Transición

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Ya habían pasado varias semanas desde que Ordon fue agredido por el incendio, y ahora estaba totalmente recuperado, e incluso más hermoso que antes; todo gracias al apoyo que Link y Zelda les brindaron. En la tierra de Hyrule aún era de madrugada, pero faltaba poco para la llegada del amanecer, y todos en el palacio dormían... a excepción de la pareja.

El meneo de la cama era la prueba de que los elegidos se encontraban amándose, entregándose el uno al otro mientras sórdidos gemidos salían de sus bocas, demostrando lo extasiados que se sentían en su desaforada unión. El guerrero estaba encima de su dama, aunque a los pocos segundos la cambió de postura para que se encuentre de espaldas a él, permitiéndose adentrarse en ella de manera más profunda. Era un completo encanto poseerla de forma tan dominante, halar su cabello como un salvaje enardecido por el gozo, aunque siempre cuidando de no lastimarla, más bien se enfocaba en enloquecerla para que disfrute tanto o más que él. Ella sólo suplicaba por más mientras se sometía a sus deseos.

No pasaron muchos segundos hasta que el clímax los alcanzó y les hizo tocar el cielo, momento en que el guerrero cayó encima de la espalda de la princesa, agotado y maravillado por la sensación que lo había embargado. Luego, la joven se dio la vuelta para que sus labios se encuentren con los de su amado, y al igual que él, estaba encantada.

- Como siempre magnífico, dulce y complaciente. – expresó Zelda, recuperando el aliento.

- Y tú muy ardiente... sólo reacciono a lo que causas en mí, a lo mucho que me enloqueces. – respondió el guerrero, extasiado.

- Hemos estado tan entretenidos que ni cuenta nos hemos dado que ya pronto amanecerá. – dijo ella, soltando una risa.

- El tiempo pasa rápido cuando se trata de cosas hermosas, mi amor.

- Así es. Por ejemplo, el cómo se ha recuperado Ordon, incluso ha quedado más lindo que antes.

- Y todo gracias a ti.

- A los dos, mi amor.

- Aunque... desearía que el tiempo pase más rápido... ya quiero que nos casemos. – deseó Link, mostrándose ansioso.

- Link... quiero que hablemos de ese tema... de la boda.

Link notó que su prometida se tornó seria cuando le dijo esas palabras, motivo por el que empezó a imaginarse que podría tratarse de algo inesperado sobre la boda, o peor aún, indeseado.

- ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema con la boda? ¿Ya no quieres que nos casemos? – preguntó, mostrando tristeza y terror en su mirada.

- Claro que quiero que nos casemos. – respondió Zelda.

- ¿Entonces? ¿Quieres aplazar la boda?

- No, Link, todo lo contrario... creo que es mejor adelantarla. – dijo, nerviosa.

- ¿En serio? ¿Y por qué? No me digas que el consejo te está presionando.

- No, no es eso. Es sólo que si no lo hacemos pronto... no creo que me entre el vestido de novia.

El joven se sintió intrigado con el comentario de la princesa, pues no entendía nada de lo que se refería. Zelda, al verlo, no pudo evitar reírse sutilmente, así que dispuesta a despejar su duda, tomó su mano y la colocó en su vientre, respondiendo así la pregunta. Ante tal acción, Link palideció por completo, mientras su corazón palpitaba acelerado.

- Parece que nuestro más esperado deseo se nos ha adelantado...

Fue esa última frase que terminó por derrumbar al héroe elegido, quien abrazó con fuerza a su amada mientras las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos, emocionado desde el fondo de su corazón por la hermosa noticia que había recibido. Zelda se sentía dichosa y también lloraba de la felicidad, pues le preocupaba el cómo su amado iba a tomar su confesión.

Pasión entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora