En esta historia de amor y superación Juan Pablo Villamil se encuentra en un una difícil situación, de la cual no encuentra salida.
Evangeline será su guía y más, también lo que necesita para volver a percibir el mundo desde su nueva condición. Sie...
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Villamil, se encontraba al borde de la desesperación, pero no permitió que aquel sentimiento lo invadiera, al contrario se mantuvo sereno en los minutos previos a que la Sra Rosy, entrara apresurada y con preocupación a la habitación.
Para calmarse y aprovechando el estado de inconsciencia en el que se encontraba Evangeline, se le ocurrió intentar eso de "ver a través de sus manos", a parte de texturas, nunca lo había intentado con una persona. Sentía la necesidad y gran curiosidad de de explorar el rostro de la chica. Pues no recordaba haberla tenido tan cerca, ni la oportunidad de hacerlo antes.
Con algo de nerviosismo y evitando ser brusco, se encontró acariciando sus mejillas, notó que su piel era muy suave y también que tenía algunas imperfecciones cerca del mentón, que era pequeño y tenía una pequeña hendidura en el medio, a partir de allí se encontró ensimismado acariciando sus labios, estaba dibujando en su mente cada detalle realmente imaginado lo que podría ser el rostro de la chica que empezaba a robar cada uno de sus pensamientos y un gran pedazo de su lastimado corazón. Para no olvidarlos, nunca.
Los labios de Evangie, eran suaves al tacto, gruesos y tenían muy definido el arco de cupido. Su nariz era pequeña y respingada, subiendo su rostro detalló sus pestañas, que parecían ser largas y rizadas, de cejas gruesas y definidas y su frente era de un tamaño medio, pues no era ni tan pequeña, ni tan amplia.
Fueron realmente segundos o un par de minutos que utilizó para darle un rostro a aquella mujer que empezaba a convertirse en el amor de su vida.
Cuando Rosy, por fin llegó al cuarto, realmente se alarmó ante la escena.
Su voz alterada lo sacó de su ensueño, recordando que no tenía razones para justificar que Evangie, se hubiera desmayado de tan inesperada manera.
Villa, le indicó de inmediato a Rosy, que buscara el botiquín que se encontraba en el baño principal de la casa.
Para luego colocar un algodón empapado en alcohol cerca de las fosas nasales de la joven, realmente no sabía si aquello funcionaba o no, es decir no podía ver su reacción. Cuando estaba por sugerir llamar a un médico o ambulancia notó que la chica en sus brazos empezaba a moverse, sintió que le habían quitado el peso de un camión, de entre sus hombros.
Evangeline, al verse en el suelo, adolorida y con la cara de espanto de Rosy, tenía más que claro de que se había descompensado, por lo que procuró excusarse y disculparse por la situación. Mientras intentaba levantarse, Rosy, le ordenó que ni siquiera lo pensara.
