Super Mario: Mario and Luigi Ageplay

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En un día muy bonito y bueno, Mario y Luigi se encontraban caminando hacia el castillo de la Princesa Peach, ya que ella les había enviado una invitación, diciendo que horneó un pastel para ellos como agradecimiento de haber salvado el Reino Champiñon una vez más.

Luigi: Am... ¿Mario?
Mario: ¿Sí Luigi?
Luigi: Es idea mía o... ¿sientes también un mal presentimiento?
Mario: Creo que eso sólo está en tu imaginación Luigi, no creo que hoy pase algo malo, además, apenas ayer fui a rescatar a Peach nuevamente de Bowser. Creo que tantas aventuras locas te han afectado un poco hermanito, jaja.
Luigi: Em... sí.... jaja.... supongo...

Los Hermanos Mario llegaron al castillo de la Princesa Peach, siendo recibidos por 2 Toads en la entrada y por la Princesa Peach dentro del castillo junto con ella, La Princesa Daisy.

Princesa Peach: Mario, Luigi, que gusto verlos una vez más en mi castillo.
Mario: Hola Princesa Peach, gracias por la invitación.
Luigi: P-Princesa Daisy, no esperaba verla aquí.
Daisy: ¿Qué? ¿Acaso no querías verme?
Luigi: N-no no, no es eso, es sólo-😲
Daisy: Jajajaja, calma, sólo estaba bromeando.
Es un gusto verte también Luigi.

Luigi y Daisy se sonrieron del uno al otro, el chico verde algo sonrojado de vergüenza por dar tal primera impresión a la Princesa anaranjada.

Princesa Peach: Vengan por aquí porfavor chicos.

Los Hermanos Mario siguieron a la Princesa Peach y a la Princesa Daisy, llendo a una habitación que jamás habían visto, cosa que fue un poco raro para los hermanos.

De repente, unas manos robóticas tomaron a Mario y Luigi, sosteniendo sus brazos y piernas.

Mario: ¿¡Ah!? ¿Qué es esto?
Luigi: ¡Ay no! ¡¡¡Esto no es bueno!!!

En eso, aparecieron otras 2 manos, ambas con una inyección para cada uno.
Los Hermanos Mario fueron inyectados en el cuello, causandoles un dolor, como un piquete de abeja.
Llegaron otras manos robóticas, quitándoles la ropa a ambos.

Luigi: ¡Hey no! ¿¡Qué hacen!?

Poco a poco, a causa de la inyección, los hermanos Mario se quedaron profundamente dormidos en manos de las manos robóticas.













Salto de tiempo.......................

Mario fue el primero en despertar, estando en una habitación del castillo.
El plomero rojo se talla los ojos para ver mejor.
En eso, mira que está en una cuna con Luigi aún dormido, llevaba un pañal grande puesto, una camisa roja manga corta que decía: «Big Brother».
Miró la camisa de Luigi, esta era color verde manga larga, que decía:
«Little Brother».

Mario miró a su alrededor, estaba en una habitación colorida y bonita, lleno de peluches, una alfombra, una mesa con cajones, un armario, y un baño.

Mario: Mama mía, ¿¡pero qué nos hicieron!?

Justo en ese momento, despertó Luigi, viendo su alrededor aterrorizado.
Miró a Mario, que también estaba como él, camisa y pañal.

Luigi: Mario, ¿qué está pasando?
¿Qué hacemos aquí?
Mario: No lo sé, desperté hace poco y todo esto ya estaba aquí.
Luigi: ¿Quién nos habrá hecho esto?
Princesa Peach: Fuimos nosotras.

Ambos chicos voltean a ver a la dueña de la voz.
La Princesa Peach y La Princesa Daisy estaban de pie en la habitación enfrente de la cuna.

Mario: ¿¡P-Princesas!?
Pero....¿porqué?
Princesa Daisy: Dah, queríamos unos bebés, unos bebés especiales.
Luigi: pero..... ¿porqué nosotros?
Princesa Peach: Porque ustedes son los más ideales para ser nuestros bebés.
Mario: Princesa Peach, con todo respeto.
¡¡¡¡¡¡USTED SE VOLVIÓ LOCA!!!!!!
Princesa Peach: No estoy loca Mario, simplemente quise hacer un sueño hecho realidad.
Princesa Daisy: Sí, desde hace mucho tiempo hemos deseado cuidarlos, que sean nuestros bebés.

Mario y Luigi se miraron le uno al otro por un momento, antes de mirar una vez más a las princesas.

Princesa Daisy: Ahora, es hora de cambiarles el pañal.

En ese momento, Luigi al escuchar eso, mira su pañal, no había notado cuando se había mojado.

Luigi:!!!
¿¡Pero cómo!? ¿¡Cómo pasó esto!?
Princesa Peach: Simple, los sueros que les inyectamos, causó que perdieran fuerza, control, etc.

La Princesa Daisy tomó a Luigi y lo puso en el cambiador.
Luigi estaba rojo de vergüenza, se cubrió la cara por eso, y más por el hecho de que ahora, el amor de su vida, estaba cambiandole el pañal.
Muy vergonzoso...

Princesa Peach: No se preocupen ahora chicos, nosotras los cuidaremos muy bien.

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