Realidad

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Abrió los ojos lentamente, todo a su alrededor era completamente blanco y luminoso ¿En dónde estaba?

No tenía la más remota idea, se sentía completamente fuera de lugar y no reconocía nada, además que el exceso de luz hacía que solo viera todo blanco. Intentó levantarse para evaluar todo a su alrededor en busca de algún indicio de su ubicación pero no pudo moverse, tan solo pudo girar sus ojos y ya, ni siquiera podía girar su cabeza, era como si su cuerpo no existiera. ¿Estaba viva? Trató de moverse de nuevo sin ningún resultado, así que sí, tenía que estar viva porque así como en el pasado estuvo segura que no había muerto porque el paraíso no podía incluir las náuseas, ahora lo estaba porque dudaba que la muerte fuera algo tan incómodo. Aunque si estaba viva ¿dónde estaba y por qué no se podía mover? Hizo un nuevo intento sin éxito, nada, es como si su cuerpo pesara una tonelada o no lo tuviera en lo absoluto. Quería gritar, tal vez así saldría del pasmo en que se encontraba, o al menos pellizcarse.

Cerró los ojos por un rato intentando hacer memoria de algo que le dijera en dónde podía estar, pero sus recuerdos eran una marea espesa a través de la cual no lograba ver. ¿Se había dormido? Ni siquiera podía asegurar si dormía o no, pero ahora que la luz la encandilaba un poco menos por lo que paseó su mirada a ver si conseguía ver algo más, las paredes igual que el techo eran blancos, a su derecha habían varias máquinas de las que salían algunos cables a los que probablemente ella estaba conectada, veía los números y algunos gráficos en las pantallas pero no escuchaba que emitieran algún sonido, ahora que lo pensaba un poco mejor no escuchaba absolutamente nada. Inhaló profundo, o eso creyó pues no podía sentir el aire hinchar su pecho, ahora vio a su izquierda y había una silla vacía junto a la cama, no supo cuánto tiempo estuvo viendo a su alrededor esperando que algo pasara, pero nada, lo único que podía era ver el techo en busca de alguna inexistente grieta o marca, finalmente volvió a cerrar los ojos.

La siguiente vez que estuvo despierta, o algo así, se intentó enfocar en sus recuerdos. Se acordaba de las náuseas, ella había estado embarazada y tenía dos hijos, poco a poco sus rostros fueron tomando forma, así como la cara del padre de estos, el hombre que ella amaba. Muchas imágenes de ellos tres surcaban su mente, de todos como familia compartiendo y luego de nuevo se iba a negro. Un ligero pitido captó su atención ¡escuchaba algo! Era una de las máquinas a su derecha, además un dolor en su pecho aparecía y le hacía sentir por momentos que no podía respirar del todo bien, afortunadamente el aire no le faltaba. La falta de luz revelaba que era de noche, o eso creía. Un nuevo rostro apareció en su cabeza, un rostro demasiado parecido al de sus hijos y su pareja, pero ese rostro no sonreía ni mostraba ningún atisbo de alegría al verla, sino todo lo contrario, la veía de forma despectiva y como si fuera una intrusa o un insecto que debía ser aplastado.

Y todos los recuerdos llegaron de golpe, ella había luchado con Hiashi por la libertad de su familia sabiendo que no sobreviviría a tal encuentro, pero allí estaba, Neji la había llevado a prisa al hospital y luego la habían ingresado a una habitación en donde todo se oscureció y ella se sumergió en la nada misma. Todo había sido negro por mucho tiempo y ella había estado en una especie de limbo sin entender lo que pasaba, había dos voces dentro de su cabeza, una le decía que debía aferrarse y luchar aunque el dolor la hiciera flaquear, y la otra solo le decía que soltara todo, que el dolor punzante que no la dejaba respirar y el sinfín de laceraciones que sentía desaparecerían y podría descansar.

Había sido agotador, había escogido aferrarse en un principio pero a medida que el tiempo iba pasando la carga era cada vez más pesada y le costaba, por más que intentaba recordarse que tenía motivos para no dejarse ir la verdad es que estuvo muy cerca de rendirse. La superficie para sostenerse era cada vez más pequeña y era difícil estar ahí, pero antes de decidir cerrar los ojos del todo y dejarse caer, todo empezó lentamente a ser más llevadero. El dolor en ese limbo nunca desapareció, pero empezaba a ser soportable, hasta que pudo abrir los ojos y se encontró en esa habitación blanca.

Consecuencias (NejiTen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora