54. Regrets And Suspicions

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REGRETS AND SUSPICIONS
[Arrepentimientos Y Sospechas]

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—No puedes actuar miserablemente el resto del día —dijo Ashton, dándole un leve empujón en el hombro y haciendo que su cuerpo, por su propia voluntad, fuera hacia un lado, recostándose por completo en el sofá.

—Obsérvame —respondió, pegando su mejilla contra el asiento, mientras intentaba volver a cubrir su cuerpo con la manta que estaba usando hacia un minutos antes que llegaran a interrumpirlo. Lastimosamente, fue arranchada de sus manos antes que pudiera usarla.

—Entonces, no te dejaré hacerlo.

—Ashton, aprecio que hayas venido a verme luego de que-

—De que me enteré por Calum, que Michael y tú se estaban tomando un tiempo —hizo una mueca al escuchar el nombre del teñido, al lado de palabra "un tiempo". Solo habían pasado tres días, y realmente no se encontraba bien —. Debiste llamarme.

—No quería molestar —dijo en voz baja, encogiéndose de hombros e intentando volver tomar la manta de la mano de Ashton, pero él no se lo permitió.

Sabía que no debí haber abierto la puerta.

Michael había empacado algunas de sus cosas la misma noche que llegaron del restaurante, no sin antes llamar a Calum, quien parecía estar realmente listo para ir a "romperle su bonito rostro", pero el teñido dijo que se le explicaría cuando se vieran, y que realmente no era completamente su culpa todo lo que estaba pasando.

Desde ahí, no supo de él. Es decir, Michael le escribió la mañana siguiente para preguntarle cómo se encontraba, pero luego de decirle (o, más bien, mentirle) que se encontraba bien, no intercambiaron más mensajes. En parte era bueno, porque no creía tener las energías o fuerza de voluntad para hablar por mensajes con una persona que realmente extrañaba en este momento y no podía tener a su lado, pero por otra, aun deseaba alguna clase de contacto con él.

La peor parte fue volver a la soledad de su apartamento luego del trabajo, sin encontrar las partituras de Michael regadas en el suelo, o a él, tocando su guitarra, o tomando esas pequeñas siestas en el sofá de la sala. Todo era silencioso y vacío. Lo hacía recordar a su vida antes de que Michael llegara a su vida, cuando la soledad era algo a lo que estaba acostumbrado, y su vida parecía haber sido pintada en blanco y negro.

Solo que, luego de que Michael llegó, todo pareció haber obtenido color. Todo parecía más vivo. Y, ahora que él no estaba, se sentía como si alguien le hubiera quitado todos los colores a su mundo.

Michael se los había llevado con él, y parecía tan injusto que no fuera capaz de quedarse con alguno de ellos.

En las noches, algunas veces, sentía su cuerpo buscar el de Michael, con el deseo de tenerlo entre sus brazos y que él se acurrucara en su contra. Hasta extrañaba despertar y ver el rostro su novio con ese rastro de baba seca en su mentón, dándole una sonrisa soñolienta y viéndolo con sus cansados ojos verdes.

Quizá, eso era lo que más extrañaba, el color verde de los ojos de Michael. Ese intenso color que fue lo primero que llamó su atención desde el primer momento. Ahora, Michael le había quitado el verde. Le había quitado todos los colores, y no había nada que pudiera hacer para recuperarlos.

—Somos amigos, Luke. Se supone que estamos para el otro en situaciones como estás —dijo él, posando una de las manos en su brazo y dándole un leve apretón. El tacto se sintió bien, aunque no fuera el que estaba buscando —. Estuve para ti cuando Ryan-

"Sugar Daddy" | MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora