Isabelle y Joel tienen algo en común. Un amor tan real y hermoso que podría considerarse un cliché de esos que sólo encuentras en las páginas de un buen libro...pero al igual que todos los clichés; tiene su lado malo. Y cuando descubren que la valen...
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Jossie camina con pasos lentos por el pasillo que conduce a la habitación de Joel. Es la primera vez en dos semanas –tal vez tres- que ha llegado más allá de la sala de la casa de su novio pues en cada ocasión que ella ha venido para verlo él se ha negado a atenderla. Lo ha llamado millones de veces pero siempre se encuentra con su voz en su contestadora. Ha intentado hablar con él en la universidad pero Joel Pimentel se la has arreglado para no tener que topársela en ningún momento. Christopher lo ha intentado también pero ninguno ha tenido éxito. Frena sus pasos cuando llega a la puerta y la golpea lentamente.
—No quiero hablar con nadie.—responde la voz de su novio desde el interior. El corazón de Jo da un respingo dentro de su pecho ante el sonido de su voz. Niega lentamente y vuelve a golpear.—Joder, déjame en paz, mamá.—Gira el pomo de la puerta y la empuja con suavidad. Los ojos de Joel la miran un largo momento en completo silencio y niega lentamente.—¿Qué haces aquí, Jossette?
—Solía ser Jo…o Jossie…—murmura.
—¿Qué diablos haces aquí?—pregunta de nuevo.
—¿De verdad?—susurra ella.—Pues vine a verte ¿no es obvio?
—Pues ya me viste. Sigue vivo.—suelta.—Ahora puedes marcharte por donde viniste.
—Para con tus groserías.—le ordena.—¿Qué demonios te pasa?
—¿No entiendes que no quiero que estés cerca de mí?—hace una pausa.—Parece que no entendiste absolutamente nada de lo que te dije la otra noche…
—Tal parece que al que no le quedó claro fue a ti.—replica tomando asiento sobre el pequeño sofá de la habitación de su novio.—Así que puedes decir todo lo que quieras pero no voy a irme. Voy a quedarme aquí y si no quieres hablar conmigo me da lo mismo, me quedaré en silencio.—Joel se queda en silencio un momento y Jossie niega lentamente sintiendo la manera tan abrumadora en la que sus ojos se llenan de lágrimas.
—Jossette…
—Basta, Joel.—lo interrumpe de inmediato.
—No he parado de pensar en ti un maldito momento.—un sollozo de la chica llena la habitación y niega lentamente.—Quería ir hasta tu casa y decirte que te echaba de menos, quería abrazarte, quería besarte…quería hacer un montón de cosas pero al mismo tiempo sabía que quedarme lejos era lo mejor…
—¿Lo mejor para quién?—pregunta en medio del llanto.
—Para los dos.—susurra. Jossie niega lentamente.
—¿De verdad crees que hacernos daño a ambos es lo mejor? ¿Crees que alejándome de ti es lo mejor?—murmura sin dejar de mirarlo a través de sus ojos empañados.—¿En serio?
—Jo…
—Han pasado dos semanas, Joel.—le recuerda.
La castaña se pone de pie y camina lentamente hasta la cama donde él se encuentra sentado. Toma asiento a su lado y automáticamente los brazos de Joel la rodean en un apretado abrazo. Las lágrimas escapan de los ojos del rizado y niega lentamente.—Perdóname.
