Underneath the moonlight [Emiliaco]

Trece.

Tal y como Emilio se lo dijo, al día siguiente Brianna se apareció en su clase de español con una flor blanca tras su espalda, una radiante sonrisa y su cabello perfectamente peinado en una trenza francés, para pedirle al castaño que fuera su cita para el baile de graduación. 

Joaquín le dijo que no; y no iba a mentir, Emilio realmente se sintió feliz de que su palmerita lo haya escogido por sobre todo, porque él haría lo mismo por su amigo.

Así que actualmente Joaquín se encontraba frente al espejo de cuerpo completo de su habitación, vistiendo un elegante traje negro con una camisa blanca. Y su cabello peinado muy ligeramente, ya que sus rizos seguían igual de rebeldes que siempre. Su madre lo había ayudado a elegir su traje la semana pasada y sinceramente se veía increíble en él. Echó un último vistazo y salió de su habitación.

Hace unos minutos había recibido un mensaje de Emilio en donde le decía que había llegado a su casa y estaba en la sala de estar listo para el baile. Realmente se podría decir que le emocionaba un poco ir al baile, aunque podría ser que sólo era el hecho de ir con Emilio.

Joaquín soltó un suspiro cuando vio que casi llegaba a las escaleras y es que conforme más se acercaba a la sala, más nervioso se ponía y no entendía el porqué. Sólo era Emilio; su mejor amigo desde que tenía memoria. No lograba entender su nerviosismo, simplemente no tenía sentido, pero aunque no tenia sentido no podía evitar sentirse de esa manera.

Cuando por fin llegó al inicio de las escaleras, decidió asomar su cabeza por el umbral,  para ver como se encontraban las cosas allá abajo, y lo primero que vio fue la espalda de Emilio. No sabía que estaba haciendo pero parecía que hablaba con Renata, soltó otro suspiro y salió por fin. Al momento de bajar el primer escalón vio como Renata le hizo una seña a Emilio para que volteara.

Joaquín bajó los escalones restantes con sumo cuidado, ya que anteriormente le había pasado que por estar distraído, casi se cae, y lo que menos necesitaba era que algo así de ridículo le pasara.

Mientras tanto Emilio... bueno Emilio estaba tratando de buscar su propia respiración ya que incluso su garganta parecía estar seca.

El rizado siempre había sido consciente de la belleza de su amigo pero en este mismo instante, tal parecía que esa belleza había aumentado a mil millones. De verdad que su mente no paraba de mencionar lo hermoso que Joaquín se veía con su cabello alborotado, sus ojos tan brillantes, y su piel blanca haciendo contraste con el traje negro. Necesitaba un trago de agua o un golpe en el brazo para salir del hechizo que era Joaquín Bondoni.

Pero para nuestro otro protagonista no fue tan diferente. Por un momento Joaquín también se quedó sin palabras cuando ya estando frente a él, pudo apreciar más como iba vestido. Emilio al igual que él, usaba un traje negro con la variación de que él también llevaba una pequeña corbata del mismo color del traje.

—Te ves...— el rizado carraspeó—, te ves muy bien— completó.

Joaco rió ligeramente. Había notado su nerviosismo.

—Gracias, Emi. Tu también te ves muy bien— dijo con una sonrisa. Emilio se la devolvió.

—¿Listo para bailar country en la pista de baile?

—Súper listo.

—Entonces, acompañeme, señorito Bondoni— le ofreció un brazo y Joaquín lo aceptó.

Subieron al auto y en unos minutos, Eli subió junto con Ren para partir hacia el salón donde sería el baile. En quince minutos ambos se encontraban atravesando el umbral del salón. El lugar se encontraba lleno de luces por todos lados y una masa de adolescentes se concentraba en la pista; canciones de género urbano era lo que sonaba principalmente en aquel salón y aunque Joaquín no sabía la letra, admitía que le gustaba el ritmo y se divertía de gran manera al ver a Emilio tarareando las canciones.