Sendero final

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No hace mucho tiempo la tormenta se había desatado, furiosa y despiadada con quien se cruzara con su paso. La luna había escondido su brillo, huyendo de las terribles nubes que la perseguían sin clemencia.

Ya no quedaba nada del corazón de hierro, de los sentimientos fríos que no se desvanecían ante nada, pues el dolor fue el encargado de arrasar con aquel muro de oscuro concreto, con aquella esperanza de renacer de nuevo. Muy tarde Dark Link había reconocido aquel sentir que por mucho tiempo se negó, pagando caro el precio de la pérdida de la mujer que lo había convertido en un hombre auténtico.

Lloraba... el hombre lloraba como si le hubieran arrancado un brazo, sin embargo lo que había perdido era el alma. Sentir como su amada se desvanecía en sus brazos, sin que él pudiera evitarlo, mandó al piso la osadía que siempre lo caracterizó, aquella valentía que no lo detenía ante nada. Ahora no era más que un saco de miedos, que un despojo bañado en soledad... sin ella no era absolutamente nada.

- Pobre sombra...

Escuchó la voz de Gehena hablándole, burlándose del dolor que lo consumía. Enfurecido, limpió con sus dedos las lágrimas de su rostro, sintiendo por primera vez su textura, y dirigió su arma hacia su enemigo. El odio y la venganza se habían apoderado de sí. Haría pagar con sangre la muerte de su amada.

Ante la envalentonada imagen del joven, el espíritu maligno sólo sonrió.

- Estúpido, no podrás vencerme la espada que me origina. Tu odio me alimenta, mientras el arma en tus manos es mi misma creación. Imposible.

Dark Link hizo caso omiso a la criatura. El temblor de su cuerpo y el dolor quemándole los sentidos le hacía perder la razón, por lo que se abalanzó al villano para clavarse su arma, sin embargo se repitió el hecho anterior... envío por los aires a su portador.

- Disfruta los últimos momentos de esta tierra de nadie... mi ley no tiene palabra.

Y ante esas palabras se desvaneció, desapareciendo al Caballero de las Sombras de sus dominios sin que este pueda evitarlo.

...

El joven había sido transportado al Bosque de los Tiempos, alejado del causante de su desgracia. Aparte del dolor que lo consumía, estaba impactado por no haber podido siquiera rozar a Gehena con su arma, no servía para nada. Lo único que deseaba era morirse, expirar del mundo que su amada le había otorgado como hogar.

- Ni muriéndome podría reunirme contigo... merezco el averno.

Su fortaleza se había esfumado, ya nada le importaba. Como un ser sin voluntad caminó por medio de la tormenta hasta salir del bosque. El fuerte sonido de los truenos ni siquiera lo inmutó, pues los desgarradores gritos salidos de su boca nublaban todo.

Dark Link no supo en qué momento llegó a la ciudadela del reino, la que estaba vacía debido a la tormenta. Ignoró aquello y continuó su camino, hasta que se adentró al castillo, el que estaba igual de lúgubre que su alma. Sin la luz de su soberana nada resplandecía.

Su desolador camino lo llevó hasta los aposentos de la princesa, y en ese momento se hundió más en el abismo. Observó cada rincón de la habitación, recordando la silueta de ella caminando por los mismos, rememoró las caricias con que la arrinconaba en cada pared, enloqueciendo con el pasional y mortal perfume que la adornaba. Poco después su vista se fue a la cama, destrozándose el alma al recordar los momentos en los que la hizo suya, en las que saboreó cada rincón de su cuerpo y se deleitó con el sórdido canto de sus gemidos, los que lo enloquecían hasta el punto de olvidarse de sí mismo, de hundirse en aquel sentimiento que por tanto tiempo intentó evadir, aquella pasión y amor escondidos en las sombras.

Pasión entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora