Capítulo 15(3): Lo que llevas contigo

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Capítulo 3: Lo que llevas contigo

El distrito Uscru resplandecía iluminado por holoproyecciones anunciando los diversos eventos de la temporada. La noche había caído, pero el exterior bullía de actividad. Nada mal, pensó Finn cuando pasaron junto a la Casa de la Ópera de Coruscant. Luego Nix le avisó que debían cambiar de tren.

El vagón al que subieron estaba roto, o esa fue su impresión al ver lo oscuro que estaba adentro. Con expresión seria, Nix lo llevó a sentarse de espaldas a una ventana. Finn sintió como incrementaba la gravedad bajo sus pies, y cuando el tren cerró sus puertas, éste inició el descenso de forma vertical.

Nix lo había puesto al tanto de los pormenores de la misión en la nave: Jon Sunrider, un conflictuado desertor como él, había huído de la Starkiller tras toparse con Rue en un turboascensor. Ella lo había mandado con Madam Shi, dueña de la taberna en la que ellas habían trabajado hasta unos días atrás. Pese a haberse ido del planeta tras un altercado con una pandilla local, Nix creía que el desprecio de Shi por la Primera Orden era lo suficientemente fuerte como para mantener al exoficial a salvo.

Pero tras oír la historia del tiroteo y de su vida en la taberna, Finn luchaba por comprender...

- ¿Cómo fue que terminaste viviendo en el bajo Coruscant, de todos los lugares?

Nix además de ser una gran piloto, se veía demasiado dulce como para encajar en un lugar así.

- Malas decisiones –respondió ella secamente-. Era joven e ingenua... o bueno, más que ahora.

Notó que su ánimo empeoraba mientras bajaban. Él podía entenderlo. Afuera, el aire se enrarecía, la luz se atenuaba, y los túneles se oxidaban. Ni siquiera estaban en los niveles criminales, pero ya tenía un mal presentimiento sobre aquel lugar. Y no era solo porque estuviera viéndolo todo de lado...

- ¿Realmente la gente vive así? –preguntó mirando los interminables túneles en penumbras.

- Solo quienes no tienen opción de irse –ante su expresión desconcertada, agregó-. Es la misma lógica en cualquier planeta: hay muchos que tienen muy poco, y pocos que tienen demasiado.

La sencilla forma en que lo dijo perturbó a Finn. En su entrenamiento les habían contado toda clase de cosas sobre la corrupción, la miseria y el crimen en el corazón de la Nueva República. Pero hasta entonces, él nunca lo había visto. Tampoco era que creyese que generosamente ellos lo harían mejor. La Primera Orden estaba entre esos pocos, y vaya que tenían demasiado. Y querían cada vez más...

El denso aire irritaba sus ojos. No le gustaba ese lugar para nada, y con creciente inquietud notaba que iban cada vez más solos en el tren. Un zabrak, un rodiano y un humano al otro lado del vagón no dejaban de mirarlos. Aparentaban ir por separado, salvo que no lo estaban. Notó que portaban armas.

- Tipos malos –susurró Finn a Nix sin apenas mover los labios-. Al fondo.

Fingieron no verlos. Pudo sentir como a su lado ella se tensaba. Era como estar de nuevo en Jakku.

- Aún nos quedan doscientos niveles –replicó Nix con disimulo-. Prepara tu blaster, por si acaso.

No habían bajado treinta niveles cuando el humano caminó a ellos, deteniéndose frente a Nix en actitud amenazante. A su alrededor, varias personas cambiaron de vagón. El pulso de Finn se aceleró mientras mantenía su mano en el blaster oculto bajo la chaqueta de Poe. La twi'lek puso una mano suavemente sobre su rodilla. El mensaje era claro: espera. Los otros dos tipos los veían atentos.

Star Wars: Una DivergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora