Consecuencias (NejiTen)

El principio del fin

Demonios, ¿Por qué a él? ¿Por qué le tenía que tocar el trabajo de cuidarla precisamente a él? Tenía otras actividades por hacer, por ejemplo podía irse a entrenar y otro sinfín de cosas que sin lugar a dudas eran más apropiadas o por lo menos interesantes para él. Además, él no era el único presente en el consultorio de la Hokage, él no era su único compañero de equipo, y es que hasta su sensei estaba presente en el lugar; entonces, ¿Por qué le tocaba precisamente a él? Las dos bestias verdes deberían encomendarse a todas las deidades que conocieran para que los cuidaran o los golpearía tan pronto tuviera oportunidad.

A su mente acudió el recuerdo de aquella estúpida misión, la última que habían tenido antes de ese incidente. Era una misión simple y absurda de clase B en la que debían entregar unos aparentemente importantes pergaminos, aunque en su opinión eran insignificantes, la miserable y lejana aldea a la que tocaba llevarlos quedaba casi en el límite del país de la Tierra y el país de las Cuevas, justo antes del lugar en donde el viento golpea y se devuelve, en un lugar tan recóndito que podía jurar que ni siquiera el sol quería ir hasta allá, era demasiada distancia para tan intranscendentes papeles. Dos semanas les tomó llegar al detestable lugar y pudo haber sido más tiempo de no ser porque Gai y Lee corrían hasta estar seguros que no les quedaba una gota de energía y mientras Tenten y él hacían lo posible por no perderlos de vista, obligándolos a hacer algunas pausas para poder descansar lo suficiente. Al llegar por fin entregaron los documentos, pasaron la noche en una sencilla posada pues era justo y necesario una noche de sueño adecuado y al día siguiente emprendieron la travesía de regreso.

El viaje de vuelta fue en una situación bastante similar, exceptuando que cuando estaban casi llegando a Konoha fueron atacados por unos ninjas de pacotilla que si bien no tenían un nivel alto, eran una gran cantidad, estuvieron en una desventaja de veinte a uno y a ninguno de ellos realmente le pareció que fuera un factor importante.

La pelea no fue complicada pues era casi como aniquilar mosquitos, la mayor dificultad estaba en atraparlos, pero sí los llevó al límite de sus energías teniendo en cuenta la sobreexigencia que les había sido impuesta durante todo el camino hasta el momento por Gai y Lee. Su sensei y su compañero de equipo tenían bastantes raspones, Tenten estaba envenenada por una aguja que nadie pudo detener a tiempo y con excepción de la parte superior de su vestimenta, él estaba en perfectas condiciones.

Sin perder más tiempo alzó a la castaña y todos se dirigieron con presteza al hospital en donde Tsunade la examinó y le aplicó el antídoto correspondiente. No era un veneno del todo peligroso pero sí uno muy particular pues era un veneno en dos fases. La primera fase o inicial consistía en la pérdida automática de la consciencia y la disminución de los signos vitales, consiguiendo que todos pensaran que la persona afectada podría morir, para contrarrestar tal efecto debía aplicarse un antídoto bastante sencillo de conseguir y entonces era el momento de prepararse para la segunda fase. Dicha fase estaba caracterizada por un estado de aparente ebriedad o algo bastante similar cuya única cura era esperar que el tiempo transcurriera y la sustancia dejara por completo el organismo, lo recomendable era que la persona durmiera pues se hablaban de alrededor de ocho horas. El veneno estaba diseñado de tal forma para poder sobornar a las familias adineradas haciéndoles creer que matarían a la víctima y una vez obtenían el pago les devolvían a la persona en dicho estado para que no pudiera dar pistas sobre los atacantes y que estos pudieran seguir cometiendo sus fechorías con tranquilidad.

Alguien debía llevarla hasta la casa y cuidarla hasta que se recuperara por completo de la segunda fase pues no se sabía que acciones sin mesura podía realizar y tenía perfectamente claro que esa persona no iba a ser él. Justo en ese momento Tenten empezó a abrir los ojos lentamente, mirando a su alrededor y sonriendo como si la situación le resultase graciosa.