10. Soy Más Fuerte Si Estamos Los Dos.

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Era una bella tarde, con canvas en el cielo y una brisa fría e indomable.

Evangeline, pasaría la velada con Simón, Martín e Isaza.

Realmente para ponerse al día, y pues Evangie, aprovecharía esta oportunidad para contarles las buenas nuevas, de todo lo que platicarían, ese era el tema que más le emocionaba y a la vez le causaba una sensación extraña en el estómago, en definitiva estaba nerviosa en compartir el pequeño gran secreto, debido a que después de Villa, su familia y el Dr. Gaston, para ella los chicos eran parte indispensable y de gran importancia en su vida.

Y aunque trató de que Villamil, la acompañará, no fue más que un intento fallido. Logrando solamente activar el drama que corre en las venas del joven, que se limitó a negar la propuesta y a quejarse porque el plan que Evangie, proponía para él, solo representaba menos tiempo con su novia.

Situación agridulce para Villa, porque en el fondo los extrañaba, y muy en el fondo le hubiera gustado mucho estar presente en el momento justo cuando Evangie, les contará que ahora estaban juntos, que son una pareja, que se aman y aunque no pudiera ver sus reacciones, podría sentir el cambio en sus tonos de voz, escuchar las felicitaciones y la alegría en las voces de los hermanos, escuchar la sonora risa de Isaza... En definitiva, lo extrañaba, pero el dolor aún presente en el fondo de su memoria, el dolor de la pérdida y recuerdos de aquella fatídica noche, aún le robaban la calma, y todo lo que necesitará para volver a estar con ellos, sin rencor y odio... Eso, necesario para no destruir el lazo de amistad, simplemente no estaba aún presente, en Villa.

El restaurante, "El Reencuentro" se estaba convirtiendo rápidamente en uno de los más cotizados en la ciudad, su ambientación así como sus amplias terrazas, adornadas con toda clase de plantas y musgos que ocultaban sus coloridas paredes,así como sus amplios ventanales, maderas barnizadas y candelabros de todo tipo, brindaban las ambientación perfecta para ser el sitio ideal para la tan esperada velada...

Se encontraba Isaza, en los estacionamientos del lugar, llevaba un ramo de girasoles en una mano y en la otra parte del regalo que tenían planeado para Villa, cuando se acercaba a la mesa que habían reservado en la terraza, se sorprendió gratamente al ver que ya los hermanos Vargas, estaban sentados en la mesa del restaurante. Con un Simón algo adormilado, lo que le hizo recordar que justo a esas horas Moncho, acostumbraba a tomar una siesta de la cuál se turnaban para despertarle, de las maneras más ruidosas y creativas posibles. Pues les tocaba hacer de despertador.

Martín, se levantó de la mesa y le abrazo como saludo. Explicándole que tuvo que tirarle un vaso con agua fría a su hermano para despertarlo y llegar a tiempo a la cita, ya que en la avenida 15 siempre se congestionaba el tráfico a esas horas de la tarde.

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