a las ofrendas que me hacen los mortales en tu mundo además, no es como si me las hicieran demasiado..

- ¿Que? ¿Acaso no eres un demonio todo poderoso que ayuda a los mortales?

- Así es, pero no todos tienen las agallas de venir aquí a darme algo a cambio.

- ¿Y por qué no haces caso a las pocas que te hacen?

- Haces demasiadas preguntas.

- Esta bien, entonces no hablaré.. También me molesta la gente parlanchina.

Viego se quedó en silencio caminando y Thresh lo miró de reojo, haciendo que esto llamase su atención.

Cruzó sus brazos y posó su mano en su mentón mientras pensaba en lo interesantes que son los humanos.

- Sabes.. Prefiero que sigas hablando, no tengo compañía todos los días.

Viego levanto una ceja y Suspiro, supuso que podía seguir con sus preguntas.

- Entonces repito, ¿por qué ignoras las pocas ofrendas?

- Piden demasiado con tan poco sentido.. Que regrese su pareja, dinero, amigos.. Amor.. Solo lo entrego con un trato físico a menos de que la comida sea exquisita.

- Osea, que tu existencia se basa en almas y en alimento.. ¿Que clase de bestia de ultratumba eres?

- Créeme cuando te digo que de todos los que están en este lugar, yo soy el mas decente.

- Hmp..

Al llegar, estaban al que parecía era el santuario de Thresh, un lugar que era muy bello, con biombos imperiales y muebles japoneses muy bellos y finos.

- Linda casa.. Muy.. ¿Oriental?

- Gracias, tomo forma mi santuario mientras pasaron los años.

- Eso no me interesa, así que no preguntaré.

Thresh soltó una pequeña risa y se arrodilló en frente de una mesa mientras servía té.

Viego se cruzó de brazos y se apoyo sobre la pared mientras miraba el suelo con tristeza pensando en Isolde.

Thresh noto esto y alzó la voz para que Viego se viniera a sentar con el.

- Viego, ven.

- ¿Que? Tu no me das órdenes demonio.. Nadie puede.

- Claro y seguramente Isolde lo hará.

Viego frunció el ceño y se sentó como Thresh desde el otro extremo de la pequeña mesa.

- Y dime.. ¿Cuanto tiempo llevabas con Isolde?

- Unos cuatro años..

- Uh.. Muy poco para un amor tan obsesivo.

ᴹʸ ˢⁿᵒʷᵐᵃⁿ {ᵀʰʳᵉˢʰ ˣ ⱽⁱᵉᵍᵒ} 🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora