Nadie me lo pidió, pero yo igual les traje lo que se supone que es el segundo capítulo re-escrito.
Amable recordatorio que estoy posteando re-escritos por fines recreativos, y lo siguiente que suba será el capítulo que continué la trama de la historia donde se quedó. Para demostrarles que estoy trabajando en este, les dejó una imagen que habla mas de mil palabras.
Nosotros los pobres redactamos desde nuestros celulares, jajaja.
***
Mi casillero no tenía fotografías, ni espejo, ni stickers adheridos en ninguna parte. Mucho menos luces de Navidad o pintura permanente de color púrpura —no importa lo que dijera Nicole, NO valía la pena ir a detención por eso—. Me gustaba mantenerlo ordenado y solo con lo que necesitaba tener a la mano. Sin embargo, ahora su pequeño y peludo habitante tenía nueva compañía.
Miré el peluche celeste con forma de bestia —le habían asegurado a mi mejor amiga que era un pájaro en la feria donde lo ganó— y el coyote, era un contraste para nada armónico. Creía ver reflejada una súplica en los ojos saltones de la bestia, pidiéndome volver a ser lo único en darle algo de personalidad a mi aburrido casillero.
Arrugué el rostro en una mueca de pura angustia y coloqué casi todos mis libros en el tramo superior. Ver la cara del coyote era un recordatorio, mientras más tiempo tuviera la gorra en mi posesión, más excusas se apilarían para no ir a hablar con Jones. No había otra forma de confrontar el asunto, encontraba mucho peor ir a preguntarle a miembro por miembro del equipo de béisbol quién era su legítimo dueño.
Eso pudo haber funcionado en Cenicienta, pero ni estaba buscando a mi futuro príncipe ni buscaba cometer un suicidio social. Ser invisible era una cosa —con todas las ventajas que conllevaba—, pero ser confundida con una de sus fanáticas obsesivas...
—Nunca —susurré cerrando mi casillero de un portazo.
Escuché un coro de risas provenir de las escaleras y los vi. A Jones y a Davidson, parecían haberse encontrado en el camino, de lo contrario uno no se relacionaba con el equipo del otro, según lo que nos había explicado el profesor de biología sobre el reino animal y sus especies. Davidson era el capitán del equipo de fútbol americano y al igual que Jones, era conocido por sus méritos deportivos, carisma y sonrisa Colgate. Habían otros paralelos entre ambos, pero con menos podría crearse tensión entre cualquier par de adolescentes hambrientos de atención, pero inesperadamente los dos se llevaban bien.
Por lo mismo los otros siempre paraban lo que estaban haciendo cuando los capitanes caminaban juntos por el mismo pasillo, observando la civil atmósfera que los rodeaba. Solo en animes había visto antes esa reacción, las chicas se volteaban para sonreírles coquetas y algunos chicos rodaban los ojos, el cuadro enfocando a solo dos chicos...
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Conduciéndome a la locura
RomanceJessica Foller tiene la paciencia del tamaño de una pasa, razón por la cual su grupo social es tan diminuto -por no decir solo de tres personas, incluyéndola-. Desde el primer día que puso un pie en el instituto, su plan fue pasar desapercibida hast...