❝Siempre hay una primera vez para todo, y como tal una primera vez para el amor. Eun-ho y Yongmin pasarán dificultades impuestas para probar su amor. Yongmin es aquel tipico engreido, ¿logrará mantener una relación con Eun-ho sin arruinarlo?❞
Salieron de la sala todos juntos, Minho encabezando el grupo, corriendo de vez en cuando de la pareja quienes reclamaban sus pochoclos robados.
Eun-ho y Yongmin caminaban detrás de ellos, a su propio ritmo. Yongmin lo abrazaba por el hombro, y desde que se levantaron de sus butacas no lo habia soltado. Reia un poco al ver a sus amigos, pero su atención estaba sobre él.
Sonreia, algo es algo. Pero la mano sobre su hombro lo ponia nervioso, y eso hacia que la gran sonrisa que tenia solo se debiera a los nervios.
No estaba incómodo, su interior se sentía pacífico y estaba tranquilo.
Quién pensaria que todos sus planes se darían vuelta al dia siguiente. Ninguno pensó que en la biblioteca y con un simple regalo, algo más querrian.
ᶠⁱʳˢᵗ ˡᵒᵛᵉ
Yongmin entraba tarde nuevamente, las vacaciones iban acabando y las clases particulares con Eun-ho eran constantes.
Caminó por los pasillos, apenas y saludando a la pelirroja que siempre lo atendía. Su cabeza pensaba en él y el posible regaño que le daria por el rato que lo hizo esperar. Frenó en una de las altas ileras de biblioteca, asomandose para observarlo, capaz estaba impaciente por los minutos perdidos.
Un click se escuchó en su corazón. Eun-ho estaba sentado con los auriculares puestos, un buzo celeste cielo que lo hacia ver aún más chiquito. Sus ya habituales lentes de descanso y su pelo revuelto, su mirada iba y venia de un cuaderno a otro. Estaba preparando las actividades.
Pam, su corazón hizo pam. Sonrió inconcientemente al verlo, y por primera vez su corazón se sintió verdaderamente cálido, y feliz por verlo allí.
Lo vió inflar sus cachetes y volver a escribir. ¿Cuántos minutos te quedaste allí viendolo?. El tiempo pasó y él levantó la cabeza su pequeña carita lo miró y sonrió. ¿El ruidito habrá sido mutuo?.
Avanzó con el pecho inflado, sentandose a su lado de la misma forma. Su pecho siendo "pinchado" por la lapicera de Eun-ho.
-Tarde- Reclamaba sonriente.
-Perdón, se me pasó.- Se rascaba la nuca.
Eun-ho se sacó los auriculares, apagando la musica del celular. Esperó a que Yongmin sacara su cartuchera y sus cosas para poner las actividades frente a él.
Se levantó y se inclinó para dejarselas.
-Iré por más libros- Avisó sonriendo. Soltó las hojas y se fue, dejando un gran camino de su aroma. No era dulce, era como el suyo, amargo.
Yongmin inhaló ondo, aspirando todo su perfume. Parecia loco.
Una sonrisa estrelló en sus labios, empezando a resolver las actividades.
Unos cuantos minutos después, la cabeza de Eun-ho se asomó por las grandes ileras. Cargado de tres libros. Demasiado estudioso, y muy resumido.
-Hazme un espacio por favor- Le pidió, esperando a que corriera algunas cosas. Ya con un pequeño lugar apoyó los libros, tomando uno y corriendo a sentarse junto a Yongmin.
Las horas pasaban pero el tiempo parecia congelarse, Yongmin terminó los ejercicios y empezó a buscar un saca punta en su mochila. Claro, no era muy ordenado.
Metió la mano en la mochila, dandose cuenta que una pequeña bolsa descansaba en una esquina de la mochila. Cierto.
-Hey- Llamó la atención de Eun-ho, lo cual se arrepintió al instante. ¿Era él o se veia demasiado bonito hoy?. Se mordió el labio y bajo la atenta mirada del menor, sacó la bolsita.
-¿Qué es?- Preguntó todavia apoyado en su mano.
-Adivina- Sonrió. Eun-ho achicó los ojos.
-¿Galletas?- Perdón, era lo único que pensaba.
-¿Cómo supiste?- La cara de desgano y su pequeña y humilde sorpresa desecha al ser descubierta hizo que Eun-ho se enderezara.
-¿¡En serio son galletas!?-Rió. Siendo escuchado por primera vez por Yongmin.
-Si..- Hizo un puchero. Este niño tiene un iman hacia las galletas.
Le extendió la bolsa, dejandosela a su lado, y volviendo a buscar el saca puntas.
La manga de su campera fue agarrada fuertemente, y unos labios se estamparon contra su cachete derecho.
-Muchas gracias- Sonrió Eun-ho. Petrificado, volteó a verlo.- Ten- le extendió una galleta- Has trabajado duro hoy.
Y asi, un pequeño que le sacaba trece centímetros al gran Yongmin, lo tenia a su merced sin mover un dedo, pero si su corazón.
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