10. He's Seventeen!

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HE'S SEVENTEEN!
[¡Tiene Diecisiete!]

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Era tarde. Era demasiado tarde.

La puntualidad nunca fue lo suyo, por eso tenía un asistente y millones de agendas o notas en su celular con recordatorios para no olvidarse por completo los deberes que tenía cada día.

Pero, tampoco era como que esperara olvidar el cumpleaños de su padre.

Lo primero que hizo al levantarse fue tomarse su tiempo y ver la pantalla de su celular hasta pedir el desayuno porque tenía demasiado flojera en prepararse algo. Luego de eso se dio un largo baño, escuchando un viejo álbum de una banda que no escuchaba desde la secundaria y finalmente volvió a su cama, disfrutando su primer día libre luego de una larga semana de trabajo y aburridas reuniones. Se lo merecía, lo sabía. Fue por eso que ignoró por completo las llamadas de su asistente y dejó su teléfono en silencio.

Luego de un largo maratón de series y una siesta de casi media hora fue que escuchó un golpeteo en su puerta, algo llamó demasiado su atención debido a que casi siempre era avisado por recepción cuando alguien subía a su piso. Fue en el momento que abrió la puerta, vistiendo nada más que unos pantalones de algodón, que se encontró con un molesto Ashton con los brazos cruzados sobre su pecho y dándole alrededor de diez minutos para que se cambiara y bajara a la limusina para la prueba del traje de Michael.

Así fue como, después de pasar alrededor de veinte minutos escogiendo el traje perfecto en su armario (el azul oscuro con una chaqueta del mismo color, una camisa blanca y unas botas de cuero negras), diez en un intento de arreglar su cabello, quince en aplicar brillo a sus parpados y arreglar el resto de su rostro, y otros diez más en elegir la joyería que utilizaría, fue que finalmente subió a la limusina, donde encontró a Ashton Irwin completamente furioso por no haber estado listo desde hace más de una hora.

Ahora, ambos se estaban dirigiendo al edificio de Michael, que quedaba a más de media hora de su vivienda y cuarenta minutos del lugar a donde tendrían que ir a que se probara el traje que habían mandado a confeccionar para él a darle los últimos arreglos. Su padre lo mataría, sus hermanos también y posiblemente Ashton si es que no fuera su amigo y la única persona con corazón trabajando en la empresa de los Hemmings.

Para su mala suerte, Michael no respondía su teléfono, lo que significaba que posiblemente también haya olvidado por completo el acuerdo que tenían para el día de hoy (algo que realmente no le sorprendería). Por lo tanto, tuvo que subir al tercer piso con Ashton (donde el hombre de la entrada le dijo que quedaba el hogar del "chico de cabello de colores"), para finalmente tocar la puerta de madera y rogar porque aunque el adolescente de diecisiete años hubiera salido de su cama.

Cuando se dio cuenta que los pasos acercándose a la puerta tomaron más de diez minutos en aparecer fue que sabía que posiblemente esto iría a tomar más de lo que pensó.

Michael abrió la puerta alrededor de quince minutos después, con su cabello rojo completamente desordenado (más de lo usual), su rostro luciendo unas marcadas ojeras debajo de sus ojos verdes debido a la palidez de su piel y algo de baba seca escurriendo por su mentón. Él tenía este rostro completamente adormilado, mientras su mano derecha estaba hecha puño y era refregada contra uno de sus ojos. No pudo evitar encontrar la acción adorable.

Él vestía uno de esos suéteres demasiado grandes para su delgado cuerpo, que resbalaba por uno de sus huesudos hombros y dejaba a la vista más de su pálida piel, y unos pantalones de algodón que también le quedaban grandes. Por alguna razón sintió ganas de abrazarlo y volver a la cama con él para pasar el resto de la mañana durmiendo.

"Sugar Daddy" | MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora