El Día Que Me Quieras.

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Viego apenas se había despertado, el único recuerdo que tenía era que Thresh le había abrazado, haciendo que se durmiera, al parecer tiene un buen avance de amistad o eso cree.

Thresh estaba en la mesa tomando té y enfrente de él había comida, comida que por su puesto le había traído al humano.

Viego salió de la habitación y vio a Thresh, se acercó en silencio para comer.

- Veo que despertaste..

- Si.. Me siento extraño, pero no importa.

El Humano empezó a desayunar mientras que el demonio lo miraba de manera romántica.

- Hey Viego..

- ¿Que pasa?

Levanto el rostro y Thresh se acercó.

- ¿Y si te tomas un descanso hoy?

Viego levantó una ceja y lo pensó un poco, quizás un descanso no esté mal, Isolde lo entendería.. Y el se siente exhausto e incluso.. Pensando en dejar de intentarlo.

- Y bien ¿que dices?

- Esta bien, supongo que un respiro no está mal.

- Perfecto, me encantaría que diéramos un paseo por el bosque.

- Hmm.. Eso es muy poco interesante.

- Tranquilo, nos divertiremos, ahí aveces empieza a caer lo que le llaman nieve.

- Okey..

Thresh miraba la ventana mientras esperaba a que Viego saliera del baño, pues este dijo que estaría lavando su cara.

Hoy era el día en que Thresh le daría una pieza de su corazón, diciéndole lo que siente por el, que olvidara todo en el mundo espiritual para ser un humano con el.

También decirle que más de una vez un beso era por su placer.

El pensaba que sí era sincero, el podría amar a una bestia como el y tal vez, solo tal vez dejarlo estar a su lado.

- Su vida es corta, pero me encanta su alma libre..

El Demonio veía la nieve caer y como esta era suave, Viego salió y Thresh notó que acababa de llorar.

- Vamonos ¿o cambiaste de opinión?

- Ah si, Vamonos.

Thresh abrió la puerta para que Viego pasara y esté le asintió con la cabeza dándole las gracias.

El Humano caminaba viendo la nieve caer, un copo de nieve diminuto cayó en su mejilla y miró el camino con tristeza.

Thresh iba a lado de él, noto que estaba triste de nuevo, sin saber la razón de su melancolía.

Llegaron hasta el bosque de pétalos rosas y seguían caminando en silencio mientras la nieve caía y escuchaban el sonido de la nieve al ser pisada.

Thresh pasaba sus garras por los árboles y Viego pasaba sus dedos por los pétalos.

Thresh miró de reojo a Viego y decidió charlar.

- Te paso algo, lo puedo ver.

- Eso no te tiene que importar.

Viego miro a Thresh como siempre lo hacía, pero el demonio no podía despegar su mirada de los ojos hinchados del humano.

- Si las lágrimas fueran cicatrices, tus heridas jamás sanarán.

ᴹʸ ˢⁿᵒʷᵐᵃⁿ {ᵀʰʳᵉˢʰ ˣ ⱽⁱᵉᵍᵒ} 🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora