Nanatsu no Taizai: Zeldris weight gain

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Era una noche fría, oscura, y algo solitaria.

Se encontraba un miembro del clan de los demonios, príncipe demonio menor, Zeldris, mandamiento de la piedad, caminando solo en medio de la casi nada.

Què hacia él ahí en lugar de estar con su clan? Su hogar?

Fàcil.

Zeldris decidió irse de casa, huir para ser precisos, ya que.....

Últimamente no se ha sentido tan conocido ni apreciado por todo lo que hace, ha luchado durante años por su padre, pero, no recibe reconocimiento, tampoco su padre lo trata tan bien que digamos.
Zeldris llevaba ya 11 días de haberse ido, no ha comido, ni bebido algo durante ese tiempo.

Zeldris caminaba aún así, tenía hambre, algo de sed, y estaba algo cansado, pero debía de seguir.

Pero, a dónde iba Zeldris específicamente?


La verdad, ni él mismo lo sabía, bàsicamente estaba llendo a la casi nada.

Zeldris se detuvo por un momento para descansar un poco sus pies, sentandose cerca de un árbol.
El pelinegro pensaba en què hacer ahora, por cuánto tiempo resistirá sin comer?

En eso....



Una sombra lo cubre, éste miró hacia arriba y.....


-: Ahí estàs mi pequeño demonio.
Te he estado buscando por todos lados.

La criatura tomó a Zeldris, éste no reaccionaba ante esto, dejandose tomar por la criatura, la cual, era...









Gelda.








Gelda: (cargando a zeldris) Aaww estaba muy preocupada por ti Zeldris.
Zeldris: Gelda?
Gelda: Vamos a mi casa, debes tener mucha hambre.

En eso, Gelda siente lo liviano que estaba el demonio.

Gelda: Oh cielos, Zeldris, estàs más liviano de lo que parece. No te preocupes, te daré mucha comida sólo para ti.


Y así, la vampiro se llevó a Zeldris con ella.

Una vez que llegaron a la casa, Gelda calentó a Zeldris mientras preparaba algo de comer.

Gelda: Aquí tienes (le entrega unas galletas).
Zeldris: Em... no... no te preocupes, estoy bien.
Gelda: Pero zel, no haz comido nada, necesitas comer.
Zeldris: Está bien, (toma las galletas) gracias.

Zeldris apenas dió una mordida a la galleta, empezó a comersela algo rápido, enserio tenía mucha hambre.
Zeldris se terminó las galletas ràpido, sin dejar alguna sola.

Gelda: Jeje, no te preocupes, te traeré màs.

Mientras Gelda iba por más galletas para Zeldris, este miraba todo el lugar,  acogedor, elegante, espectacular.
Su amada si que tenía un hogar maravilloso.

Gelda: (regresa) Aquí están, más galletas (se las entrega).
Zeldris: (toma una) Muchas gracias Gelda. Te lo agradezco enserio.
Gelda: Lo que sea por ti Zeldris.

Gelda dejó que Zeldris se quedara con ella, teniendolo a salvo.
Más tarde, ambos estaban juntos, mientras que la vampiro le daba palomitas a Zeldris como un bebé.

Zeldris: (come algunas palomitas) cómo supiste en donde estaba?
Gelda: Eso no importa ahora, lo que importa ahora es que estàs aquí a salvo. (Mira la hora) Oh cielos, ya es tarde, es hora de dormir.

Gelda lleva a Zeldris a su habitación, el lugar donde Zeldris dormiría.

Gelda: Aquí està Zeldris, tu habitación.

Zeldris al ver la habitación....

Estaba algo extrañado al respecto......

Ya que la habitación era...
Infantil...
Una para un bebé.

Gelda cargó a Zeldris y lo acostó en la cuna.

Gelda: Buenas noches Zeldris, dulces sueños (le da un besito en la mejilla).
Zeldris: Buenas noches Gelda.

Gelda le sonrió a Zeldris antes de irse y apagar las luces.




Al día siguiente...................

En la mañana, Zeldris se despertó, mirando su alrededor y recordando lo que anoche.

Zeldris: Oh, es cierto, Gelda.

En eso, Zeldris olfateó algo delicioso, muy rico, y venía de la cocina.
Zeldris se levantó de la cuna y fue hacia allà, sabiendo a la perfección a quién se encontraría ahí.

Zeldris llegó a la cocina, mirando a su amada Gelda cocinando panqueques.

Gelda: Buenos días Zeldris.
Zeldris: Hola Gelda.
Gelda: Veo que dormiste bien.
Zeldris: Je, creo que ahora tengo el sueño pesado, dormí de maravilla (se sienta en la mesa).
Gelda: Me alegro mucho.
Aquí tienes tu desayuno.
Zeldris: Gracias.

Gelda lr había servido a Zeldris 20 panqueques, cosa que fue delicioso para el demonio, ya que se los comía felizmente.

Gelda: Quieres algo de miel?
Zeldris: Sí porfavor.

Gelda le pone miel a los panqueques de Zeldris, éste disfrutaba de la comida deliciosa de su amada.



Durante casi todo el día, Gelda le daba comida a Zeldris, lo consentía, le daba mimos, lo alimentaba, etc.

Durante los días, Gelda le daba mucha comida a Zeldris, éste comía y comía por supuesto, pero........
Poco a poco, Zeldris empezó a ganar algo de peso, cosa que él no lo ha notado, muy raro pero no lo ha notado.

Gelda alimentaba a Zeldris mientras que él comía y comía, ganando más y más peso, teniendo ya una barriga creciente y unas caderas y cintura anchas.

Zeldris ya pesaba 260 libras por la comida que le daba Gelda.
Un día, el demonio se encontraba en la casa como casi de costumbre, estaba buscando a Gelda para algo.

Zeldris: Gelda? Dónde estàs?

Zeldris buscaba y buscaba en casi toda la casa a la vampiro.
Éste fue a un pasillo de la casa para ver si ahí estaba Gelda por casualidad.
Pero en eso, Zeldris miró una puerta, una que no había visto antes. Zeldris se acercó a la puerta, la abrió y....







Le cayeron muchos esqueletos.
Zeldris al ver todos estos esqueletos de seres distintos, de diosas, de demonios, de hadas, humanos, etc.

Gelda: Oh Zeldris.

Zeldris volteó a ver y miró a Gelda casi enfrente suyo.

Gelda: La comida aún no està lista, pero puedes comer más galletas.

Ahí Zeldris entendió lo que estaba pasando aquí.

Zeldris: Tú no eres Gelda, ella jamás me haría esto, ella jamás me engordaría!
Gelda: De què estàs hablando Zeldris, claro que soy yo.
Zeldris: Mientes, yo sé que tú no eres Gelda!

Y Zeldris tenía toda la razón, esa no era Gelda, era un ser mounstruoso que deseaba comer.



Zeldris al ver esto, salió corriendo, escapando del lugar ràpido.

El demonio corría y corría sin parar, sin dar vuelta atrás.




Ya cuando perdió de vista al mounstro, éste descansó debajo de un árbol.

Zeldris: Oh demonios, cómo no me di cuenta antes?
Ahora si que gané peso.

Zeldris se arrepentía de haber comido tanto, de haber sido alimentado por ese ser.




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