En esta historia de amor y superación Juan Pablo Villamil se encuentra en un una difícil situación, de la cual no encuentra salida.
Evangeline será su guía y más, también lo que necesita para volver a percibir el mundo desde su nueva condición. Sie...
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🎶🎵🎶🎶🎵🎶🎶🎵🎶 Bogotá, 10:30 pm.
Esta noche se premia a lo mejor de la música latina en un evento que se lleva a cabo por primera vez en la cuna de la banda Colombiana Morat, quienes luego de una carrera llena de éxitos, discos de oro, plata y diamante.
Son llamados al centro del escenario para recibir el más que merecido premio.
Los chicos no pueden ocultar su emoción, por fin luego de tantos años y arduo trabajo lograron uno de sus sueños, ganar un Grammy.
Luego de las palabras de agradecimiento lideradas por Juan Pablo Isaza, ya que los demás chicos estaban demasiado nerviosos como para proferir palabra alguna, más algunos agradecimientos por parte de Juan Pablo Villamil, terminando el discurso los hermanos Vargas quienes agregan su toque especial al discurso que duró unos cuantos minutos que les parecieron además de irreales, eternos.
Al terminar la premiación acordaron seguir la parranda en un bar famoso de la localidad y, después de una ardua batalla de "piedra, papel o tijera" ; resultó ser Isaza, el conductor designado.
Una vez terminada la celebración era hora de regresar al apartamento que compartían en el centro de la ciudad.
Hospital La Samaritana 12:40 am.
Evangeline Carvajal, una joven estudiante de enfermería tan apasionada con el poder ayudar a los pacientes, dividía su tiempo entre los estudios y ser voluntaria en el hospital; el mismo hospital en donde su madre trabajó toda su vida. Evangie, es como le llaman de cariño el personal más veterano del hospital. Ella literalmente ha crecido dentro de las paredes del Hospital La Samaritana.
Era una noche fría, lluviosa y tranquila, demasiado para lo que normalmente se vive en los recintos del hospital, Evangeline se encontraba inquieta tal vez por el clima, no encontraba razón, para su pulso acelerado y los escalofríos que de vez en cuando sacudían su cuerpo.
Se preguntaba si era un mal presentimiento.
Ensimismada en sus pensamientos, logró escuchar un código, aquel que indicaba que necesitaban ambulancias de inmediato.
Después de todo, ese nudo en la garganta y las corazonadas descontroladas no eran en vano.
Algo estaba por suceder.
Respiro hondo como siempre ha hecho para reponer su compostura si bien, no había mucho que ella pudiera hacer debido a la falta de titulación, había aprendido mucho de los procedimientos médicos y siempre que estuviera autorizada o supervisada por algún médico le permitían ayudar en cosas simples; era especialmente buena para monitorear el progreso de los pacientes, en particular aquellos que requerían rehabilitación o atención especial. Además de ser una excepcional cuidadora.
