VI

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—Sé que me aconsejaste que no interviniera—sin poder evitarlo, se echó a llorar—siento que lo estoy perdiendo.

Norman, el papá de Cyrus, suspiró, a través de la llamada, al oír a su ex esposa, quebrarse en llanto a causa de su hijo. Era evidente que la situación la había superado por completo. Ella no debió intentar lidiar con todo sola, era demasiado para su persona; la reciente separación de ambos, el cambiarse de ciudad, el intentar adaptarse a su nuevo ámbito de trabajo, mientras intentaba hacerse cargo de su hijo adolescente, no era la mejor combinación y ambos lo sabían pero no por eso pensaba menos.

Él se sentía fatal, y es que no podía evitar sentirse culpable. Todo había resultado tan mal para los tres. Tan así que si no fuera por Todd, el compañero de trabajo de la mamá de Cyrus, esta ya hubiera terminado por colapsar. El hombre había sido un gran apoyo para ella, no obstante, para su mayor preocupación, Todd no había encontrado solución alguna.

Cyrus parecía ser un enigma, uno imposible de resolver, pese a que lo había intentado todo, absolutamente todo, tomado el papel de su madre, hasta de la psicóloga que era y nada parecía haber funcionado.
Cyrus parecía ser otra persona muy diferente a la persona que ella crío. Por supuesto que en un principio lo entendió, ella sabía que tantos cambios lo habían afectado, pero pese a que le había dado tiempo, cada vez cambiaba más y más, hasta el punto de ser un desconocido para ella.

Como toda madre, pensó que el cambio en su hijo, estaba relacionado con sus nuevas amistades, por lo que intentó comprobar si esto era realmente así, invitando a los amigos de su hijo a cenar, para conocerlos mejor, ya que sólo los había visto un par de veces y no conocía mucho de ellos. Pero descubrió que los chicos no eran el problema, eran como cualquiera de sus edades.

Definitivamente Andi, Buffy, Marty, Jonah y Amber no eran parte del cambio de Cyrus. Aquel problema no erradicada en sus amistades.

En la escuela parecía ser tratado bien. No sufría ningún tipo de violencia ni verbal ni física. Todo parecía estar de maravilla ahí. Nadie parecía querer hacerle daño.

Parecía tener una vida demasiado normal para un adolescente, recientemente cambiado de colegio, algo que le extraño pero que también le alegró mucho.

—Sabíamos que esto no sería fácil.

Un divorcio jamás es fácil, no importa las circunstancias en las que se daba y ellos lo sabían, pero no por eso era más fácil afrontarlo.

—Tengo miedo de estar haciendo mal mi trabajo como madre.

—Él es también mi responsabilidad—dijo Norman—si te parece prudente puedo traerlo conmigo por un tiempo, quizás eso sea de ayuda.

¿Lo sería? Se preguntó Leslie, esperaba que sí por el bien de su hijo, sólo deseaba lo mejor para él.
…..

Estando boca abajo, y con su vientre hormigueando de la ansiedad, apretó con fuerza las sábanas, mientras que aquella habilidosa y húmeda lengua, se hundió en su apretado agujero, buscando dilatarlo.

Él se había rehusado rotundamente, es más se había negado de una y mil maneras, pero nada de esto había impedido que Thelonius desistiera de la idea de comerle el culo, mientras se masturbaba.

Cyrus se había horrorizado, poniendo el grito en el cielo, alegando que no podían hacer algo como aquello porque no era normal, mientras que Thelonius no había hecho otra cosa que decirle cosas sucias al oído, sobre lo bien que se sentiría su lengua dentro suyo, lamiendo su agujero, preparándolo para él.
Terminando así con Cyrus boca abajo, mientras que Thelonius había alzado su culo y había hundido su rostro en él, permitiéndole a su lengua, darle el mayor placer del mundo a aquel de religión judía.

Cyrus había gritado. Cyrus se había retorcido. Cyrus había gemido por lo alto sin control, cuando la húmeda lengua de Thelonius había entrado en contacto con su ano. Él tenía la saliva y lengua de Thelonius dentro suyo, él se sentía tan mal por aquello y aún así estaba tan malditamente excitado que no podía contenerse. Y es que su cuerpo estaba siendo torturado de forma exquisita. Quería poder resistirse pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Nada.

Thelonius se lo estaba follando con su lengua, y su cuerpo vil traicionero, no hacía otra cosa que mover sus caderas en busca de más. Añoraba más placer.

Se corrió, tuvo su orgasmo y no pudo sentirse más que avergonzado por ello, ¿Sólo la legua de TJ había bastado? Todo él estaba tan jodido.
En busca de su propio placer, el basquetbolista había hundido su pene en su boca, calando hondo hasta llegar a su garganta, corriéndose dentro de su boca. Cyrus había tomado todo el semen.
 Pero nada era suficiente, su entrada que estaba totalmente dilatada ansiaba ser llenada de nuevo. Quería ser penetrado.

Hundió su boca en el miembro de TJ, subiendo y bajando sus labios por toda la longitud de este hasta que consiguió que recuperará su rigidez y una vez que así fue, le quitó todo el trabajo a Thelonius, y montándose sobre él, tomó el pene del de ojos verdes y se auto penetró, gimiendo como nunca, y es que lo sentía tan dentro de él, tan profundo, con esa idea en mente se comenzó a mover, sintiendo como su propio miembro recuperaba toda rigidez.

Se maldecía por sentirse tan bien, pero no podía evitarlo, cada profunda estocada sacaba lo peor de él. Ya no había vuelta atrás.

Thelonius se corrió, llenando por completo sus entrañas y el sentir aquel líquido fue demasiado para él, llegando así también a su orgasmo, gimiendo una grosería que jamás creyó poder decir.

El basquetbolista había eyaculado demasiado, pese a no ser su primer orgasmo, observado como parte de su semen se escurría por las piernas de Cyrus.

Muñeco de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora