Apagó el televisor justo cuando los créditos comenzaron a mostrarse en la pantalla.
-Nunca me cansare de ver esta película- dijo un pequeño Joaquín con una gran sonrisa y ojos brillantes.
Emilio frunció el ceño y se volteó hacia él.
-Creo que la hemos visto más de 100 veces en el último mes, Joaco.
-Y aún así es tan linda como la primavera vez- dijo sonriente. Emilio le devolvió la sonrisa sin poder evitarlo.
-¿Cómo dormiste anoche?- preguntó el pequeño rizado mientras se tiraba sobre su estómago en la cama y sostenía su propia cabeza con sus manos.
-Bien- mintió sin mirarlo.
Emilio se le quedó observando; sabia a la perfección que le estaba mintiendo ya que sus manos comenzaron a jugar entre sí y su mirada estaba baja.
Con total seguridad lo tomó de la barbilla y lo miro a los ojos.
-No mientas- le dijo suavemente. Joaquín soltó un suspiro.
La verdad es que la noche anterior no pudo dormir en lo absoluto, las pesadillas volvían una y otra vez. Cada que sus ojos se cerraban, veía lluvia, sangre y muchas personas a su alrededor. Era espantoso.
-De acuerdo; no pude dormir bien anoche.
-Eso ya lo sé- respondió con obviedad. Joaquin rodó los ojos.
-Como sea... siempre que cerraba los ojos, los recuerdos regresaban una y otra vez. Fue... horrible.
-¿Por qué no me llamaste?- ahora se sentía mal. Si Joaquín le hubiese llamado como solía hacerlo desde hace semanas, él habría hecho algo, él haría todo por su bienestar.
-No quise molestar- se encogió de hombros.
-Joaco...- se incorporó sobre la cama quedando sentado en frente de él-, ya sabes que no es ninguna molestia. Eres mi mejor amigo y siempre haré lo posible para que estés bien- el castaño le sonrió y rápidamente lo abrazo, hundiendo su cabeza en el cuello del rizado.
-Gracias, Emi- susurró. Emilio le respondió con una sonrisa.
El resto de la tarde ambos chicos se la pasaron jugando video juegos, haciendo tareas y de ves en cuando asaltando la cocina del más alto.
El sol se fue escondiendo y cada vez más la luna se fue mostrando brillando en el oscuro cielo de la ciudad.
A las 9 p.m, la señora Gress llegó a la casa de los Marcos para recoger a su hijo; asi que con un pequeño saludo ambos se despidieron y salieron de la casa para irse a la de ellos.
Al llegar Joaquín dijo que no tenía hambre por lo que subió a su habitación de inmediato.
Eran las 2 de la mañana cuando el castaño despertó con la respiración agitada y su cabello al igual que su espalda empapada de sudor.
Otro mal sueño lo había asaltado pero este fue de los peores que ha tenido desde que todo sucedió.
Observó por su ventana como las estrellas brillaban pacíficamente y como la luna bailaba sobre la ciudad. Aún era de noche; rápidamente volvió a recostarse sobre su cama y fijo su vista en el techo de su habitación.
No iba a dormir, eso era seguro. Después de cada pesadilla su cuerpo quedaba demasiado tembloroso y su corazón muy acelerado. Odiaba tener pesadillas, más cuando estas ocurrían en días de escuela, ya que al siguiente día iba demasiado cansado y se quedaba dormido en clases.
Suspiró sonoramente y se giró para quedar de lado; cerró sus ojos por un momento y las imágenes de tormentas, escombros de autos y sangre derramada sobre el pavimento vinieron a su mente haciendo que los abriera de inmediato. No podía seguir con esto.
Con algo de indecisión y su mente jugando entre sí y no, tomó su teléfono y marcó el número de su amigo. Sabia que quizás estaba haciendo mal en llamarle a tan altas horas de la noche, pero después de todo él hace unas horas le había dicho que siempre podía llamarlo ¿no?
Al tercer timbrazo una voz soñolienta le contestó.
-Hola, Joaquín- contestó en un bostezo.
-¿Cómo supiste que era yo?- preguntó.
-Porque eres la única persona que me llamaría en la madrugada- se sintió un poco mal por eso-, también de que eres a la única persona que le contestaría a cualquier hora- eso lo hizo sonreír en grande.
-Lamento despertarte- dijo débilmente.
-No te preocupes, mi palmerita. Ya sabes que siempre podrás contar conmigo sin importar qué, incluso puedes contar conmigo si quieres ocultar un cadáver- río ante eso-. Y bien ¿Qué quieres que cante o te cuente esta noche?
Joaquín lo pensó por un momento. Realmente no sabía que era lo que quería, de todas formas la voz de Emilio siempre le daba demasiada calma; sin embargo a su mente llegó su película favorita.
-¿puedes cantar un mundo ideal?- preguntó con ilusión.
-Claro. De algo tuvo que servirme verla tantas veces- en esta ocasión ambos rieron- ponte cómodo y cierra tus lindos ojos- así lo hizo-. Yo te quiero enseñar... este mundo espléndido...
Lo siguiente que Joaquín supo fue que en su mente se reproducía una bella imagen, una imagen en donde Emilio y él vivían en un mundo ideal. En donde se tenían el uno al otro, en donde todo era sensacional. Con una sonrisa en su rostro, siguió en su sueño.
Al terminar la canción, Emilio se percató de que al otro lado de la línea había un gran silencio y una respiración pacífica, por lo que intuyo que su mejor amigo ya se encontraba soñando. Aún así, no colgó el teléfono tan rápido, sino que -tal y como lo ha hecho en estos días en que Joaquín se queda dormido- espero unos 20 minutos por si su amigo despertaba después y comprobando que seguía durmiendo, colgó el teléfono y durmió.
En esa noche dos mejores amigos soñaron con la misma imagen de ellos dos en su mundo ideal.
》》》》》》》
Una gran disculpa por tardar tanto en actualizar, pero es que he estado algo ocupada entre la escuela y demás cosas en mi vida. Espero poder actualizar más seguido.Aquí les traigo otro capitulo, y bueno si realmente les gusta como está yendo esto pueden ayudarme compartiendo y votando la historia. ✨
Gracias por tomarse el tiempo de leer. Los tqm🖤🌠
-Ame;
ESTÁS LEYENDO
Underneath the moonlight [Emiliaco]
RomanceJoaquín y Emilio son mejores amigos desde que tenían seis años; un día veinticinco de marzo Joaquín pierde a su padre en un accidente automovilístico, tras terrible acontecimiento, Joaquín comienza a tener pesadillas recurrentes sobre ese día tan tr...