12. Compras

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Mientras estuvimos en el auto, no hablamos más del tema de mi identificación. No se como David y Patrick solucionarían algo tan complicado, yo sin pasado, sin apellidos, sin fecha de nacimiento, sin nadie que me conociera, sin niñez, sin nada.

Solo a ellos se les ocurriría ponerse de meta darme una identificación legal, en lo personal ya me estaba acostumbrado a la idea de nunca ser nadie trascendental en este mundo.

David se dirigió a un gran centro comercial, donde también había un auto mercado gigante, nos bajamos en el estacionamiento subterráneo del centro comercial y fuimos rumbo al auto mercado, en un lugar tan concurrido por tanta gente, familias con niños pequeños, bebés, abuelos, empresarios, mujeres elegantes, adolescentes, demasiadas personas que simplemente nunca habían visto a alguien sin pierna y sin brazo andando con una sola muleta, sentí que las miradas me traspasaban. Y tanto David como Patrick lo notaron, se dieron cuenta que muchas personas no podían disimular la curiosidad que les inspiraba.
- Que pasa?, que tenemos?, porque todo el mundo nos mira?.— Empezó a preguntar Patrick nervioso.
- No los ven a ustedes, creo que impresionó en el mal sentido de la palabra.— dije intentando sonreír.
- En la calle te miran un poco, pero aquí es como si tuvieras un cartel que dice “mirenme”.— dijo Patrick riéndose.
Los niños y los ancianos eran sin duda los más impresionados, ambos sin disimulo, los niños me señalaban con el dedo y los ancianos abrían la boca con sorpresa o chasqueaban la lengua.
El camino al auto mercado se me hizo eterno en esa situación tan incómoda, y creo que Patrick y a David también. En el ascensor ya Patrick no aguanto, una señora mayor sin disimulo empezó a hablar en voz alta de las pobres personas que sufren accidentes y dan tristeza.
- Que terrible situación estar así, y no poder ni caminar, que dolor me dan esas personas sin brazos ni piernas, pobres!.— Dijo la mujer en voz alta sin ningún tapujo.
En el ascensor aparte de la mujer y nosotros tres, también estaba un hombre con una chica adolescente y otra mujer de unos 50 años. Patrick estaba a punto de voltearse para decirle algo a la mujer, pero lo detuve tomándolo del codo, sentí que no valía la pena.
- No se preocupe Señora, le puedo asegurar que no es tan terrible, ni siquiera me había dado cuenta que estaba así, de lo acostumbrado y feliz que me siento con mi cuerpo.— Le dije intentando no sonar grosero.
El hombre y la chica adolescente me sonrieron y la mujer y la anciana se pusieron nerviosas, por suerte ya nos tocaba bajarnos. Es increíble como los seres humanos después de tantos años aún no tienen la capacidad de ser tolerantes y de ser amables con otros y los ancianos que deberían ser más empáticos no lo son, bueno no todos.

Fuimos al auto mercado y Patrick tomó un carrito para poner las cosas y así empezaron a colocar cosas dentro.
- Me encantó como le contestaste a esa viejita, yo no hubiese sido tan sutil. Tu siempre tan cortés y elegante.— Me dijo mientras tomaba de la percha una salsa de tomate y me picaba un ojo.
- No sabes cuántas veces me han pasado cosas parecidas, pero esta es la primera vez que me pasa tan directamente, siempre son comentarios disimulados.— Le expliqué a Patrick.
- Hay personas que se impresionan mucho, empiezan a decir cosas sin pensar. No has pensado usar una silla o dos muletas, llamarias menos la atención.— Me aconsejó David.
- Si, porque una muleta, más esa cara de modelo de Calvin Klein, igual: miradas por todos lados.— Dijo Patrick sin disimulo.
Ignore por completo el comentario de Patrick.
- Como usaría dos muletas? Tengo un solo brazo. Además me siento cómodo así.— Les dije con sinceridad.
- Podemos mandar a hacer una muleta adaptada para tu brazo izquierdo.— Dijo David convencido.
- Y por que no mejor una prótesis para tu pierna? Eso sería excelente.— Dijo Patrick eufórico.
- Le dices tu, o le digo yo?.— Pregunto David mirandome.
- Yo le digo.— Dije sonriendo.
- Decirme qué?.— Pregunto Patrick desconcertado.
- Es que puedo usar una prótesis pero solo por poco tiempo, porque primero, el sobrante de pierna es un poco corto y eso me incomoda y segundo, en el accidente se me separó la pierna de la cadera y aunque me operaron quedo como sensible esa zona y una prótesis no ayuda. Intenté usar prótesis cuando estuve en el hospital pero no me acostumbré como hubiera querido.
- No sabía, nada de eso. A veces siento que David te conoce más que yo.— Dijo Patrick dolido.
No pude hacer nada más que reírme con ganas.
- Patrick es en serio?, le estás haciendo una escena de celos a Vincent? Aparte yo fui su médico y por eso lo conozco un poco mejor.— Dijo David burlón.
Patrick lo miró con desdén mientras tomaba un paquete de galletas de chocolate en oferta.
- Ya no voy a decir nada, todo lo que digo se lo toman a chiste ustedes dos.— Dijo molesto.
- Quieren jugo se naranja, manzana o uva?.—Pregunto David cambiando de tema por uno que sin duda le parecía más importante.
- El de naranja está bien y llevemos uno de toronja también.— Dijo Patrick más tranquilo.

Luego de casi 40 minutos en el auto mercado, eligiendo entre miles de cosas para comer, abarrotes, frutas, verduras, carnes, embutidos, enlatados y cereales, por fin salimos de allí con un carrito repleto.
David decidió llevar al carrito hasta el auto para dejar las cosas mientras nosotros lo esperábamos fuera del auto mercado.
Luego de unos minutos David apareció con una mirada de felicidad al vernos.
- Y ahora que hacemos?.— Pregunto David como esperando órdenes de un jefe.
- A ver, ya es medio día, mi estómago dice “tengo hambre”, así que vamos a comer.— Dice Patrick con ojos de cordero.

Fuimos a comer a la feria del centro comercial, nuevamente les dejé la libre potestad a Patrick y a David de elegir la comida, decidieron pedir sushi, nunca lo había probado pero si había escuchado de él.
Definitivamente la fusión de sabores era fascinante, tantos ingredientes asiáticos y nuevos para mi en un solo bocado me hicieron sentir muy feliz.
La cara de Patrick al verme comer era de absoluta sorpresa. Hasta se sorprendió lo bien que aprendí a tomar los palillos con la mano, hay cosas que simplemente son como son, El espagueti con tenedor, la sopa con cuchara, el sushi con palillos chinos.

Luego de semejante almuerzo tan delicioso, Patrick dispuso ir a ver ropa, yo de verdad no estaba tan convencido de querer ir a ver ropa, pero era algo necesario que no tenía.
Como era de esperarse las personas en la tienda de ropa no dejaban de mirarme, y allí estaba yo, buscando pantalones, camisas y hasta alguna que otra chaqueta o suéter.
Luego también me tocaba ir a ver algo más importante aún, ropa interior.
Al final me había hecho de tres pantalones jean, tres camisetas, una chaqueta de cuero que estaba muy bonita y en oferta, dos hoddys cerrados uno sin y otro con capucha.
Aparte de la ropa interior y las pijamas que tanto me hacían falta.
Al final, Patrick pagó la ropa, pero le prometí devolverle el dinero cuando pueda cambiar el cheque que me dio la policía.
Luego de esas compras donde Patrick y David se divirtieron más que yo, nos dirigimos rumbo a casa.

Sentía un gran alivio de solo pensar que tenía un hogar a donde volver, una cama donde dormir y ni hablar de un plato de comida.

Vincent [Actualizando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora