Capítulo 30(1): Los Jedi Rebeldes, p1

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Parte III

El despiadado LÍDER SUPREMO HUX gobierna la Primera Orden desde su capital móvil estacionada en Coruscant. Con la comunicación entre sistemas intervenida, se rumora la muerte de la Resistencia y del Último Jedi, mientras detractores del régimen son ejecutados públicamente. Desde el rincón más alejado de la galaxia conocida, la UNIÓN DE ALIANZAS LIBRES liderada por la CANCILLER LEIA ORGANA se prepara para un contraataque, esperando encontrar en el Supremacy pruebas del regreso del temido Emperador...

Capítulo 1: Los Jedi Rebeldes (parte 1)

Ben aún tenía cosas que aprender, reconoció mientras forcejeaba con un cultista que trepaba a su espalda para derribarlo. Cosas como que, desde el lado luminoso, una horda de adoradores del lado oscuro era difícil de burlar con solo dos blasters y su ingenio. Ellos tenían el bosque. Pero él, la Fuerza. Paralizó al ser colgando de él con un disparo, y con la otra arma aturdió al que se acercaba con una hoz. Pateó al que sintió aproximarse por un costado y esquivó los rayos del que venía detrás de aquel.

A esas alturas de su vida reconocía una amenaza al oírla, incluso cuando se la chillaban en idiomas desconocidos, pero en la calma de la luz, él estaba bajo control. Extender sus sentidos a la Fuerza en Mustafar era ya de por sí una prueba de autodisciplina, hacerlo bajo ataque solo aumentaba el desafío, y Ben estaba dispuesto a aceptarlo. Aturdió al ser que le atacó y sin necesidad de mirar lo que hacía disparó al que se lanzó desde un árbol de palofierro, arrojándolo a los otros que cayeron como bolos.

Les disparó antes de que se levantasen a luchar de nuevo y fue al siguiente grupo de cultistas que se abalanzaban a él. Su fe los hacía fieros oponentes, pero él tenía cosas más importantes que hacer. La impaciencia amenazó a quebrar su enfoque, Ben la aceptó y dejó ir con una exhalación. Se cubrió tras un escuálido tronco de una ráfaga de rayos rivales y se ayudó con la Fuerza para esquivar el resto en su carrera a aturdir al último ser en pie. Cuando terminó, la marisma de Corvax quedó en silencio.

Se permitió unos momentos para recuperar el aliento. No por nada los cultistas protegían tanto ése pantano, pensó con leve admiración al tocar un esquelético tronco de palofierro. Incluso en aquel hostil planeta de lava y miseria, sentía en la Fuerza la vida frágil pero determinada, luchando por sobrevivir...

Giró con un escalofrío, mirando más allá del bosque ceniciento. También sentía la oscuridad en las ruinas del castillo de Vader, invitándolo a descubrir sus secretos. Serenándose, comprobó que ya no quedaban cultistas, guardó una de sus armas y fue en esa dirección. Debía acercarse de todas formas.

Su pulso se elevó al sentir la energía de las ruinas, y por un breve instante estuvo tentado a vagar entre la niebla y escombros. Tuvo que recordarse que lo que él buscaba ahora, no lo encontraría ahí. Para alcanzar el balance debía aceptar su oscuridad, , pero también ver más allá de ella. Pronto lo necesitarían en otro sitio. Eso esperaba. Se forzó a pasar de largo el castillo a través la espesa neblina.

En su último día de entrenamiento, Anakin le dijo que el oráculo y el objeto que aguardaban en el pantano junto a esas ruinas lo llevarían a enfrentar su verdadero destino. Como siempre, los detalles no eran claros, él asumía que era una prueba a su paciencia. Solo después se verían de nuevo. Tras el ambiguo aviso, se preparó por meses para terminar con lo que su abuelo empezó: acabaría con el Emperador, y con el ciclo de sufrimiento y violencia en el que aprisionó a su familia. Y a toda la galaxia.

Star Wars: Una DivergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora