14. Defenseless.

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Cuenta regresiva

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Cuenta regresiva. 
Falta 1 día. 

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Contar con alguno de los chicos de Morat en esta ocasión, no era una opción, si bien la relación parecía haber sanado un poco. La distancia era el nuevo impedimento, pues se encontraban fuera del país; específicamente al otro lado del continente, analizando algunas propuestas de diferentes disqueras, de las cuales mantendrían actualizado a Villamil; quién en todo momento evitó comentarles sobre su ahora desaparecida novia de la cual sabía con certeza el cariño que le tenían. 

Pero no, prefirió callar y cargar con su cruz, sólo. 

No había otra forma, por primera vez Villamil, tendría que salir a las calles de Bogotá sin poder ver, por primera vez se enfrenta al mundo exterior ahora también sin su Evangeline

Con ayuda de Rita, la perrita aquella que su amada  le obsequio, la misma que evoca todo el tiempo a Evangie, y armado con el bastón que juro nunca usar. 

Villa, se aventura en busca de respuestas, en busca de su amor, está nervioso, ansioso y desesperado. Debe calmarse o no será capaz de colocar ni un pie en la acera, sus manos están sudorosas, se le dificulta un poco tragar, respira y sabe que tiene que hacerlo por ella y por él, porque en algún momento llegaría este día, solo que nunca imaginó las circunstancias y motivos que lo impulsarían a hacerlo. 

En primera instancia Villa, experimenta en primera persona los problemas de accesibilidad que tiene Bogotá, los primeros pasos fueron tambaleantes, le costaba seguirle el paso a Rita, luego de algunas órdenes específicas adaptó su andar al solicitado por su dueño, captó entonces que no se trataba de un paseo y que debía guiarlo a través de la multitud. 

La hora en la que decidió salir presentaba otro reto, era la hora pico, demasiada gente apresurada por llegar a su destino. 

Nadie parecía tomarle importancia al joven parado en medio de la vereda, con mirada perdida y un ceño que denota confusión. 

A este punto Villamil, estaba paralizado, el bullicio lo aturdía además de tropezar con varias personas al punto de casi caer. 

Apoyándose en Rita, evitó quedar de rodillas en el suelo, un alma noble al fin  se compadeció de Villa, una señora dueña de un puesto que coincidencialmente era visitado con frecuencia por Evangie

—¡Hijo, hijo! Espera… 

Llamaba la señora, mientras se acercaba a Villamil

Quien se esforzaba en no perder el rastro de esa voz entre tanta gente. 

—Buenas tardes, ¿Cómo va? Le respondió Villa, agradecido al sentir que alguien se tomaba el tiempo de ayudarle y no tomarlo por la fuerza y con gran "gentileza" hacerlo cruzar la calle una y otra vez sin siquiera preguntar a dónde se dirigía. 

Le explicó entonces que necesitaba llegar al hospital La Samaritana, por fortuna ya había logrado la mayoría del camino, estaba solo a algunas cuadras de distancia y siguiendo las instrucciones para lograr llegar a su objetivo.

Puede sentir la agitación de Rita y le brinda algo de agua antes de seguir con el recorrido.

Reconoció las escalinatas, al llegar al hospital, pudo ser la agitación del recorrido o la situación que acababa de pasar, pero de repente sintió un vacío en el estómago, sus manos volvieron a sudar, casi instintivamente se llevó una de sus manos a la boca y mordió la uña de su pulgar, fue automático por lo que tardó un poco en corregir su manía. 

Entró a la recepción del hospital y preguntó a la secretaria por Evangie, carraspeo y rectificó el nombre que acaba de suministrar… 

Evangeline Carvajal… dijo él mientras jugueteaba con sus dedos en el escritorio. Escuchó como movían lo que parecían ser papeles y carpetas. 

— Disculpe señor, no hay ninguna paciente registrada con ese nombre. 

— No, ella no está internada. 

Ella trabajó en este hospital, es decir, ella era voluntaria en este hospital. 

La secretaria le indica que ella es relativamente nueva y que no conoce a tal persona. También le dice que tendría que averiguar con el área de personal en recursos humanos, pero que dicho proceso demoraría un buen tiempo debido a que tenía otras asignaciones que cumplir. 

Villa, no sabía qué más hacer. Hasta que recordó al doctor Gaston

Aquel que atendió su caso y estuvo monitoreandole junto a Evangie, cuando él estaba internado. 

— ¿Señorita podría comunicarme con él Dr. Gaston

Ella llamó al doctor por intercomunicador y después de unos segundos, él atendió, luego de que la secretaria le diera detalles sobre quien le solicitaba se pudo escuchar un suspiro seguido de un  "que pase". 

En el consultorio el doctor le da la bienvenida a Juan Pablo y le felicita pues le ve repuesto, saludable; nada en comparación de aquel joven cabizbajo, resentido y con un alma herida. 

Le alegro de gran manera  ver a Rita moviendo su cola frenéticamente junto a él. 

Principalmente porque le recuerda el gran trabajo que hizo Evangie, así como el amor que le tenía . 

Juan Pablo, esperaba en silencio pues presentía que era el doctor el que tenía cosas que contarle. Estaba confundido por la tensión que sentía en aquel consultorio, dudaba si debía hablar primero o no. Hasta que el galeno tomó la palabra… 

—"Muchas noches pensé en cómo darte esta noticia, no encuentro las palabras adecuadas, supuse que tardarías más en buscarme. 

Tomó una pausa, de esas dramáticas que solía aplicar Evangie, esta vez. El silencio atormentaba a Villamil, con cada segundo que pasaba… 

No sé cómo explicarte… Pero… 

Would You Be My Eyes? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora