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Akihiko estaba despierto, son las 5:00 de la mañana y se encontraba ansioso. Pues se despertó sin ningún problema.

Impresionante a Misaki, si lo hice una vez, volverá a repetirse. El será mío una vez más. —Pensó, repitiéndose constantemente esas palabras como un mantra para ampliar su confianza-

Mientras tanto Misaki había terminado de alistarse y se había vestido con un atuendo que Asami le dio ayer con el objetivo de marcar a su esposo como propio. Sin llegar a la vulgaridad de un posesivo e impertinente esposo, pero marcando a su pareja como propia y como único dueño.

Todo está listo, salimos en veinte minutos. —Asami ingresó a su habitación perfectamente arreglado, tal cual le gusta a Misaki.- Estaré pendiente, si intento algo no dudaré en matarlo. —Hablo calmado pero dejando claro su postura-

No te preocupes, le dejaré muy en claro que soy tu esposo. —Sonrió feliz, pero aparento su agarre al recordar que ahí estaría Takaba- Pero igual te advierto Asami Ryuichi, yo no quiero jugar. No deseo tener un contrapuesto. Si se acerca a ti, lo mato.

—Asami sonrió, entendiendo perfectamente lo que quiere decir y no se molestó en contradecir a su pareja, en cambio lo que abrazo, rodeándolo con sus fuertes brazos y lo cargo estilo princesa, solo Misaki merece ese trato, solo él y nadie más- Él no se compara contigo, además yo no recojo del suelo lo que una vez dejé ahí. —Lo bajó, depositando antes un beso cálido en sus labios, y bajando con delicadeza sobre la cama, para tomar su mano e hincarse frente a su pareja- Tu llevas ese anillo, solo tu puedes ser capaz de ser mi rey en el ajedrez. Nunca había pensado en encontrar alguien que fuera capaz de acompañarme, siempre había sido solitario. —Suspiro con pesadez y retomo la palabra- Takaba, él conocía mis negocios, pero nunca a la profundidad que tú sabes, y nunca pensé siquiera en presentar a mis amistades, aliados o familiares. Además recuerda que aunque él hubiera seguido a mi lado, mi prometido siempre fuiste tú, tarde o temprano me hubiera unido a ti. —Asami beso las manos de Misaki y sonrió-

En completo silencio Misaki terminó de arreglarse, ante la atenta mirada de su esposo.

Vamos —Misaki sonrió, poniéndose sus anillos y un ligero toque de perfume-

Vamos, yo seré su escolta. —Tomando la mano de Misaki con delicadeza, para guiarlo como todo un caballero-

Ambos se subieron a la limusina de Ryuichi, mientras iban platicando de nuevas rutas y de contratar nuevo personal para cuidar de algunos almacenes nuevos y de otras cosas del negocio. Pues Misaki se había convertido en un consejero y aliado de Ryuichi, quien feliz le daba todo sin ningún problema.

Todo ante la atenta mirada de un cercano y peligroso hombre, los miraba con envidia y un deseo de venganza.

Esperanza y Determinación. El Verdadero Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora