❝Siempre hay una primera vez para todo, y como tal una primera vez para el amor. Eun-ho y Yongmin pasarán dificultades impuestas para probar su amor. Yongmin es aquel tipico engreido, ¿logrará mantener una relación con Eun-ho sin arruinarlo?❞
El olor nauseabuno inundaba la sala. ¿Estaría en casa?
Caminó con cuidado, el viejo robusto era muy peligroso cuando bebia. Revisó la sala, nada. Solo unas cuantas botellas. Tampoco habian señales de él en la cocina.
Subió las escaleras, esperando a que la adorable ancianita estuviera ahí. La madera crujiendo con cada paso que daba.
Abrió la segunda puerta del pasillo. Dio un paso, miedoso y se adentró al cuarto.
-Abuela..
Ahí estaba, tejiendo otra de sus grandes y abrigadoras mantas. Agradecia muchisimo que su abuela siempre estuviera sana..
-Abuela.- se acercó y le toco el hombro, suave para no asustarla. La anciana lo miró.
-Hay mi niño. ¿Cómo te fue en el colegio?- Haciendo boquita de pato, para darle un beso a su nieto. Inclinó su cara para que su abuela pudiera darle un beso en la mejilla, luego imitó la acción.
-Bien abuela.. ¿Y papá?- miró hacia la puerta, volvió hacia ella y la cerró despacio.
-Fue a comprar más..
-Bebidas.- terminó la frase.
La mujer miró el piso. Triste por lo dicho, le entristecia que su hijo tomara todo el tiempo. Cuando podria salir adelante con su hijo. . . Le entristecia saber que su querido nieto recibia los golpea que eran para ella.. pero por el momento no habia escapatoria.
Se puso de cuclillas y se agarró de la vieja silla.
-¿Acaba de salir?- la miró.
-Si..
-Esta bien. Ven, prepararé el bolso e iremos a pasar el dia en lo de la tia, ¿Te parece?- se levantó del piso.
La anciana lo vió como una escapatoria. Se levantó con cuidado y se acercó a su nieto.
-Me parece fantastico cielo. Vamos, por favor.
Asintió. Caminó despacio hacia el armario, sacando su pijama y unas cuantas prendas. Escucho como su nieto apoyaba la maleta en la cama.
-Yo lo hago- agarró la ropa que tenia en la mano.
-Esta bien.
Caminó de vuelta hacia su asiento. Tomó los bollos de lana y metiendolos en una gran caja, al igual que las agujas y la manta.
-Me voy a cambiar- cerró la maleta.- No tardo- salió disparado hacia su habitación.
Lento, se acercó hacia el tocador, agarrando una bolsa blanca, grande para meter la caja dentro.
A los pocos segundos volvió su nieto, ya cambiado, con el uniforme y ropa en mano. Abrió nuevamente la maleta y metió todo dentro, cerrandola rápido y agarrando a su abuela de la mano para salir.
Si su padre habia ido a comprar más alchol no volvería tan rapido. Ambos tenian la leve sospecha de que tomar no era la única cosa que hacia el hombre.
Agarró su mochila antes de salir. Tomó su telefono y marcó a su tia.
-¿Qué paso vida?
-Vamos para allá.
Silencio al otro lado de la linea.
-¿Salió?
-Si, por eso vamos.
-Los espero en la calle de siempre.
-Dale.
Llamada finalizada
Miró la hora en su celular, tenia que darle las vitaminas a su abuela, y también comer.
-Vamos cielito.- Su abuela se acercaba a la puerta.
Bruscamente se puso la mochila y agarró las cosas que llevarian.
Caminaron unas cuantas calles, hasta divisar un auto blanco. Se acercaron, sonriendo abrieron la puerta.
-Entra- con voz dulce le ordenó a su abuela. Metió las cosas en el baúl, trotando hacia el asiento delantero, más aliviado, abrió la puerta y entró al auto.
-El cinturón- le dijo su tia. Obedeció, y se puso el cinturón.
Miró por el espejo retrovisor, su abuela jugaba con sus manos, una sonrisa dibujada en su cara.
Al menos por unos días, podrian escapar de ese monstruo al cual llamaban padre e hijo.
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