VIII

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La película era buena, es decir, lo suficientemente buena como para volver a verla. Había tripas por todos lados y un poco de suspenso. Era buena porque ya no hacían películas así, por eso era su preferida, y es que a ella le gustaba y a su amigo también, es más era la única película que podrían ver una y otra vez.

A Thelonius le gustaba como los personajes morían en un abrir y cerrar de ojos, y a ella le gustaba como las tropas volaban a todas partes, gracias a la motosierra del asesino. Y es que ellos eran el tipo de personas que se inclinaban más por el asesino, que por los protagonistas de la ficción, así de raros eran. Era por eso que siempre disfrutaban de un film, el problema era que ahora su amigo, en lugar de estar perdido por la emoción de ver su película favorita, estaba dándole toda su atención a aquel de ojos color miel, mientras que era más que evidente que lo estaba manoseando sobre la ropa. Estaba segura de que ya se lo habría follado si ella no estuviera ahí, es más quizás estaba pensando en la atractiva idea de hacérselo en su living, porque no sería la primera vez que Thelonius se lo follaba en su casa, por supuesto que no 

De reojo los observa. Los tres están en el sillón del living. Cyrus en un comienzo había estado en el medio de ambos, pero a medida que la película transcurría, había terminado sentado sobre su amigo. Thelonius lo había jalado con fuerza sobre sus piernas, después de que el de ojos color miel, intentara esquivar sus toques.

Lo había besado sobre el cuello infinitas veces, para posteriormente, meter su mano debajo de su remera y tocar su espalda, siempre había sentido curiosidad por la piel de Cyrus, ¿Cómo hacía para ser tan suave y sensible a la vez? Sin olvidar el hecho de que saber que Cyrus traía consigo una braguita rosa, tan fácil de romper, lo volvía loco. Se excitaba sin poder evitarlo.

Coló su mano sobre su torso y comenzó a estimular sus pezones con su incesante toque hasta endurecer sus pezones. Cyrus ya estaba cahondo y él también, y su verga semi dura era prueba de ello.

Amber, sintió su vagina humedecerse cuando Cyrus gimió. El chico estaba desesperado. Estaba caliente por Thelonius y para Thelonius.

Hundió sus dedos en su vagina, mientras veía como su amigo le quitaba la ropa al chico judío y lo hacía apoyarse contra el sofá, mientras su culo se mantenía expuesto ante él.

Amber, se comenzó a tocar los pechos, mientras que con su mano sobrante se corría la falda por encima del muslo para poder tener mejor acceso a su mojada vagina.

Thelonius, le comió el culo a su niño bonito, ahí delante de su mejor amiga. Su larga lengua comenzó a devorar aquel húmedo agujero, en consecuencia Cyrus gimió una y otra vez de puro éxtasis, mientras que sus piernas temblaban, amenazando con perder el equilibrio en cualquier instante.

—Se buen niño y come su clítoris.

El chico de religión judía, en un instante dudó, ¿Pero podría él desobedecer a TJ? Por supuesto que no, nunca podría, porque siempre haría lo que fuese necesario para dejar satisfecho al de mirada verde.

Hundió su rostro en las piernas de la rubia, y se dedicó a darle grandes lamidas a su rosado clítoris, en respuesta Amber tomó su cabeza y la hundió más en medio de sus piernas, mientras gemía cualquier incoherencia que se le venía a la mente.

Y sin aviso previo, Thelonius lo penetró tan fuerte y duro como a él le gustaba, robándole todo el aliento a su compañero.
Lo obligó a separarse de Amber, quien ya había llegado a su orgasmo y hundió su rostro sobre el sofá, mientras que se permitía hundir sus manos sobre las caderas llenas de moretones de Cyrus. Empujó con tal fuerza dentro de él, que ni siquiera se dio cuenta de que su pequeña puta, había llegado al orgasmo antes que él. Thelonius también consiguió llegar a su organismo, llenando sus entrañas con todo el semen que salía de él.

Y pese al acalorado momento, este detalle no pasó por alto ante la rubia, ¿No había usado condón? Se sorprendió bastante.

Lo único que sintió Cyrus, fueron los dientes de Thelonius clavarse sobre sus hombros. Eso dolería luego de que la sensación post orgasmo pasará.
…..

—No le des dulces.

Dijo Thelonius, cuando observó como Amber, le extendió un delicioso muffins de chispas de chocolate.

Cyrus en respuesta, alejó el postre de él para mantener satisfecho al basquetbolista.

—No seas cruel—Amber le extendió el postre—come.

Pero Cyrus no abrió su boca, sí Thelonious no lo pedía, él no obedecía a la rubia.

—Él es un ogro.

Dijo Amber, pero Cyrus no estaba de acuerdo con ella.

Muñeco de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora