XIX. El Don Juan se enamoró

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Dedicación a: @fufu_conejita. Gracias por leerme todos estos años. <3

Recomendación del día: "Al otro lado del lago" de @Beesbra. Es el libro más reciente que he terminado de leer aquí en Wattpad, y me ha encantado un montón. Sí les gusta los géneros: Paranormal y Romance, entonces esta es su historia.



Los rayos del sol se filtraron a través de mi ventana, al mismo tiempo que el dulce cantar de los pájaros rompía el silencio. Abrí los ojos y una sonrisa se formó en mis labios. Tomé asiento sobre la cama y me estiré como cada mañana, consciente de que esta sería diferente a las otras. De un salto me puse de pie y dancé hasta al baño de la habitación, donde...

Solo bromeaba.

Rara vez despertaba de buen humor y no a causa de los rayos del sol —mi habitación siempre estaba en penumbras—, ni por los chillidos de las aves, sino por el molesto despertador que me obligaba a culminar mi ciclo de sueño de manera forzosa. Luego de apagarlo, me quité el cabello revuelto de la cara y casi ciega por las lagañas me dirigí al baño. Pasé al menos media hora encerrada allí, y después de ducharme, salí envuelta en una toalla y hecha una persona otra vez. Ya no más la chica zombie, pero no hablemos del hambre monstruosa que aumentó poco después de vestirme.

Salí de mi habitación y me encontré a una medio dormida Kaya en el pasillo, le dí los buenos días y ella me murmuró algo inentendible como respuesta. Le acaricié el cabello por el intento y me dirigí a las escaleras, hallando una sonrisa que no podría ser removida tan fácilmente de mis labios. Entré a la cocina y vi a mi madre colocar un gran plato de pancakes sobre la isla de la cocina.

—Buenos días —le dije cuando estuve a su lado y le planté un beso en la mejilla.

—Buenos días, cariño —mamá respondió en un tono dulzón bastante inusual en ella.

—¿Alguna novedad? —dijimos al mismo tiempo y nos miramos en silencio por unos segundos.

Estallamos en carcajadas.

Era bastante normal que mi madre y yo compitiéramos frases similares porque estábamos familiarizas a la forma de hablar de cada una, pero rara vez nuestras palabras coincidían.

—Tú primero.

Ella sonrió, demasiado emocionada como para cederme la oportunidad de explicarme primero. Pero yo estaba bien con escucharla, mientras devoraba el pancake que acababa de untar con crema de avellanas.

—No te lo dije anoche porque llegué cansada, pero ayer me encontré a Candace Merrit en el supermercado. ¿La recuerdas? —asentí. Era la mejor amiga de mi madre en el instituto, había escuchado hablar mucho de ella—. No tenía idea de que había vuelto a la ciudad, ahora está casada y es madre de tres chicos. Tuvimos muy poco tiempo para charlar, así que decidí invitarla a ella y a su familia a cenar en nuestra casa esta noche.

Aquella noticia me había tomado por sorpresa, pero en el buen sentido. Hace mucho que mamá no traía amigos a casa —los mismos que compartía con papá, y de los cuales se había distanciado—. En algún punto pensé que el divorcio le estaba afectando, volviéndola una mujer solitaria, pero ahora no solo veía una sonrisa en sus labios, sus ojos también sonreían, y pese a las pequeñas arrugas que se formaban en esa área, mamá lucía rejuvenecida. 

Ella era lo suficientemente afortunada como para haber tenido una persona que dejara un gran impacto en su vida y luego la volviera a encontrar.

—Me alegra mucho por ti, mamá —le dije de espaldas a ella, depositando el plato sobre el cual había desayunado en el lavaplatos.

Conduciéndome a la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora