Capítulo 21

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—Preparada?.- me preguntó Emilio

Emilio y su venganza me tenían sin cuidado. Estaba desesperada por cambiarme, al menos para ponerme mi calzón y mi bra.

—Emilio deja la payasada, me tengo que cambiar.- le dije desesperada

El solo se rio y vino hacia mi, me agarró como saco de papas y me tiro a la cama.

—Te jodiste, no voy a parar hasta que aceptes que te traigo loca.- me dijo

Emilio comenzó a hacer cosquillas, el hijo de la chingada sabía muy bien que las cosquillas eran mi debilidad, las odiaba a muerte.

—Emilio para, no puedo respirar.- le dije sin poder parar las carcajadas

—No voy a parar hasta que lo aceptes

Emilio no se detenía y yo estaba muriéndome, me dolía el estómago y absolutamente todo el cuerpo.

—Emilio es enserio!!! Yaaaaaaa!!!.- le dije pero no tuvo caso Emilio simplemente no paraba

Entre tanto movimiento la toalla se estaba abriendo y dejando a la vista todo mi cuerpo. Yo lo sentía pero Emilio no se daba cuenta por estar encima de mi haciéndome malditas cosquillas.

—Emiliooooooo!!! AAAAAAA.- grite fuerte al ya no poder conmigo.- Deténte porfavor.- dije lo ultimo delirante y con lágrimas en los ojos

—Dilo y me detengo princesa

Justo cuando iba a decir que me traía loca entro Charles.

—Jesucristo Santísimo!!.- grito fuerte al ver la escena tan comprometedora en la que estábamos

—Emilio ni se te ocurra quitarte encima de mi, que quedo en pelotas.- le dije jalándolo hacia mi

—Qué sucede?.- preguntó Alex preocupado a lo lejos

Emilio solo comenzó a reírse y Charles estaba en shock, Alex llegó y logró ver a Emilio encima de mi pero Charles cerró la puerta ahí nomas.

—Te pasaste cabrón, casi me muero.- le dije a Emilio quitándomelo  de encima

Emilio solo comenzó a reír y se puso de pie.

—Joder Moni, que buena vista.- me dijo viendo mi cuerpo que por culpa de él había quedado al aire

—Que bueno que solo así lo vas a apreciar, imbécil.

Emilio me agarró de la brazos y me los puso a los lados mientras él volvía a la misma posición de antes, quedó frente a mi y comenzó a besarme el cuello.

—Dime quién es el imbécil.- me dijo mientras bajaba cerca de mis senos

—Tú.- le dije con la voz quebrada y tratando de evitar gemir

—Repítelo.- me dijo mientras bajaba hacia mi abdomen

Ahora si era inevitable ocultar mi deseo por el. 

Emilio bajó a mis piernas y las abrió dándole lugar para continuar en mi sexo, comenzó a besar cada lado de mi, la parte interior tan sensible de mis muslos hasta que comenzó a jugar con su lengua en mis clitoris y prosiguió metiendo dos de sus dedos en mi. La excitación y el deseo me sobrepasaban, yo simplemente gemía y empujaba su cabeza para que no se detuviera.

A nada de llegar al orgasmo Emilio se detuvo y me quedo viendo.

—Emilio.- le dije seria pero con la voz quebrada por todo

Él se acercó a mi dándome un beso y volviendo a pararse

—Muy buen desayuno pero tengo que irme a bañar.- me dijo al oído antes de irse de la habitación

Entre la espada, la pared y los Chapitos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora