Vehemente aclaración

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Han pasado varios días desde que había conversado con la princesa, y ella aún seguía distante. Si le hablaba era para lo estrictamente necesario, sin darle oportunidad a decir nada más.

Las múltiples reuniones en los que ambos estaban involucrados, se le hacían eternas Dark Link, quien tenía demasiadas cosas en la cabeza como para atender a, como él decía, a tanto vejete obtuso. Aparte de todo eso se sentía muy cansado, pues no había podido dormir casi nada por pensar en lo que había pasado con la princesa.

Ella lo creía un mentiroso y eso le causaba una incomodidad que no lograba descifrar. ¿Qué sentía? ¿Enojo? ¿Preocupación? No sabía cómo definirlo, pero era una sensación que no le gustaba para nada, le preocupaba ver que la dama ya no le hablaba ni miraba como antes, mucho más que ya no estaban juntos como tanto le gustaba. En la noche anterior, como pocas veces, le había tocado dormir solo en su habitación y no tuvo más remedio que conformarse a fantasear con ella, motivo por el que se frustró más y con menos razón pudo conciliar el sueño.

No comprendía cómo la princesa pudo haberse enterado de lo que ocurrió en el bar, él no pensaba contarle nada y no por que tuviera algo que ocultar, sino porque lo que ocurrió para él no fue importante; no estuvo con otras mujeres, no le interesaba. Sin embargo, de alguna manera ella escuchó la peor y más errónea parte de la historia, y todo por culpa de los soldados a su cargo. Tenía tantos deseos de ponerlos en fila y, uno a uno, hacerlos padecer hasta que pidan perdón, sin embargo, aquello tampoco era conveniente porque tendría que revelarlo todo. No podía exponerlos a ambos al escándalo, sobre todo a ella. Ya estaba cansado de cuestionar esa nueva costumbre de ser considerado, nunca encontraba respuesta, por lo que mejor era dejarla fluir. Ahora lo único que le importaba era arreglar el mal entendido, necesitaba estar con ella con urgencia... y no se refería solamente al ámbito sexual.

...

Luego de que terminó una de las tantas reuniones que había tenido esa semana, esperó a que todos los consejeros se retiren de la sala, pues sabía que la joven siempre era la última en irse. Esta vez iba a encararla y no iba a permitir que se vaya, sino lograba que le crea, por lo menos que lo escuche, para que así pueda ser el objeto de su análisis. Aún faltaba que el último miembro se retire, por lo que decidió aprovechar su presencia para acercarse a Dark Zelda; conociéndola, sabía que delante de otros disimularía su malestar.

- Disculpe la interrupción, su alteza... pero necesito hablar con usted de un tema urgente. – dijo el joven.

La dama lo observó seria, pero disimulando bien su incomodidad. El hombre que estaba a su lado creyó que en serio el tema era de importancia, por lo que enseguida anunció su retiro.

- La dejo con el Comandante para que resuelva cualquier cuestión, princesa. Qué tenga buen día.

El hombre se retiró con una reverencia y se fue, dejando solos a los jóvenes. Dark Link estaba histérico consigo mismo por lo nervioso que estaba, pero de ninguna manera iba a demostrarlo, o al menos iba a intentarlo. Entre ellos la tensión emocional y sexual era enorme, y por más que se esforzaran no podían ocultarlo, pues les brotaba por los poros y se reflejaba en sus miradas.

- ¿De qué desea hablar, Comandante? – preguntó la princesa, seria.

- Deja los formalismos, no hay nadie. Y sabes muy bien de qué quiero hablar. Todos estos días me has estado ignorando y no has querido escucharme, y eso tiene que terminar ahora. – reclamó el guerrero, molesto.

- ¿Qué quieres explicarme? Sé muy bien lo que escuché, y tú no lo negaste.

- No te negué el hecho de que los soldados dispusieron dos mujeres para mí solo, pero si el hecho que me acosté con ellas. – aclaró con seguridad.

Pasión entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora