Cumpliendo promesas

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Inhaló profundo para controlar su llanto y tranquilizarse, estaba haciendo lo correcto. Limpió el rastro de lágrimas de su cara y al levantar la cabeza se encontró con dos pares de ojos que la miraban fijamente

- Mami ¿por qué lloras?

- No estoy llorando — intentó excusarse de inmediato

- Eso no es cierto, te vimos llorar por varios minutos — desde esa edad empezaban a mostrar que iban a ser analíticos como su padre, aunque lo de fingir que dormían cuando en realidad no lo hacían era algo heredado de ella

- Recordé algo triste, pero fue algo que pasó hace tiempo y ya estoy bien — dibujó una sonrisa falsa — ¿algún motivo por el que no estén dormidos?

- Hitoshi tiene sed

- Bien, ya regreso — fue a la cocina sirvió un poco de agua en un vaso y regresó a la habitación — toma — el pequeño recibió el vaso y empezó a tomar lentamente

- Gracias — dijo su hija cuando el niño terminó, ella solo hizo el objeto a un lado y le acarició el cabello al pequeño, era lacio y del mismo color del de Neji mientras que el de Hiromi se había aclarado un poco con los años y ahora era casi chocolate como el suyo

- Amor ¿por qué no hablas? — se recostó en la cama y le besó la coronilla — no es muy caballeroso dejar que sea tu hermana quien siempre hable por ti

- Dice que lo siente — habían intercambiado una mirada rápida y ella solo suspiró de nuevo, esperar que su hijo hablara de repente era como esperar que Neji empezara una conversación

- ¿Quieren algo más?

- No mami

- Entonces es hora de dormir — los niños bostezaron y ella sonrió, quedándose ahí acostada hasta que estuvo segura que no simulaban. Los cubrió con una manta y se levantó con cuidado de no despertarlos. Neji le había avisado que llegaría tarde, por lo que aprovechó el tiempo que le quedaba a solas para buscar una hoja en blanco y escribir una carta mientras luchaba por no llorar de nuevo, era insustancial hacerlo y no le aportaría nada. Cuando tuvo la carta lista la metió en un sobre y lo cerró, se supone que no debería dejar a los infantes solos pero se arriesgó, dirigiéndose lo más rápido que podía a la oficina de Tsunade de nuevo y le pidió que además de mostrarle el documento por favor le entregara el sobre al Hyūga. Volvió justo a tiempo, unos minutos después que estuvo en su vivienda la puerta se abrió, sin duda él estaba sorprendido por verla despierta y en la sala a esa hora

- ¿Pasó algo? — fue su saludo, ella negó con la cabeza temiendo que él pudiera leer a través de sus ojos — ¿qué haces despierta?

- Te estaba esperando — señaló el sofá, él se acercó y se sentó a su lado, dándole un beso suave — necesito hablar contigo — esas palabras rara vez significaban buenas noticias, podía notar que algo le pasaba a la castaña pero más allá de la tristeza de su voz no podía darse cuenta de más, pero sospechaba que algo muy malo iba a ser la conclusión de esa conversación — Neji... si algo me pasara ¿me vengarías? — meditó todas las posibles respuestas a esa pregunta

- Sí, no soportaría perderte y que el responsable quede impune

- ¿Dejarías a los niños por hacerlo?

- Tenten ¿qué pasó? Dime lo que te tiene así

- Necesito que contestes la pregunta

- No lo sé, no puedes hacerme una pregunta como esa y creer que puedo dar una respuesta racional sin saber lo que ocurre

- Neji, tienes que prometerme que si algo me llega a pasar te enfocaras solamente en cuidar a nuestros hijos — él arrugó el ceño — no puedes dejarlos por una venganza, me prometiste que los cuidarías

Consecuencias (NejiTen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora