Siete.

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Ambos menores pasaron alrededor de unos 30 minutos en su lugar especial, hasta que sus estómagos empezaron a pedir comida y tuvieron que irse.

Después de comer y estar un rato con la familia del mayor, la tarde había caído y una hermosa puesta de sol se podía observar sobre la playa; por lo que ambos- completamente maravillados por la vista-, decidieron ir por sus teléfonos y tomarse algunas fotos. La última fue de sus favoritas, ya que salía el menor montado sobre la espalda de su mejor amigo, ambos totalmente felices.

La noche había caído, y una gran luna adornaba el cielo. Eran cerca de las doce de la mañana y ambos niños se encontraban dormidos, gracias a que habían estado la mayor parte en el mar, habían caído demasiado cansados. Sin embargo un gran estruendo logró despertar al más pequeño de los dos. Emilio siempre se había destacado por ser de sueño pesado, su madre solía decirle que ni siquiera un sismo podría hacerlo despertar; sin embargo aunque Joaquín no era del sueño más leve si era capaz de despertar, más si la causa eran esos horribles estruendos que incluso lo perseguían en sus sueños.

Cuando un segundo trueno retumbó sobre las paredes de la habitación, la respiración de Joaquín comenzó a ser agitada y una leve capa de sudor se extendió por su frente y espalda.

Estaba sucediendo. Estaba pasando de nuevo.

Desde aquel terrible día, el menor había estado experimentando pesadillas y por ende había desarrollado un temor hacia las tormentas. Siempre que alguna tormenta se avecinaba se iba a dormir con su madre para sentirse protegido, excepto en dos ocasiones que su madre no estaba y entonces acudió a su hermana menor, Renata.

Pero ahora no estaba ni su madre o Renata. Sólo estaba Emilio. Su mejor amigo. La persona que cada noche le contestaba el teléfono para contarle cuentos o cantarle canciones, la persona que en todo este tiempo jamás lo había dejado solo y había estado con él desde el primer momento. Pero era por esa razón que no quería despertarlo, no quería decirle que aparte de tener pesadillas también le tenía miedo a las tormentas. Así que sólo se acurruco en su mismo lugar y cerro los ojos.

Sin embargo era imposible que Emilio no se despertara cuando escuchó unos sollozos. Rápidamente el rizado abrió los ojos y lo vio. Su Joaquín estaba abrazándose a sí mismo, temblando, y con los ojos fuertemente cerrados.

Sin pensarlo, rápidamente lo tomó en brazos y comenzó a acariciar su cabello.

Joaquín al sentir los brazos de su amigo cubriéndolo, sintió paz. Pero no era suficiente.

El mayor al ver que los temblores en el cuerpo de Joaquín seguían, decidió hacer otra cosa más; abrió sus piernas y posicionó al menor en el espacio en medio de ellas, dejando la espalda del castaño recargada sobre su pecho. Después llevo sus brazos alrededor de Joaquín, rodeandolo por completo, dejando su cabeza entre el hombro y cuello del más pequeño.

Empezó a susurrar palabras tranquilizadoras, pero entonces a su mente se le vino una canción que era de las favoritas de Joaquín y que él mismo le había dicho que le daba mucha paz.

- There I was again tonight forcing laughter, faking smiles- cantó Emilio sobre el cuello de su mejor amigo-, same old tired, lonely place... Walls of insincerity- siguió.

Después de algunos minutos sintió como los sollozos del más pequeño se fueron apagando al igual que los temblores de su cuerpo.

-I was enchanted to meet you- finalizó, pero no cambió de posición. Decidió dejar sus labios sobre su cuello.

Joaquín sentía la respiración de su mejor amigo erizandole la piel, pero no era incomodo. De hecho era muy relajante.

-Gracias- dijo en voz baja el pequeño castaño.

-No tienes que agradecer nada, sabes que siempre estaré para ti- y sin dudarlo, dejó un pequeño beso sobre el cuello del otro niño. Y eso lo tranquilizó aún más.

-Yo... le tengo mucho miedo a las tormentas, Emi- habló Joaquín después de unos minutos donde sólo el clima de afuera se podía escuchar-. Ya sabes, cuando sucedió el accidente estaba lloviendo demasiado y yo... sólo me da mucho miedo- Emilio apretó más el agarre en su amigo.

-Está bien tener miedo, Joaco. Pasaste por algo muy feo, pero quiero que sepas que sin importar qué, tu puedes venir a mi cuando sea. Eres de las personas más importantes en mi vida y siempre querré que estés bien- Joaquín giró un poco su rostro a un lado para poder ver a Emilio.

-Gracias de nuevo, por todo. Tu también eres de las personas más importantes para mi- Emilio solo sonrió y le dio un beso en la frente.

Ambos chicos se fueron a dormir cuando la lluvia ya no golpeaba tanto las ventanas y los truenos ya no eran tan ruidosos. Solo que esta vez durmieron más abrazados que nunca. Con Emilio sosteniéndolo de la cintura en forma de cucharita y su rostro enterrado en el cuello del más chico, Joaquín sintiendo la respiración de su mejor amigo y sintiéndose protegido como nunca antes se había sentido.

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Hola gente hermosa, yo estoy muy feliz porque TENEMOS TRES GLAAD, y uno es del fandom. Ese fue el motivo por el cual decidí actualizar jsjs. Realmente estoy muy feliz porque aristemo fue una historia que habló de muchos temas importantes y rompió estereotipos, me alegra saber que tanto el trabajo de Santi y Pablo en escribir tan bella historia como el trabajo de Emilio y Joaquin en darles vida a nuestros bellos Aristóteles Córcega y Cuahtemoc López está siendo reconocido. Recuerden que estas cuatro personitas son los que merecen este reconocimiento al igual que aristemo.

En fin, sigo estando muy feliz y espero que les haya gustado el capítulo. 🖤

Tw: ameforharry

-Ame;

Underneath the moonlight [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora