Entretenimiento Humano

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Lillia estaba de visita en el santuario de Thresh por razones que el demonio le había encomendado, como por ejemplo, temor a que el humano se escape para buscar almas y lastimarse de nuevo.

Thresh salió un momento del santuario, supuestamente porque tenía una sorpresa para Viego pero bueno, Viego se tuvo que quedar con la cervatilla.

- Cuéntame Viego ¿cómo es tu hogar?

- Veamos.. Puede considerarse grande aunque la tengo descuidada, y no me molesta; fumo, tomo e incluso e pensado en consumir.. Otras cosas, pero sin embargo yo se que eso no me ayudará a sanar.

- Los humanos son.. Interesante.. ¿Como era Isolde?

- Ella era perfecta, su cabello castaño, sus ojos azules, su piel bronceada y su bella sonrisa.. Simplemente la amaba mucho.

- Ya veo.. Pero ¿no has pensado en.. No se.. Tal vez.. Enamorarte de alguien más?

- Veo que nadie comprende el amor que teníamos Isolde y yo.

- No es eso.. Solo que tal vez.. Alguien está enamorado de ti.

- ¿Que quieres decir con eso?

- Solo digo, que hay alguien en algún lugar del mundo está esperando por ti.

- Tonterías.. Solo mírame, soy un desastre e incluso cuando estaba en el mundo mortal me temían.. Nadie me hablaba.. Y aunque fingiera que no me importa, en cierta forma me lastimaba.

- Osea.. ¿Que te consideras una bestia?

- Algo así..

- Quizás esa sea la primera conexión.

Viego miro a la cervatilla con los ojos bien abiertos para contestarle pero entro Thresh haciendo ruido.

- Ya llegue.

Thresh entró y puso la bolsa en la mesa, Lillia y Viego se levantaron para después sentarse en donde estaba la bolsa para verla.

- Investigue sobre los humanos y al parecer les encanta esto.

- ¿En donde lo investigaste?

- No importa, lo leí y es cierto, mira lo que te traje Viego.

De la bolsa, Thresh sacó una paleta de colores de maquillaje con unas brochas preciosas, al parecer en vez de leer entretenimiento general se fue por una revista femenina.

- ¿Acaso no es increíble?

- Thresh, eso lo usan las mujeres.

Thresh miró la paleta y después miró a Viego.

- Si me pinto la cara me veré ridículo, ¿en qué pensabas?

- Entonces no la uses.

Thresh le dio las cosas y se fue a su habitación con cierto enojo, se notaba que no le gustó el rechazo hacia el objeto aunque era más bien su ingenuidad al no preguntarle al humano.

Viego miró las brochas y el maquillaje con algo de culpa y Suspiro.

Lillia solo estaba viendo a al humano algo intrigada y después le susurro al oído a Viego.

La idea de la cervatilla le helaba un poco la piel pero Suspiro, todo con tal de disculparse con el demonio quien solo quería darle el gusto.

Viego se levantó con los materiales y camino hacia donde parecía era la habitación de Thresh.

ᴹʸ ˢⁿᵒʷᵐᵃⁿ {ᵀʰʳᵉˢʰ ˣ ⱽⁱᵉᵍᵒ} 🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora