3. Sálvame de la oscuridad y borra mi dolor.

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Evangeline, una vez dentro de la unidad de cuidados intensivos procedió a vestirse con la bata y demás implementos necesarios para estar en la unidad

Las habitaciones estaban identificadas por las letras del abecedario y con el nombre del paciente en la parte de afuera de cada cuarto, tenían una ventanilla que permitía observarlos sin la necesidad de entrar a la unidad. 

En la habitación A, se encontraba la Sra. Ana, una señora de 40 años que ya llevaba un mes inconsciente por un accidente cerebro vascular. 

Cuando era encargada de cuidar a los pacientes de UCI, siempre les platicaba, le gustaba creer que las personas en estado de coma, podían escucharle. Pues algunos pacientes recuperados afirmaban lograr escuchar los sonidos de las máquinas, fragmentos de conversaciones del personal médico e incluso recordarlas

Evangeline, tiene un talento innato para el dibujo. Había escuchado que a Ana, le gustaban las flores e  inspirada en ello le regaló una pintura con margaritas. Ella creía, que algún día Ana se recuperaría y podría apreciar su regalo. 

En la unidad B, estaba alguien que no conocía. Por la ventana observó que era un señor de avanzada edad cuyo nombre era Miguel

Justo enfrente de la tercera unidad empezó a sentir náuseas, sudaba frío y sus manos estaban algo temblorosas. Maldijo por no haber tomado su medicamento esa mañana, pero se concentró en la puerta que tenía frente a ella. 

—La tercera es la vencida.— Pensó. Miró la etiqueta ubicada a un lado de la puerta. 

"Juan P. Villamil C".

Para no darle más vueltas al asunto respiró hondo y entró sin más al cuarto. 

Y lo que vió la dejó paralizada...
Juan Pablo, casi no se veía, debido a la cantidad de aparatos que tenía a su alrededor. Se acercó para observar mejor, sobre su lastimado cuerpo tenía una manta térmica, en sus piernas botas presurizadas, diferentes máquinas para monitorear un sin fin de signos vitales, tenía una sonda y respiraba por medio de una máquina

De hecho fue lo que más le dolió, Villamil, estaba vivo solo porque esa máquina actuaba como sus pulmones. 

Miró su rostro, su cabeza estaba envuelta en vendas, de las cuales parte de su cabellera negra se escapaba y reposaba sobre su frente. Sus ojos estaban vendados también. Al ver este detalle quiso convencerse a sí misma que era solo para protegerlo de la intensidad de la luz

Estuvo en silencio por unos minutos, en los cuales recordaba con detalle los vídeos y fotografías en los que se le veía fuerte, sonriente y sano. 

Nada en comparación con el cuerpo casi sin vida que tenía en frente. 

Tomó sus manos, que estaban heladas; entre las suyas y con lágrimas apunto de salir, empezó a decirle; con la ferviente esperanza de que le estuviera escuchando…

Juan… Villa, necesito que seas fuerte. Sé que puedes salir de esto. Tus compañeros de banda también están luchando, piensa en ellos, en tu familia, hazlo por las chicas, que bajo la lluvia, en la madrugada vinieron a cantar tus canciones. 

No te rindas… No nos abandones. Tenecesitamos.. 

No te rindas… 

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