La vida es tan imprescindible, que nunca sabremos, ni estaremos preparados para las cosas que puedan ocurrir, sin embargo, es muy corta para vivirla tan tranquila y si hay algo a tener en cuenta es que las reglas se hicieron para romperse.
-No se ac...
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–Tranquila plebe solo somos nosotros- dijo uno de los chapitos tratando de calmarme
— Cómo que tranquila plebe?-grité y me levante eufórica
No puedo creer que me siguieran, les dije que se fueran fue lo primero que pensé . Hasta que vi que mis amigos se levantaron y seguro la armarían de pedo, esto me saco de mis pensamiento y me dirigí hacia ellos para tranquilizarlos. De reojo vi como los otros tres también estaban dispuestos a armarla de pedo.
—Cálmense bros, no pasa nada yo los conozco simplemente que me asustaron los cabrones.- dije volteándolos a ver de manera fulminante
Gabriel - Ya ni la chingas Mónica! Con esos gritos cualquiera piensa lo peor! Aparte desde cuando te juntas con otros?.- dijo molesto
—Luego les explicó, ya vuelvo iré a dejarlos.- les dije a mis amigos para que me esperaran tranquilos
Ellos asintieron pero cuando ya me iba Marcelo me dijo que me llevara su camioneta y que en la guantera había una Glock por cualquier cosa. Asentí y me dirigí hacia los chapitos empujándolos de los hombros como si fuésemos amigos.
Cuando finalmente llegamos donde estaban parqueadas las trocas, los mire muy enojada.
—A ver cabrones, ustedes querían que los sacara del malecón, ahora me pueden decir que se les ofrece?.- dije todavía enojada pero más calmada
-Primero que nada, muchas gracias plebe, es usted una chingona y nosotros solamente queríamos presentarnos y agradecerle lo que hizo por nosotros.- dijo educadamente uno de ellos
— Ni modo que te hubiera pasado encima cabrón, pero de nada.- dije causando la risa de los tres hermanos
-Mi nombre es Alfredo Guzmán, mucho gusto .- me dijo entre risas el suicida
–Yo soy Iván Guzmán pa servirle oiga -. Se presentó el otro chapito que disque iba a una peda
–Bueno morra yo me llamo Ovidio Guzmán.- dijo en tono coqueto el menor de estos que casi no había hablado solo para preguntar donde íbamos y que no me dejaría sola
—Bueno mucho gusto a los tres, les quiero decir que ya sabía quienes eran.- dije poniéndome la mano en la boca para disimular la risa
Vi como sus caras eran de asombro y los tres me miraban un poco desconcertados.
—Tranquilos que yo no digo nada, a mi todo se me olvida y espero que a ustedes igual.- les dije guiñándoles el ojo
Alfredo– Ah cabrón...Ni que decirle.
Iván- Eres a todo dar plebe, que chingon que no te dio miedo, ni tampoco por saber quienes somos, ni por ser hijos de quien somos te negaste, como hubiese hecho mucha gente.- me dijo